Cadena de oración: qué hubo detrás de ese pedido viral

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El mundo del espectáculo argentino se vio sacudido el año pasado por un mensaje breve pero impactante: “Pidamos una cadena de oración por la Niña Loly”. La frase, lanzada por redes sociales y replicada en portales de noticias y programas de chimentos, despertó un torbellino de incertidumbre. ¿Qué le pasaba a Mariana Antoniale, conocida popularmente como “la Niña Loly”? ¿Qué enfermedad padecía? ¿Estaba internada? ¿Qué tenía que ver Jorge Rial en todo esto?

La exmodelo y vedette cordobesa, que había saltado a la fama por sus participaciones en revistas y por su romance con el entonces conductor de “Intrusos”, Jorge Rial, había desaparecido del foco mediático de forma repentina. En ese momento, su silencio coincidía con el final escandaloso de su relación con el periodista, lo que alimentó todo tipo de teorías.

El pedido de oración no vino acompañado de explicaciones médicas ni comunicados oficiales. No hubo parte médico ni una voz cercana que aclarara si Loly estaba atravesando una enfermedad física, emocional o simplemente un momento espiritual delicado. Esa falta de información, en el ecosistema del espectáculo argentino, fue combustible para versiones de todo tipo.

Algunos medios hablaron de una “profunda depresión” luego del abrupto final de su noviazgo con Rial, que además incluyó versiones de traiciones, celos, y la intromisión de terceros. Otros aseguraban que Antoniale había viajado a Córdoba para internarse voluntariamente en una clínica de reposo. Algunos incluso se animaron a deslizar la posibilidad de un embarazo complicado o de un problema de salud grave. Nada fue confirmado.

 

La desaparición de Antoniale se atribuyó a una “profunda depresión”

 

El nombre de Jorge Rial fue inevitablemente vinculado a la situación. El conductor, que por entonces vivía un renacer mediático mientras reconstruía su imagen tras varias polémicas, eligió el hermetismo. No desmintió ni confirmó nada, y se limitó a decir que le deseaba lo mejor a su expareja. Para los observadores del mundo del espectáculo, ese silencio fue más elocuente que cualquier declaración.

La falta de contacto entre ambos, luego de una relación intensa y mediática, sumaba dramatismo. La ruptura había sido reciente y, según se decía, dolorosa para ella. ¿Era la cadena de oración una señal de una crisis emocional? ¿Un pedido genuino de ayuda? ¿O una estrategia de alguien para llamar la atención sin revelar detalles?

Después de aquel episodio, la Niña Loly fue desapareciendo poco a poco de la televisión. Se refugió en Córdoba, luego pasó temporadas en Miami y, aunque mantiene presencia en redes sociales, su perfil ya no es el de antes. Dejó atrás las escandalosas tapas de revista y las notas polémicas. Se reinventó en un bajo perfil casi espiritual.

Con el tiempo, aquella cadena de oración quedó como una de esas postales difusas de la farándula local. Un episodio envuelto en misterio, atravesado por las emociones, los silencios y las elipsis. Nadie —ni ella, ni sus allegados, ni Rial— terminó de explicar qué pasó realmente.

Tal vez, como suele ocurrir con ciertas figuras del espectáculo, la respuesta nunca llegue. Tal vez el pedido fue simplemente eso: una súplica íntima, transformada por el ruido mediático en un fenómeno colectivo.

 

 

Niña Loly
Loly Antoniale

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