La Charo: “La música propone un modo de vida, te da valores”

La música de La Charo siempre llevó su sangre: tataranieta del cacique guaraní Guayaré, es hija de Francisco Javier Pancho Bogarín, congresal formoseño desaparecido en dictadura, hecho traumático tras el cual viajó de Formosa a Resistencia con su madre, maestra de frontera. Todas esas experiencias de país, de raíz, recorren sus venas abiertas y empapan de rojo su música desde Tonolec, el momento en el que la estudiante de periodismo pasó a convertirse en artista musical.

Tonolec fueron sus inicios, pero desde 2018 inició una carrera solista, que cuenta con tres discos, que serán protagonistas el sábado, cuando La Charo presente en el teatro de 4 entre 51 y 53 sus “Canciones entramadas”, recorrido por su música, recorrido por los paisajes sonoros característicos del norte argentino y de América Latina, acompañada de su bombo legüero y pistas electrónicas.

“Canciones entramadas” “da cuenta de mi trayecto como La Charo, de mi repertorio solista que vengo difundiendo de 2017 a la fecha”, explica la artista, en diálogo con EL DIA. “A través de cantos en castellano y algunos en lenguas originarias, acompañada de con mi bombo legüero, cuatro venezolano y pistas electrónicas voy tejiendo con mi voz la sonoridad plasmada en mis tres discos editados (La Charo, Legado y Formoseña), como homenaje al folclore argentino, indoamericano y de raíz”.

La Charo llega en un contexto complicado para reivindicar la raíz en Argentina. También, para hacer arte desde la independencia. “No es fácil lo que nos está tocando”, acepta. “Se hace cuesta arriba para los artistas autogestivos e independientes presentarse en los escenarios, pero cuando lo logramos es un bálsamo no sólo para la gente que te va a escuchar sino para uno mismo. Es cierto que la música calma, sana y transforma. En tiempos de crisis creo que es la mejor medicina”.

“Cuando estoy plantada frente al público que decidió escucharme y me acompañan en la cruzada, se produce la conexión de almas y siento que los corazones se ablandan con cada canción”, sigue La Charo. “Siento eso en cada concierto: la magia del momento compartida, la comunión de almas”.

- Desde Tonolec tus proyectos han estado ligados a recuperar y difundir las raíces indígenas, ¿cómo y por qué aparece esta misión?

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- Con la música se despertó mi ADN nativo, me hice cargo de mi sangre indígena, de ser una mujer guaraní y lo puse de relieve en mis interpretaciones y composiciones. Esto fue a principios del siglo XXI, donde a nivel mundial hubo una oleada de música electrónica mixturada con distintos géneros musicales como el folclore, el tango, el pop, el rock, la música de tribu o tribal. Encontré una facilidad absoluta para cantar en lenguas originarias y moverme arriba de las pistas electrónicas amalgamando lo ancestral con lo moderno, lo enchufado con lo acústico de manera armoniosa. Ya llevo más de dos décadas explorando estas fusiones de universos con sus sonoridades. Canté el lengua qom, guaraní, quechua, mapudungun, tehuelche, ache guayaky, ¡mandarin! de manera autodidacta investigando cada lenguaje, yendo a las comunidades a aprender sus cantos, conociendo abuelas, y hasta haciendo películas donde debía aprender a cantar en la lenguas; y así me fui forjando. Me apasiona este universo y lo sigo explorando, no sólo a través de mi música. El año pasado hemos dado a luz a la Fonoteca de Arte Sonoro Indígena en el Instituto de la Música, un reservorio digital de música indígena de territorio argentino, que lo venimos trabajando desde hace más de 5 años, con referentes musicales de las distintas culturas, donde la gente puede acceder a la escucha de cientos de cantos en lenguas originarias. (fonotecainamu.musica.ar). Entiendo que no se puede amar lo que no se conoce y de ahí mi obsesión por hacer conocidos los cantos en lenguas originarias de nuestro territorio como un legado que debe estar firme y presente para las generaciones venideras.

- Decías que con la música se despertó tu ADN nativo, pero la música aparece tarde en tu vida. Hiciste danza, periodismo, ¿cómo aparece la música? ¿Cuándo asoma la canción?

- A mis 30 años aparece la música en mi vida como profesión, aunque nunca imaginé que llegaría tan lejos en esta disciplina artística. De repente encontraba facilidad en escribir canciones, en ejecutar el charango, el bombo leguero, el cuatro venezolano; en cantar y tocar al mismo tiempo los instrumentos en el escenario. Mi camino con Tonolec fue maravilloso en este sentido ya que mucha gente despertó a la fusión electro folclórica con nosotros y se sentían representados en ese resaltar de lo autóctono dentro de la música. Para mi también fue un despertar, aprendiendo más allá de nuevas formas musicales para nada vistas en los años 2.000, como la música de nuestros pueblos originarios; aprendiendo una forma de vida: hablar con los silencios, apreciar la quietud, tener una mirada más reposada y no opinar de todo porque sí, respetar a los mayores, no correr en la vida sino disfrutarla. En definitiva contrarrestar el modo de los tiempos que corren, que son exitistas y vacuos, lo cual da como resultado generaciones más frágiles, desbordadas a falta de contención o de hondura intelectual, con vivencias signadas por lo inmediato y descartable. Mucha gente no es consciente de que la música que escucha también propone un modo de vida y te da valores.

- ¿Qué pasa si seguimos olvidando o descartando esa raíz de nuestra cultura?

- Perdemos identidad y nuestros rasgos de desdibujan ya que no reflejamos lo que caracteriza a nuestra pequeña aldea, somos fagocitados, devorados por otras culturas que se imponen con sus valores y su mirada de mundo y terminamos sin poder mostrar nada característico de nuestra gente, de nuestro lugar en el mundo. Da igual si somos argentinos o de cualquier otro lugar del mundo. Terminamos sin un rasgo propio. Creo que cuando destacamos lo que hace singular a cada territorio, nos volvemos más potentes y más atractivos para el de afuera. Quienes estamos dentro de alguna disciplina artística hurgamos en las raíces, en nuestro folclore y le damos una nueva lectura tratando de no perder la esencia de la fuente donde abrevamos. Habemos generaciones más propensas a sentir orgullo por nuestro folclore, incorporando en nuestra obra rasgos identitarios del lugar al que pertenecemos: También hay generaciones que, más afectadas por una mirada globalizada, tienden a impregnar sus obras de patrones estandarizados y a homogeneizar su estética con la de otros lugares del mundo. Cuando a pesar de la globalización y la estandarización estética logramos condimentar nuestra vida y nuestro arte con algo local, que pertenece a nuestro territorio, entonces potenciamos, enriquecemos y fortalecemos nuestra mirada y nos paramos de otra manera en el mundo. Hay muchos artistas argentinos que lo hacen y eso siempre muestra una luz entre tanto panorama aculturado.

“Se hace cuesta arriba presentarse en los escenarios, pero cuando lo logramos es un bálsamo”

- Tu último disco fue “Formoseña”, lanzado en 2022; pero has venido haciendo singles, colaboraciones... ¿Qué hay en el horizonte? ¿Seguís creyendo en el disco?

- Creo en el disco sí como obra conceptual. Es más fácil pensar en una nueva propuesta sonora o estética desde un puñado de canciones que desde una canción en solitario. En estos momentos estamos trabajando con el músico y productor fueguino marplatense Juan Sardi y con el productor de mi disco Legado, Juan Blas Caballero, en un nuevo álbum cuyo eje conductor son las lenguas originarias. Ese es el horizonte a donde estoy apuntando de momento y a lo que estoy dedicándole tiempo y corazón, al margen de mis conciertos y giras. En cuanto a las colaboraciones siempre son hermosas, divertidas y gratificantes porque me mezclan con artistas musicales que quiero y admiro de manera que es un formato que siempre estará presente. Pero soy consciente de que es un disco el que traza el camino de un artista musical y puede ir dejando huella.