La posible rebelión de los intendentes bonaerenses

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Germán López

El más importante test electoral de la Argentina serán como siempre los comicios de la Provincia de Buenos Aires. En esta oportunidad el desdoblamiento ha abierto las puertas a un aumento de la participación de los dirigentes que tienen la mayor relación directa con la ciudadanía. La incipiente rebelión de los intendentes en las principales fuerzas es un hecho sin precedentes y que puede generar cambios en los partidos que rompan con la indiferencia de la ciudadanía.

En un año electoral decisivo, los gobernadores también exigen que el poder central los escuche.

Finanzas al límite

Con sus finanzas al límite y a falta de respuestas, vieron la oportunidad de unir fuerza para reclamar más fondos (quieren automatizar los ATN y coparticipar el impuesto a los combustibles). La intransigencia del Gobierno consiguió lo que hasta hace poco parecía imposible: juntarlos en un mismo reclamo que habilitaría una sesión especial de Diputados esta semana para debatir esas exigencias provinciales.

El reloj corre

Mientras tanto, el reloj corre. Este miércoles cierra el plazo para presentar alianzas en la provincia de Buenos Aires y al día de hoy son más las dudas que las certezas lo que reina en casi todos los campamentos políticos.

Uno de los más afectados es el PRO, donde en medio de las tratativas con los libertarios emerge el conflicto asordinado (o no tanto) entre los Macri, Mauricio y Jorge.

En concreto, el Jefe de Gobierno porteño le recrimina a su primo una actitud demasiado concesiva en la negociación de la alianza con los libertarios. Desde su sector directamente hablan de “sumisión”. Un término áspero con el que describen la pasividad con que los negociadores amarillos (Cristian Ritondo y Diego Santilli) resignan los colores, la marca y también ceden en la confección de las listas. Por lo que se sabe, allí los libertarios impusieron una relación de 75 a 25 a su favor.

Conversaciones

La bronca es tal que, según las versiones, Jorge Macri estaría en conversaciones con intendentes del radicalismo y un sector del peronismo disidente liderado por Julio Zamora (intendente de Tigre), con el propósito de fortalecer una tercera vía en la provincia.

Hasta ahora los resultados no le han dado mal al Gobierno. Sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires y en algunas provincias (Jujuy, Salta, Chaco, Santa Fe), le permiten hacer un balance positivo. Adicionalmente, las encuestas le dan al presidente Milei motivos para el optimismo. Una de ellas, la de Mercados & Estrategia, para el comicio de septiembre en provincia de Buenos Aires, midió casi 32% de intención de voto para LLA, por encima de todos sus competidores y con una particularidad, que es que alcanza esa marca sin la concurrencia del PRO.

Pone condiciones

Montado sobre esa ola de triunfalismo el oficialismo va hacia adelante y pone condiciones, muchas veces inaceptables para sus potenciales aliados. Tómalo o déjalo parece ser su lema. Así, quedan en el camino proyectos de alianzas como la que en Corrientes ensayaron con el gobernador Gustavo Valdez. Nada nuevo. Ese parece el temperamento adoptado por la derecha en Europa y en Estados Unidos, con Donald Trump, para desestabilizar las propuestas moderadas.

Una luz de alerta

En este escenario se enciende, sin embargo, una luz de alerta para los libertarios, que es la apatía (o el descontento) de los votantes: en las 9 citas electorales de este año en promedio solo el 58% se presentó a votar.

“El ausentismo responde a un fenómeno de fatiga democrática que recorre el mundo y la región, pero que aquí tiene condimentos locales”, dijo el consultor político Carlos Fara.

Entre esos condimentos Fara menciona una mayor desafección con la política, en un país que siempre tuvo una buena cultura de asistencia electoral; un mayor nivel de desencanto con Milei; un elevado desconocimiento de lo que se vota y un punto de saturación por la reiteración de elecciones.

El consultor predice una menor concurrencia a votar en Provincia y una fuerte nacionalización del comicio. Y apunta un dato significativo. Hay un sector importante de los apoyos de Milei, los ex votantes de Juntos por el Cambio, que empiezan a cuestionarlo.

“Creciente decepción”

“Nuestras mediciones perciben un nivel creciente de decepción con Milei por su estilo demasiado confrontativo. Sobre todo en el segmento de los que alguna vez votaron a JxC y que empiezan a decir ‘no me representa’. Ese sector evalúa mandarle un mensaje al gobierno a través de una tercera opción, dando por supuesto que LLA gana y por lo tanto pierde el kirchnerismo”, sintetizó Fara.

 

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