El adiós fue a pura emoción

La previa tuvo sus emociones, el partido dejó imágenes imborrables, pero ni bien el árbitro anunció el final, una serie de hechos se sucedieron, y junto a los anteriores le dieron forma a una jornada que para los hinchas de Estudiantes será parte de la historia grande.

La despedida de Juan Sebastián Verón movilizó ayer a toda la familia Pincha, que hizo del Estadio Ciudad de La Plata el epicentro de un homenaje del que no se registran antecedentes. Los miles que colmaron las tribunas fueron testigos directos, pero atención porque hubo hinchas que desde todo el mundo siguieron los pormenores de la fiesta.

La Brujita, que escuchó una ovación tras otra, empezó a tambalear, en lo emocional, cuando con el final del juego a la vista dejó la cancha. El "11" abrazó a Leandro Desábato y caminó lento para permitir el ingreso de Joaquín Correa. Y continuó en dirección al banco de los suplentes, tras recibir una palmada de todos quienes se encontraban en esa zona.

Los micrófonos fueron todos a buscar el testimonio de quien dentro de una semana, porque tiene previsto viajar a Santa Fe para jugar contra Unión, será un ex jugador. Conmovido todavía por el saludo de la gente, el volante contó que mientras dejaba el terreno, por su cabeza, pasaron recuerdos "de mis viejos, abuelos, tíos... De mi señora, mis hijos... De toda mi familia", y consideró que "es bueno emocionarse por estas cosas".

El partido continuó jugándose, aunque perdiendo el interés central. Y ni bien el árbitro certificó el 1 a 0, todas las miradas definitivamente se instalaron en Juan Sebastián Verón, que recibió a sus hijos para esperar una sorpresa más de las tantas preparadas para la ocasión: una bruja que montada en una escoba descendió desde lo alto e hizo delirar a las tribunas.

Todos quienes de alguna forma compartieron el fantástico viaje que el segundo de la dinastía Verón realizó por el mundo del fútbol, estuvieron ayer junto a él dentro del campo de juego. La familia, sus compañeros, varios ex y quienes junto a su padre, la Bruja grande, instalaron a Estudiantes en lo más alto de la consideración mundial. De los "próceres", uno que faltó fue Carlos Salvador Bilardo, pero por culpa de un muy fuerte estado gripal.

Sonrisas, saludos, abrazos, plaquetas y declaraciones que trataron de mostrar la admiración que todos tienen por un hombre que nació en el club, tomó vuelo hasta consagrarse en el fútbol más importante del mundo y regresó "con hilo en el carretel" para ganar lo que terminó ganando.

Mientras todo esto se desarrollaba dentro de la cancha, los ocupantes de las tribunas no pararon de alentar al jugador que nunca hubieran querido despedir. A ese que hace unos meses convencieron para que postergara el retiro. Y que a modo de cierre comenzó a recorrer, acompañado de sus afectos, el campo en una especie de vuelta olímpica.

Cubierto con una bandera rojiblanca, la Brujita escuchó a cada paso el saludo de los hinchas que lo hicieron ídolo. Lo "ablandaron" tanto que al final aceptó hablarle a la multitud a través de un micrófono. Y con un mensaje en el que trató de explicar las virtudes que hicieron grande a Estudiantes, hizo emocionar a todos y a cada uno. Tanto que él mismo, quien había prometido "no moquear", terminó quebrado. Con un nudo en la garganta y secándole las lágrimas que comenzaron a brotarle de los ojos.