Puso la casa en venta y le sacaron hasta los cables

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La tranquilidad de una tarde común se transformó en desconcierto e impotencia para una familia cuya casa, en venta desde hace unos meses, terminó desvalijada. Según trascendió, eran las 18:20 cuando vecinos, sorprendidos, compartieron en un grupo de WhatsApp del cual forma parte la víctima, imágenes impactantes: unas imágenes mostraban a un hombre sacando una cocina y varios objetos del interior de la casa. Otras lo mostraban llevándose los objetos de valor al hombro. La escena, tan insólita como alarmante, se desarrolló a plena luz del día, ante la mirada atónita de quienes viven en 517 entre 2 bis y 3.

El dueño del inmueble, que ya no reside allí, recibió el mensaje en su celular y, con una mezcla de sorpresa y urgencia, dio aviso inmediato al 911. Pocos minutos después arribó al lugar un patrullero, según un reporte que hizo un vecino. Pero cuando el damnificado finalmente arribó, la escena que encontró lo dejó helado: no había ni policías ni ladrón y además su casa estaba abierta de par en par.

Al ingresar a la casa, lo que vio fue desolador. Ya no estaba su cocina, ni el bajo mesada, ni las herramientas que había dejado guardadas. También habían arrancado la grifería del baño, se habían llevado cables eléctricos y los postigos de la puerta balcón estaban forzados, listos para ser cargados. El saqueo había sido meticuloso, rápido y preciso. La casa, ahora convertida en un cascarón, hablaba por sí sola del tiempo que tuvo el ladrón para actuar sin interrupciones.

La bronca y el desconcierto se mezclan entre los vecinos, que no comprenden cómo, con una denuncia activa, el ladrón logró completar su faena y desaparecer sin dejar rastros. Para quienes residen en la zona, la impunidad con la que actuó el delincuente deja al descubierto una preocupante fragilidad en la respuesta ante el delito. “La policía llegó tarde y se fue rápido”, sintetizó un frentista.

 

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