Bahía Blanca: investigan si el agua subterránea puede resolver la crisis hídrica

Un proyecto científico de la UNS busca una alternativa sustentable para abastecer de recurso vital a la ciudad y su zona de influencia.

Científicos de la Universidad Nacional del Sur llevan adelante una investigación para determinar si la explotación de acuíferos puede convertirse en una solución eficaz al histórico problema del suministro de agua potable en Bahía Blanca.

 

El trabajo es desarrollado por el Centro de Geología Aplicada, Agua y Medio Ambiente (CGAMA, CIC-UNS), y contempla la extracción de agua del subsuelo en un área de 2.200 kilómetros cuadrados que abarca sectores de los partidos de Bahía Blanca, Tornquist, Cabildo y Nueva Roma, incluyendo zonas periserranas y la llanura agrícola ganadera del sur bonaerense.

 

Con financiamiento del gobierno provincial, el proyecto apunta a cubrir tanto la demanda domiciliaria como el uso industrial, especialmente en el Polo Petroquímico. “En algunos casos, el agua subterránea está disponible a pocos metros de profundidad, y en otros puede hallarse hasta a 800 metros”, explicó René Albouy, decano del Departamento de Geología y director del estudio.

 

Según detalló el especialista, este tipo de extracción es más ágil y económica que otras opciones como la construcción de embalses o la desalinización. Una vez identificada la fuente, el proceso de conexión al sistema de distribución puede completarse en pocos meses.

 

Sin embargo, no toda el agua subterránea es apta para consumo inmediato. En zonas cercanas al mar o con alta salinidad natural, debe pasar por un tratamiento previo. Aun así, en áreas próximas al cordón serrano, el recurso puede ser utilizado directamente para consumo domiciliario si cumple con los parámetros de calidad.

 

“La ventaja frente al agua superficial es que no presenta problemas como floraciones algales o sedimentos. Si se extrae en condiciones adecuadas, puede usarse sin tratamiento”, afirmó Albouy.

 

Además del uso urbano e industrial, el proyecto contempla el abastecimiento para la producción de alimentos, una necesidad clave en regiones sin lagos ni ríos que sostengan la actividad agrícola. “Buscamos un aprovechamiento racional que garantice la disponibilidad a largo plazo”, concluyó el licenciado Juan Manuel Giorgi, integrante del equipo investigador.

Bahía Blanca

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