Orugas salteadas, una “exquisitez” vietnamita

Las orugas no son la comida más apetitosa para los humanos, pero para la gente de las Tierras Altas Centrales de Vietnam, son el ingrediente principal de un plato regional salteado. Cada año, en marzo y abril, los árboles de casia en las tierras altas centrales de Vietnam son invadidos por un ejército de orugas amarillentas que disfrutan alimentándose de sus hojas. Una vez desarrolladas, las larvas abandonan las copas de los árboles y se deslizan por las hojas para formar capullos, antes de transformarse en mariposas y emprender el vuelo. Pero antes de que ocurra esta transformación final, los recolectores de orugas de casia recogen las orugas y las pupas una a una para usarlas en un sencillo plato salteado que puede resultar un poco difícil de digerir. Una vez recolectadas, las larvas se mantienen vivas de 4 a 6 horas para que purguen naturalmente su tracto digestivo. Luego se enjuagan bien, se blanquean en agua hirviendo, se sazonan con sal y pimienta y se cocinan. Aunque algunos las prefieren a la parrilla o fritas en sartén con grasa animal, la forma más popular de cocinarlas es salteándolas. Una vez limpias, las larvas y pupas se echan en una sartén caliente con manteca, se saltean con ajo y cebolla picados y se sazonan al gusto. Cuando están casi listas, se les añaden hojas de lima finamente picadas para realzar el sabor. El plato final tiene un exterior dorado y crujiente y un sabor delicioso. La textura es crujiente por fuera y cremosa por dentro, similar a la de las pupas de gusanos de seda, pero más sabrosa y menos grasosa. Debido a la corta temporada anual, las orugas y pupas de casia se venden a precios decentes, alrededor de 200.000 a 250.000 VND (moneda Dong vietnamita) por kilo (8 a 10 dólares) en las Tierras Altas Centrales de Vietnam, e incluso más en otras provincias, 350.000 a 400.000 VND por kil (14 a 16 dólares), rivalizando con los precios de los mariscos. Aunque sabroso, con un rico sabor a nuez y una textura crujiente, se sabe que este plato poco convencional causa picazón similar a la de una alergia en algunas personas.