Crimen y misterio en La Plata: analizan la escena de la violenta muerte del funcionario de Exactas
Edición Impresa | 18 de Junio de 2025 | 08:49

Asesinado a golpes en medio de un charco de sangre, totalmente desnudo, atado de pies y manos y con un trapo en la boca. Así encontraron a Pedro Pablo Mieres (30), un estudiante de la carrera de Biotecnología de la UNLP y secretario de Asuntos Estudiantiles de la facultad de Ciencias Exactas. Fue en una vivienda de la calle 115 entre 46 y 47, en horas del mediodía de ayer.
La horrorosa información la aportó un compañero de trabajo, que llegó a la finca y descubrió que la puerta de entrada estaba cerrada, pero sin traba.
Se especula que, como Mieres no respondía a sus llamados, probó si podía entrar y se sorprendió al darse cuenta que el acceso estaba liberado.
Lo que percibió instantes después lo llenó de horror y desesperación, aunque la magnitud de la escena ya daba claras señales de una tragedia.
Enseguida el lugar se llenó de policías y autoridades de la fiscalía penal en turno de La Plata, con el doctor Gonzalo Petit Bosnic al frente.
La primera medida, con las precauciones del caso, fue recorrer la propiedad para obtener las primeras muestras de lo ocurrido. A las claras, se notaba de que Mieres había sido blanco de un salvaje ataque.
Como dato inicial, los investigadores observaron que le habían pegado con un elemento contundente en la cabeza, lo que le provocó una herida visible y, tal vez, ese trauma haya sido la causa del deceso.
Si bien falta la confirmación de la autopsia, la agresión fue de tal magnitud, que no le dio oportunidad alguna de sobrevida.
En el lugar apareció el llamado “mono”, una frazada o manta anudada con distintos elementos de valor en su interior, pero que extrañamente quedó en el domicilio.
Una explicación posible es que el autor del hecho no quiso llamar la atención en el vecindario y pudo haber huido con otros elementos fácilmente transportables como dinero en efectivo, relojes, alhajas o cualquier objeto de menor porte.
La razón de que la casa de Mieres no estuviera cerrada con llave y que él careciera de ropas, pasan a ser indicios que alimentan otras hipótesis. Una de ellas referida a cuestiones personales.
Fuentes judiciales informaron que la víctima “no estaba casada, no tenía hijos ni una relación estable”.
Los mismos informantes pusieron de resalto el nivel de crueldad empleado en la conducta homicida, lo que podría estar dando la pauta de una situación no emparentada con un caso típico de desapoderamiento. Pudo existir algo más. Y en ese contexto, montada una apariencia de despojo para despistar cualquier pesquisa.
Demás está decir que el análisis de su teléfono celular y de las cámaras de seguridad, están entre las diligencias encomendadas al personal del Gabinete Homicidios de la DDI local. También la búsqueda de posibles testigos.
Mieres era un apasionado por la música, el canto coral y los instrumentos musicales. “Compartía su sensibilidad artística con quienes lo rodeaban, enriqueciendo con su calidez cada espacio que habitaba”, indicaron desde las redes sociales, donde se multiplicaron los mensajes de dolor y de reclamo de justicia (ver aparte).
Se especula que la muerte ocurrió unas 10 horas antes de que fuera hallado sin vida, en plena madrugada.
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