Se acabó el “match”: platenses hartos pronostican un declive de las apps de citas

Más personas cansadas del mundo virtual vuelven a las formas tradicionales para conocerse. Y, de la mano, las plataformas empiezan a sentir el impacto

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Tras una década liderando el “mercado” amoroso, las apps de cita comenzaron su declive. No es novedad el año pasado Tinder, la compañía líder del rubro, ya había advertido una caída en el número de usuarios y proyectaba que esta tendencia se mantendría al menos hasta el 2026.

¿Pero qué pasó? La gente se hartó, al menos eso arrojó uno de los tantos relevamientos que circulan sobre el tema: 8 de cada 10 usuarios de apps de citas está “harto”. Y esto se percibe en la Ciudad.

El hartazgo es físico y emocional. “Uno se expone a un sinfín de cosas, aunque tiene el plus de ser algo virtual y que no tenés que poner la cara lleva un desgaste estar durante meses ahí expuesto casi como en ‘vidriera’”, opinó Juana, una platense de 29 años.

“Yo tengo mis momentos, a veces estoy más activa a veces menos. Pero si es cierto que es agotador, tenés que estar dispuesta a hablar con desconocidos, con todo lo que eso implica”, añadió.

Esto no es una sensación solo de los usuarios, es una realidad que se constata en números, durante el 2024 “las descargas anuales de Tinder bajaron más de un tercio en comparación con 2014, y gran parte de la Generación Z dice frustrarse cada vez que utiliza estas aplicaciones”, indicaron desde la consultora Trendsity.

Las autoridades de Tinder se hicieron eco de esto y este año aplicaron una serie de modificaciones con las que buscan atraer a la Generación Z (aquellos nacidos después de 1997) que descartaron por completo estos cupidos digitales que tanto atrajeron a sus mayores en la última década.

La exigencia de utilizar fotografías faciales en los perfiles, la posibilidad de hacer emparejamientos en citas dobles y las recomendaciones personalizadas impulsadas por inteligencia artificial, fueron las medidas adoptadas pero aún no convencen del todo a los usuarios.

“En el último tiempo se transformó casi en la única forma de conocer gente y eso es lo que a mi me cansó. Son encuentros forzados, se pierde la espontaneidad de encontrar a alguien en el plano ‘real’ por decirlo de alguna manera”, opinó por su parte Daniela (32) vecina de Berisso que hace cuatro años entra y sale de las apps de citas constantemente.

“No reniego por completo, conocí gente piola, hay de todo como en la vida. Pero si es agotador. Me conecto unos meses tal vez conozco a alguien salimos un par de veces y dejo la app de lado, pero si no funciona al tiempo vuelvo a caer ahí ya que se disminuyeron mucho los lugares físicos de encuentro”, completó la mujer.

La vuelta de un clásico

“Lo viejo funciona, Juan”, la frase que se popularizó a partir del boom de El Eternauta aplica para este caso también. Es que hartos de los escenarios virtuales, muchos recurren a los clásicos conocidos bares de solos y solas.

Con otro nombre, con el que se busca quitarle todo el estigma del solos y solas, hay un evento que ganó popularidad en el último tiempo en redes sociales y que ya llegó a la Ciudad. Lo positivo: se promociona como un evento para conocer gente, pueden surgir amistades sin las presiones de ir sí o sí en búsqueda de pareja.

Consultadas por si se animarían a presentarse en uno de estos encuentros las entrevistadas presentaron sus reticencias.

“Yo no se si me animaría a ir. Siento que estás muy expuesta prefiero algo más natural que se vaya dando”, consideró Juana e hizo una salvedad: “Si bien en las apps también estás expuesta es distinto, tenes la ventaja que te da estar atrás de un celular”.

“A mi sí me copa la idea”, se diferenció Daniela. “Iría con alguna amiga, es salir conocer gente. No necesariamente es para ir en plan de encontrar pareja. Es para conocer gente algo que está difícil en cualquier aspecto no solo el sentimental. Por ejemplo, tengo una conocida que se anotó en un taller de cerámica para abrir su círculo de amistades, no sé me parece copado. Lo tendría en cuenta”.

 

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