"Todo lo que quedó de mi hogar fue el piso”

En los 18 años que lleva viviendo en Punta Lara, Marisa Cruz jamás se imaginó que iba a perderlo todo en unos pocos minutos. Pero eso fue lo que sucedió el 4 de abril, cuando su casa precaria no pudo resistir la furia del temporal. “Todo lo que quedó de mi casa fue el piso”, recuerda ahora, cuando todos sus esfuerzos apuntan a reconstruir el hogar perdido, donde vive con su hijo Jonathan y su nieta Giselle. Lo que le quedó de aquel día, reconoce Marisa es el miedo y la incertidumbre ante la llegada de cualquier tormenta. Cuando su nieta sabe que va a llover se asusta y Marisa se encarga de tranquilizarla, aunque ella misma no está tranquila. “Quiero reforzar la casa para que sea más resistente a las tormentas, porque cada vez que llueve tengo miedo de volver a perderlo todo. Y no es fácil para una mujer ponerse al hombro la tarea de reconstruir sola una casa”