La gente no faltó a la cita

MENDOZA (Enviados especiales).- Otra vez la hinchada de Estudiantes dijo presente. Esta vez acompañó al equipo, que dirige técnicamente Diego Cagna, muchos kilómetros hasta la provincia de Mendoza.

El nutrido grupo de simpatizantes de Estudiantes fue recibido por un día radiante, bien de primavera, y como dice el refrán sobre Mendoza no falló: la tierra del sol y del buen vino.

De a poco se fue poblando la inmensa tribuna visitante del estadio mundialista Islas Malvinas. El color rojo y blanco comenzó a predominar: camisetas, banderas, gorros, etc.

El partido no fue bueno. Encima el Pincha desaprovechó dos o tres coacciones de gol muy claras para abrir el marcador; mientras que la gente se lamentaba.

MAL PRESAGIO

Claro que al buen entendedor pocas palabras y si bien nadie lo quería decirlo pensaba por dentro: los goles que no se hacen, después se sufren en carne propia. Y así fue cuando Mauro Obolo, de cabeza, estampó el único gol del partido.

Los hinchas se quedaron con el sabor amargo y masticando bronca. No es para menos, ya que se crearon situaciones, pero fueron malogradas por los delanteros de Estudiantes que no estuvieron derechos para el arco defendido por Nelson Ibañez, que regresaba a la titularidad del equipo de Omar Asad tras una lesión.

Claro que con la movilización de los hinchas de Estudiantes y Gimnasia hacia la ciudad de Mendoza con pocas horas de diferencia se había creado un clima de manifiesta intranquilidad.

SIN INCIDENTES

De acuerdo a lo que pudo conocer este medio no se produjo ningún tipo de incidentes entre ambas parcialidades en la ruta, ya que cuando los hinchas de Estudiantes viajaban hacia Mendoza, los simpatizantes de Gimnasia regresaban a nuestra ciudad tras ver el empate con Independiente Rivadavia.

A los hinchas de Estudiantes se les recomendó viajar por la Ruta 8; mientras que a los de Gimnasia retornaron por la 7.

Un punto de conflicto podría haber sido el llamado Arco de Desaguadero, que es el límite entre la provincia de Mendoza y la de San Luis, pero por suerte privó el sentido común y la racionalidad de los hinchas.