Entretelones de una visita y una alianza en veremos

Por MARIANO PEREZ DE EULATE

L a mesa chica del PRO, el partido de Mauricio Macri, estaba reunida ayer a la nochecita analizando la propuesta que un rato antes había acercado Francisco de Narváez, en visita inesperada a la jefatura de gobierno porteña: dirimir las obvias diferencias que tienen las dos fuerzas a la hora de cerrar un frente común en la provincia de Buenos Aires en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, el próximo 11 de agosto. “El que gana conduce el espacio y el que pierde acompaña”, resumía ayer ante este diario una fuente denarvaísta de obvia cuna peronista.

Rodeaban a Macri, entre otros funcionarios, Marcos Peña, Emilio Monzó, Horacio Rodríguez Larreta y el gurú comunicacional del PRO, el ecuatoriano Jaime Durán Barba. Probablemente la respuesta a De Narváez llegó anoche en privado y hoy se haga pública.

La visita del Colorado a Bolívar 1 fue inesperada pero no fue para nada casual. Desde el lunes las fuentes de su entorno activaron la tesis de la interna bonaerense y la filtraron a la prensa. Además, voceros oficiosos del diputados admitían anoche, fuera de micrófono, que la foto de su jefe entrando a la oficina de Macri buscó transmitir un mensaje inequívoco: que él está dispuesto a “hacer todo lo posible” para que el arco del peronismo antikirchnerista -y afines- vaya unido a la elección de octubre.

Traducido: De Narváez no quiere quedar ante la opinión pública como el responsable de una ruptura con el macrismo en el principal distrito del país porque cree que hay cierta expectativa de los votantes en ese sentido. Pero tampoco está dispuesto a devaluar el peso que él cree que tiene en la Provincia, en base a los números que lo muestran como la principal figura opositora.

ANTECEDENTE

El Colorado venía de una fallida reunión con los intendentes macristas bonaerenses que son caciques políticos en sus distritos: Jorge Macri (Vicente López), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas) y Gustavo Posse (San Isidro). Se había logrado cierto clima acuerdista pero todo estalló cuando De Narváez pidió para sí el monopolio de la representación legal del eventual frente conjunto. Esto es: que el apoderado ante la Justicia Electoral sea un hombre de su riñón. Ninguno de los otros aceptó eso, que implicaría confiar ciegamente en la lapicera denarvaísta. El PJ tiene una larga historia de picardías y súbitos cambios de nombres entre el momento en que se acuerdan las listas y el instante en que se anotan en la justicia.

Pero, en verdad, para el denarvaísta la razón central de los desacuerdos con los hombres del PRO es que no hay proporción entre el peso que en términos globales realmente tienen esos dirigentes en la Provincia y las expectativas que evidenciaron sobre los lugares que pretenden ocupar en las listas distritales y en la de diputados nacionales que se pondrán en juego en octubre.

En boca de una fuente de mucha confianza del Colorado: “El PRO pide mucho para lo que en verdad mide en la Provincia”. Hay que recordar que, además de los tres intendentes antes mencionados, la principal espada macrista para el Congreso Nacional en tierra bonaerense es el economista Carlos Melconián, de bajísimo nivel de conocimiento si se lo compara con De Narváez.

Es por esto mismo que aparecía como improbable que Macri acepte competir con el Colorado, quien tendría asegurado un triunfo en la PASO al menos en el ítem de candidatos a diputados nacionales.

SALVEDADES

Hay que mencionar dos aclaraciones. Primera: la propuesta denarvaísta a Macri implicó una competencia sólo en la Provincia; es que el Colorado ni piensa en meterse en Capital Federal, férreo feudo macrista, porque allí no puede mostrar ni un puntero. Segundo: la visita en sí fue todo un avance en la relación personal, que estaba rota hace tiempo al punto que ni se dirigían la palabra.

¿Pero qué pedían los macristas que hizo disgustar al Colorado? En el PRO anoche guardaban celoso silencio al respecto pero en cambio en el búnker denarvaísta de Las Cañitas regalaban algo más de información.

Según estas fuentes, además de la pretensión antes mencionada de imponer los co-apoderados, el macrismo habría pedido los siguiente como condición para cerrar un acuerdo: tres candidatos a diputados nacionales entre los diez primeros de la lista (se supone, en un cálculo muy a groso modo, que ese es un número mínimo de legisladores que podría meter el espacio en el Congreso); dos senadores provinciales en la Primera Sección Electoral (Norte del Conurbano, de donde son los tres intendentes con peso territorial); la cabeza de la lista de la Segunda Sección; un lugar en las nómina de la Tercera; encabezar la lista de la Cuarta Sección; un lugar expectante en la nómina de la Quinta y otro en la Sexta; y el segundo lugar en la lista de la Octava Sección, que es La Plata.

A esto hay que sumarle, siempre según esas fuentes, exigencias puntuales en algunos distritos a la hora de armar las listas de candidatos a concejales.

SOBRE LA HORA

Lo dicho: De Narváez tiró la pelota al campo macrista, esgrimiendo su perfil de principal opositor al kirchnerismo en la Provincia como gran argumento y sabiendo que el PRO no ha podido armar un opción competitiva desde aquella negativa de Gabriela Michetti a competir en tierra bonaerense. Macri probablemente rechace la interna sobre la hora. Es literal: hoy a la medianoche vence el plazo para anotar los frentes electorales que competirán primero en agosto y luego en octubre. Ambos, Macri y De Narváez, saben también que para ellos puede cambiar el panorama electoral en Buenos Aires si decide competir por afuera del oficialismo el tigrense Sergio Massa. Una definición que llegará recién en diez días pero que hoy mismo puede alumbrar una primera pista si el joven intendente anota en la Justicia un frente propio para presentarse a los comicios.