“Alerta roja” por el avance de la deforestación en el mundo
Edición Impresa | 23 de Mayo de 2025 | 03:19

Mientras el mundo desarrolla a través de la creación de organismo en defensa de los bosques y de la vida natural, o de la publicación de manuales científicos, de la emisión de videos ecológicos y de la realización de múltiples reuniones internacionales múltiples programas para analizar y resolver el tema, paradójicamente, en estos mismos años, los datos objetivos hablan de una constante aceleración de los procesos de deforestación en el planeta.
Es así que la destrucción de bosques tropicales fue récord en 2024, debido en gran medida a incendios generados por el cambio climático o intencionales, de los cuales dos tercios del total mundial se concentraron en Brasil y Bolivia, según indicó un estudio de Global Forest Watch publicado ayer en este diario.
En todo el planeta se perdieron el año pasado 67.000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales primarios -una superficie casi equivalente a la de Panamá-, y que representa un aumento del 80 por ciento con respecto a 2023, según el estudio hecho por Global Forest Watch junto con la Universidad de Maryland.
En Brasil las pérdidas fueron 2,8 millones de hectáreas (28.000 kilómetros cuadrados) y en Bolivia 1,5 millones de hectáreas (15.000 kilómetros cuadrados). “Este nivel de destrucción forestal no tiene precedentes en más de 20 años de registros”, afirmó una investigadora de Global Forest Watch, por lo que consideró “una alerta roja a nivel mundial”. Estas cifras de deforestación “equivalen a la pérdida de 18 canchas de fútbol por minuto”, señaló Goldman.
Los bosques tropicales, que albergan las mayores concentraciones de biodiversidad, son los entornos más amenazados del planeta y su rol es fundamental para absorber CO2, el principal responsable del alza de las temperaturas.
Brasil sufrió la destrucción de 2,8 millones de hectáreas de bosques tropicales el año pasado, dos tercios de los cuales se perdieron por fuegos que muchas veces tienen como objetivo despejar terrenos para plantar soja o para la ganadería.
Es verdad que existen denodados esfuerzos en defensa de la forestación, pero ese avance se ve amenazado por la expansión de la agricultura y, en otros casos, de iniciativas económicas de poderosas empresas o de los propios Estados, relacionadas a explotaciones mineras y otras.
Por contrapartida se encuentran en plena etapa de ejecución programas imaginativos, como el de Tailandia, que “bombardea” su propio territorio con semillas de árboles para combatir la deforestación, buscando una fórmula rápida y efectiva para replantar miles de hectáreas afectadas.
Se sabe, sin embargo, que resulta complejo “resembrar” bosques, ya que no todos los ecosistemas ni los árboles son iguales. Existen 60.000 especies distintas, cada una con sus características y necesidades diversas según lo advierten agrónomos.
Nuestro país viene sufriendo también la tala indiscriminada de árboles por parte del hombre, así como los incendios forestales que dejan miles de hectáreas verdes calcinadas, lo que se deriva en graves consecuencias medioambientales, económicas y sociales.
Existe, entonces, un desafío múltiple para el planeta y son las autoridades de cada país las que deben enfrentarlo, para evitar que la deforestación pueda convertirse en uno de los factores más negativas para la vida actual y de las futuras generaciones.
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