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El mapa de los liderazgos que dibuja el resultado electoral

13 de Agosto de 2013 | 00:00

Por MARIANO PEREZ DE EULATE

Aún aceptando que se trata de resultados provisorios, las elecciones primarias del último domingo, y la eventual proyección de esos guarismos a octubre próximo, dejan algo más que un simple podio de triunfadores y perdedores. Reconfiguran, por ejemplo, un mapa de liderazgos políticos de tinte algo más federal, con presencias fuertes en regiones o provincias, que podrían definirse como las distintas piezas que integrarán en los próximos dos años el gran tablero donde se dirimirá la sucesión presidencial.

La condición , por parte del intendente de Tigre, Sergio Massa, de “hombre más votado” en la Provincia, vino a relativizar el liderazgo bonaerense de Cristina Fernández, un estatus al que la Presidenta había accedido luego de la muerte de su esposo y que revalidó indiscutiblemente en las presidenciales de 2011.

Massa olfateó que había un espacio vacío en el electorado –alguna vez ocupado por el ahora alicaído Francisco De Narváez- integrado por gente descontenta, enojada, cansada probablemente del estilo confrontativo y rupturista del kirchnerismo y en busca de un liderazgo con alguna dosis de novedad.

La juventud del tigrense, apenas 41 años que parecen menos, pudo haber resultado un imán para muchos de esos votantes decididos a no respaldar al kirchnerismo y que, además, vieron que en las otras listas principales la oferta etaria era de 50 para arriba. En su condición de incipiente nuevo líder de buena parte del peronismo bonaerense, con pocas chances de que alguien le discuta esa condición si en octubre se impone oficialmente sobre el Gobierno, Massa se erige como lo más joven que ha mostrado ese partido en los últimos años. Como dicen los especialistas en el estudio del comportamiento electoral: es el que estaría en mejores condiciones de “vender futuro”.

Las otras derrotas que sufrió el Gobierno el domingo en el interior del país también parecen destinadas a poner en duda la condición –nunca asumida en los papeles pero sí en los hechos- de Cristina como jefa única del peronismo nacional. Algo empezó a activarse con el mencionado ascenso de Massa pero también hay que bucear en la realidad de otros líderes provinciales del justicialismo que miran el horizonte de los próximos dos años.

SCIOLI, PARADO

Indudablemente Daniel Scioli, por la envergadura de su cargo, aparece como el oficialista que quedó relativamente mejor posicionado luego de la oleada nacional de reprobación del domingo. El Gobernador fue actor central de la campaña de Insaurralde por lo que difícilmente esté exento de alguna salpicadura por el resultado de ayer.

Sin embargo, la remontada del lomense en el último mes y medio, que pasó de ser casi un desconocido a pelear cabeza a cabeza, se debe muchísimo a la intensa actividad de Scioli como apuntalador. Se percibe un reconocimiento del resto de los intendentes a esa tarea y también de la Presidenta, que pasó de una actitud muy distante a un acercamiento notorio con Scioli durante la campaña, la estructura del Frente para la Victoria lo revalorizó en esta última etapa.

A Scioli le hubiera gustado un resultado de mayor paridad entre Insaurralde y Massa. Cree que si la pelea fuera más reñida y no se recorta un nítido ganador, su liderazgo provincial tendría espacio suficiente para nacionalizarse y convertirlo en el sucesor natural de Cristina. Por eso estará muy pendiente de lo que pase en octubre: sabe que el de Tigre intentará ampliar la brecha llevando a su redil alguna porción de votos del lote que cosechó De Narváez.

El cordobés José De la Sota, el entrerriano Sergio Uribarri, el salteño Juan Urtubey, el chaqueño Jorge Capitanich -todos del PJ- también pudieron revalidar sus cocardas y buscarán, cada uno a su manera, sentarse en la mesa grande de las definiciones internas.

COBOS BIEN UBICADO

El radicalismo también parece encaminado a reformular liderazgos. El ex vicepresidente Julio Cobos hizo una muy buena elección en Mendoza, uno de los distritos más importantes del país. El dato es más valioso si se tiene en cuenta que tuvo una lista en contra en las PASO y, además, parte de la UCR fue en su contra, por afuera de la estructura oficial. Estará pensando que el voto “no positivo” dio sus resultados.

Vapuleado y expulsado del partido cuando cedió a la tentación de la transversalidad K, es imposible no contabilizarlo ahora en la grilla de presidenciables de la UCR, que no es demasiado extensa digamos.

En algún punto, el liderazgo moderado y clase mediero que supone Cobos tiene puntos en común con el del socialista Hermes Binner, que acaba de convalidarse como jefe político de Santa Fe. Binner ya compitió en la última presidencial y se ganó cierta chapa de líder nacional del FAP. Sin embargo, en los hechos, su punto fuerte sigue siendo su territorio político de origen.

¿Es impensado en 2015 una gran Primaria nacional entre radicales, socialistas y demás fuerzas del espectro de centroizquierda por la candidatura presidencial?

La PASO en la alianza UNEN, en Capital Federal, demostró el domingo que el sistema sirvió para movilizar votantes gustosos de ordenar las candidaturas de ese espacio donde pelearon radicales reconocidos, como Rodolfo Terragno y Ricardo Gil Lavedra, con figuras más nuevas como Vicky Donda, Alfonso Prat Gay o Martín Loustau, y antikirchneristas de mil batallas legislativas, como Pino Solanas y Elisa Carrió.

OTRO EMERGENTE

El dato más fuerte, además del triunfo de Lilita y el cineasta, fue que las 4 listas que compitieron en las PASO sumaron más votos que los obtenidos por el macrismo gobernante. Carrió emerge allí, una vez más, como una líder acotada a la Capital Federal, munida de un fuerte discurso ético, cuyo crecimiento parece estar muy ligado a la lógica de fin de ciclo del cristinismo que, entre otras desventuras, asoma como un compendio de casos de corrupción. Es, justamente, el punto fuerte del perfil denunciante de Lilita.

Mauricio Macri debe haber tomado nota del dato. Está obligado a triunfar en octubre, a través de la postulación a senadora de Gabriela Michetti, para seguir insistiendo con su aventura presidencial. Como el resto de los líderes provinciales, el jefe porteño debe darle envergadura más nacional a su proyecto. Es de los dirigentes más conocidos del país, acaso un plus en esta época de vorágine informativa, pero su perfil triunfante sigue acotado a la Capital Federal y, encima, ahora quedó muy desdibujado en la Provincia.

Lo dicho: el mapa de los liderazgos en todo el país está llamado a redibujarse en los próximos dos años. Liderazgos que no siempre están atados al carisma, como sucedió en el pasado con Alfonsín, Perón o Menem. Se construyen desde la política, y por eso la importancia de subirse al podio. Pero también desde el conocimiento del pulso mediático y desde la lectura acertada de las demandas de la sociedad.

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