Más de 3 mil internos crónicos en la Provincia

LA MAYORÍA DE LOS INTERNOS CRÓNICOS SON ADULTOS MAYORES QUE AL SER INTERNADOS FUERON ALEJADOS DE SUS HOGARES Y CUYAS REALIDADES SOCIALES SON COMPLEJAS Y OBSTACULIZAN SU EXTERNACIÓN

Fue en 1996: Golpeado por la muerte de su madre primero y de su novia después, Sergio (50) cayó en una profunda depresión que lo llevó a abandonarse, a vagar por la calle casi desnudo hasta que la policía lo llevó hasta el hospital de Melchor Romero donde permaneció nueve meses internado. Con el tiempo pasó a la Casa de Prealta y allí tuvo “temporadas de permanecer como un vegetal, mirando el sol sin hacer nada, con miedo a la gente”, hasta que progresivamente se fue recuperando hasta lograr una plena reinserción social. Hoy vive en una pensión, tiene trabajo y sólo pasa por prealta “para controles y para ayudar”. Pero en su largo camino a la recuperación, Sergio conoció mucho de la realidad hospitalaria y de eso que ahora llama “hospitalismo”: “en el hospital los días son siempre iguales, te acostumbrás. Muchos muchachos se van quedando en esa rutina y ya parece que estar afuera no les interesara o les diera miedo. Pierden el contacto con sus familias, con todo y después no se animan a dar el paso y salir. Cuando se externan abandonan la medicación y los tratamientos y a los pocos días caen de nuevo. A mi me pasó eso hasta que asumí que estaba enfermo. Me parecía que estaba bien, dejaba de tomar los remedios y a los 20 días volvía al hospital. Sólo logré salir cuando me hice cargo de que tenía un problema”.

Las internaciones que se cronifican son uno de los grandes problemas que afrontan los hospitales neuropsiquiátricos, según indican los especialistas. En los cuatro centros de derivación que tiene la Provincia (en Melchor Romero, Open Door, Temperley y Necochea) hay en la actualidad 3.000 personas consideradas internos crónicos; 500 de ellos están en el Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero.

Según Egidio Melía, director de ese hospital, “se trata en la mayoría de los casos de adultos mayores; algunos de ellos llevan entre 30 y 50 años de internación”.

Estar alejados de sus hogares, haber perdido el vínculo con sus familiares y tener difíciles realidades sociales son algunos de los factores que favorecieron esta situación.

Actualmente, el criterio de las internaciones es otro, indica el director del hospital. La duración promedio oscila entre los dos y los cinco meses ”y el pasaje de paciente agudo a interno crónico ya no existe con los pacientes jóvenes”.

Mientras tanto, son entre 300 y 400 los que se atienden en los distintos dispositivos implementados desde el hospital, como casas de convivencia o la Casa de Prealta.