Antes del cónclave, el personal del Vaticano jura guardar secreto
Edición Impresa | 6 de Mayo de 2025 | 01:20

Empleados de limpieza y cocineros. Médicos y enfermeras. Incluso choferes y operadores de ascensores. Todo el personal de apoyo para los cardenales que elegirán al sucesor de Francisco desde mañana miércoles prestó juramento de secreto ayer antes del cónclave. ¿El castigo por romper el juramento? Excomunión automática.
La toma de juramento se llevó a cabo en la capilla Paulina del Vaticano para todos aquellos asignados al próximo cónclave. Incluyen clérigos en roles de apoyo, incluidos confesores que hablan varios idiomas. Los propios cardenales prestarán su juramento mañana en la capilla Sixtina, antes de emitir sus primeros votos.
Pero también hacen falta una serie de laicos para atender y alimentar a los cardenales. La duración de un cónclave no se puede predecir, y solo se sabrá cuando la fumata blanca salga de la chimenea de la capilla Sixtina para anunciar que hay un ganador.
Todas esas personas se aislarán para estar disponibles ante cualquier necesidad médica y mantener la majestuosa belleza apropiada para la elección del próximo líder de la Iglesia católica, que cuenta con 1.400 millones de fieles.
Los cardenales vivirán en residencias dentro de los terrenos del Vaticano, y pueden caminar aproximadamente un kilómetro hasta la capilla Sixtina o tomar un micro especial que solo opera dentro de los terrenos sellados del Vaticano, y para eso también se necesitan choferes.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo ayer que los cardenales serían “invitados” a dejar sus celulares en su residencia en el Vaticano y no llevarlos a la capilla Sixtina, pero que no serían confiscados. Bruni recordó que los cardenales prestan juramento de obedecer la normativa vaticana que rige el cónclave, la cual impide divulgar cualquier información sobre los procedimientos y prohíbe comunicarse con el mundo exterior hasta que la elección haya terminado.
El Vaticano también planea usar inhibidores de señal durante el cónclave para prevenir la vigilancia electrónica o la comunicación fuera del cónclave, y los gendarmes del Vaticano supervisarán las medidas de seguridad. Las disposiciones para la toma de juramento están establecidas en la ley vaticana. San Juan Pablo II reescribió las normas sobre las elecciones papales en un documento de 1996 que sigue en gran medida en vigor, aunque el papa Benedicto XVI lo enmendó dos veces antes de renunciar en 2013. Él endureció el juramento de secreto, dejando claro que cualquiera que revele lo que sucedió dentro del cónclave enfrenta la excomunión automática.
En las reglas de Juan Pablo, la excomunión siempre fue una posibilidad, pero Benedicto XVI revisó el juramento que toman los asistentes litúrgicos y secretarios para hacerlo explícito, diciendo que deben observar “secreto absoluto y perpetuo” y abstenerse explícitamente de usar cualquier dispositivo de grabación de audio o video.
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