Falta de juego y contundencia

MENDOZA (Enviados especiales).- No funcionó Estudiantes como todos esperaban. El equipo de Cagna venía en levantada y, el enfrentar a un rival que reunía la misma cantidad de puntos, y hacerlo en calidad de visitante en donde las cosas le funcionaron generalmente bien a los albirrojos, daba la sensación que podía ser el partido para el despegue definitivo.

Pero el conjunto albirrojo pedaleó en falso. No hizo nada de lo que venía haciendo,y falló en cuestiones claves como en la generación de juego y la definición.

Se esperaba más de Román Martínez. También de Gastón Fernández. Pero los dos estuvieron desaparecidos. Peleados con la pelota. Intermitentes y sin esa inventiva de la que se nutre el equipo para hacer la diferencia en el juego y también en el resultado.

Así y todo, por esa cosas del fútbol, y porque el rival también tuvo problemas -no olvidar que el partido en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza fue de vuelo muy bajo y técnicamente muy pobre- las pocas chances que dispuso para anotar, las dilapidó increíblemente.

No hay que olvidar que el primer tiro al arco lo hizo recién a los 26’ del primer tiempo, y resultó un remate largo de la Gata que se fue cerca del palo izquierdo de ese buen arquero que es Nelson Ibáñez, cosa que corroboró en la tarde de ayer.

Pero lo que más se lamentó Estudiantes fueron esos dos mano a mano que Guido Carrillo tuvo precisamente con el capitán del Tomba. Uno en cada etapa. Y en los dos ganó Ibáñez.

En el primero, el ángulo de disparo del delantero no era el mejor, y por eso el arquero le tapó el envío y después atrapó la pelota que se había ía elevado y cayó justo donde estaba.

Pero el segundo fue increíble. Es que el magdalenense hizo una larga corrida por el medio. Tan larga que permitió presumir que iba a terminar en gol, que no podía caber otra posibilidad. Carrillo iba por la revancha y, porqué no, con la chance de darle la victoria a su equipo.

Pero otra vez no pudo hacer. Buscó con gambeta hacia la izquierda superar el control

del golero parta luego tocar a la red, pero Ibáñez fue abajo, le adivinó la intención y se quedó con el balón, ante la algarabía de la gente local y la desazón de la hinchada pincharrata que ya se relamía con el grito de gol.

Estudiantes tuvo una buena oportunidad para seguir subiendo. Se encontró con un rival que tampoco tuvo muchas luces, que también le llegó muy poco pero que, a diferencia de los albirrojos, supo aprovechar una de ellas para quedarse con los tres puntos, porque era un partido que el que se quedaba con todo era el que acertaba en la red.

Mucho tendrá que trabajar Diego Cagna para corregir todos estos defectos de funcionamiento. Sería importante que busque otras alternativas, que sin duda el plantel le puede dar.

Esa deuda en lo futbolístico, esa tibieza a la hora de resolver fue demasiado y por eso no pudo continuar en la senda de la buena racha.