La Ciudad tendrá que adaptarse a fenómenos climáticos intensos

Las fuertes tormentas como las que han azotado a nuestra Ciudad en tres ocasiones en las últimas dos semanas, con fuertes vientos y caída de granizo, serán cada vez más frecuentes y difíciles de predecir con exactitud como consecuencia del calentamiento global que está experimentando el planeta. Esa es la conclusión que se desprende de la opinión de distintos especialistas consultados, para quienes debe comenzar una etapa de “adaptación” a estos nuevos fenómenos climáticos.

“El planeta está experimentando un cambio climático que se refleja en un aumento gradual y lento de las temperaturas y que ha generado un impacto muy fuerte en diversos aspectos del clima. Eso es lo que lleva a que tengamos fenómenos climáticos cada vez más intensos, como sequías más pronunciadas o tormentas más fuertes. Estamos cada vez más cerca de los extremos”, explicó Matilde Rusticucci, investigadora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Universidad de Buenos Aires y que integra, además, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la organización internacional que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007.

“No quiere decir que en determinados lugares, como en nuestra región, esté lloviendo más. Lo que está ocurriendo es que llueve lo mismo que antes pero en mucho menos tiempo, con mayor intensidad. Eso es lo que genera los problemas que vemos con el anegamiento de las calles o por la mayor violencia de las tormentas”, detalló Rusticucci.

TIEMPO IRRITABLE

A la hora de buscar explicaciones a la presencia de tormentas cada vez más intensas, los especialistas le apuntan a la mayor irritabilidad que presenta la atmósfera por las mayores diferencias de temperatura y el aumento de la energía que representa el incremento de la temperatura global.

“Todos los que han estudiado el fenómeno sostienen que una de las manifestaciones del cambio climático es una mayor irritabilidad atmosférica, que se da como consecuencia de que la actividad está menos moderada. Hay olas de calor muy fuertes, como las que estamos viviendo este verano, y cuando se encuentran con frentes fríos muy marcados generan un mayor contraste térmico y tormentas que son más violentas”, explicó Tristán Simanauskas, doctor en Ciencias Naturales del Museo de La Plata y autor del libro “Calentamiento global, un cambio climático anunciado”.

Ese mismo fenómeno es el que genera la aparición de fuertes vientos y una mayor probabilidad de que caiga granizo. “Al haber tormentas más grandes y muchos días de calor se generan corrientes de aire verticales que van cargando a las nubes de hielo. Por eso no es raro que granice después de muchos días consecutivos de calor intenso”, agregó Simanauskas.

DIFICILES DE PREDECIR

Pero las tormentas no han variado sólo en su intensidad. También se han vuelto mucho más concentradas en cuanto a su alcance geográfico, lo que genera que sea diferente su intensidad en diferentes barrios, tal como se ha visto en nuestra Ciudad durante los últimos temporales. Así es que mientras en algunas zonas se produjo la caída de granizo y la rotura de árboles, en otras sólo hubo caída de agua.

Esa característica hace que también sea más difícil pronosticar con exactitud los lugares en los que se concentrará la tormenta. “Cuando se dan este tipo de tormentas, muy focalizadas, es difícil saber dónde van a centrarse. En otros lugares del mundo están empezando a invertir en radares que monitorean el avance de las nubes minuto a minuto, pero acá todavía estamos lejos de eso”, explicó Rusticucci.

ADAPTARSE

Ante la presencia de estos cambios en el tiempo, los expertos recomiendan comenzar a tenerlos en cuenta para anticiparse a los posibles riesgos que pueden tener en la población, ya que se considera al cambio climático como una tendencia que por el momento es imposible de revertir.

“Durante mucho tiempo se trabajó alrededor de las emergencias que surgían cuando se producían las tormentas. Ahora se está empezando a cambiar el paradigma y se está hablando de cómo prevenir los problemas que puedan surgir”, destacó Lucas Di Pietro, coordinador del Area de Adaptación de la Dirección de Cambio Climático, dependiente de la Secretaría de Ambiente de la Nación.

Según explicó Di Pietro, las modificaciones en el clima ya comenzaron a ser tenidas en cuenta en los proyectos de infraestructura. Así, por ejemplo, las nuevas obras que se proyecten podrían incorporar en su planeamiento la posibilidad de tener que enfrentarse a mayores inclemencias del tiempo, como desbordes de ríos y arroyos, anegamientos o fuertes vientos.

CONCENTRACION

Las tormentas no sólo cambiaron en su intensidad, también son más concentradas en relación a su alcance geográfico, lo que genera que resulte diferente el impacto en distintos barrios, tal como ocurrió en la Ciudad en los últimos tres temporales.