Un esquema que hizo agua

ANALISIS
Por NICOLAS NARDINI

Cada entrenador tiene una forma de pensar y sentir el fútbol. En el mismo sentido, cada DT tiene esquemas e ideas predilectas, aquellas que prioriza por gusto personal por encima de otras.

A esto se le llama convicción. Estar convencido de una idea y defenderla a rajatabla, a capa y espada si fuese necesario. El tema es que cuando algún camino alternativo, probadamente, dio mejores resultados que el elegido originalmente, entra a tallar la duda acerca de si insistir por la opción que más le gusta en lo personal, más que una convicción, empieza a convertirse en un empecinamiento del entrenador.

Esto es lo que le pasó anoche a Pellegrino, que contra Racing se había permitido salir del inflexible 4-2-3-1 que es su marca registrada y había logrado la victoria. Sin embargo, ante la posibilidad de repetir esquema y nombres, el DT pegó un llamativo volantazo, sacó al Patito Rodríguez, apostó por Luna y se zambulló nuevamente en el sistema por el que viene apostando desde que llegó.

SIN ACTITUD

El problema de Estudiantes fue doble. Por un lado, la ínfima generación de fútbol que dejó a Carrillo huérfano de abastecimiento. Se notó a Franco Jara preso de una posición que lo condiciona, a Luna aislado en la izquierda y a Román Martínez casi sin incidencia.

Por otra parte, táctica y estrategia al margen, se vio en el Pincha a un equipo con poca actitud y falto de rebeldía para torcer un trámite que acabó en victoria de un rival que, sin hacer casi nada, se quedó con las tres unidades en su casa. Pellegrino tendrá que revisar sus prioridades. Cambiar las formas no sería traicionar su esencia. Quizás llegó el momento de que se permita una apertura conceptual en beneficio de mejorar la cosecha de puntos.