La pelota parada, un dolor de cabeza

MONETTI ALCANZO A PONERLE EL PUÑO A LA PELOTA Y LA RECHAZO. GIMNASIA EMPATO 1-1 CON ARSENAL

En un torneo cuyo balance parcial para Gimnasia arroja más cosas en el haber que en el debe, hay un aspecto a mejorar: la pelota parada en defensa.

Anoche lo sufrió en reiteradas oportunidades, sobre todo en el primer tiempo, cuando llegó el gol de Arsenal, por intermedio de un cabezazo de Milton Caraglio.

La jugada se había iniciado con una acción de Juan Carlos Blengio, que tuvo que salir muy lejos del área para tomar al jugador de Arsenal. Foul, que no fue, cobrado por el árbitro, el tercero del partido en ese lugar. Fue el Gordo Aguirre, un especialista de la materia, misil cruzado al área de Gimnasia, se duermen Dardo Miloc, Erik Correa y alguno más, y Milton Caraglio no perdona. Cabezazo al medio del arco que Fernando Monetti ni vio por la velocidad de la jugada. Así Arsenal se puso 1-0 y convirtió en cuesta arriba un partido que dominaba.

Pero no fue todo. Por suerte para Gimnasia el local jugó un partido para el olvido y casi que resignó el ataque. Por ende, no hubo infracciones cerca del área, de esas que tanto le cuestan a los dirigidos por Pedro Troglio.

Pero después del empate de Facundo Pereyra, cuando Arsenal se dio cuenta que estaba dejando escapar una buena chance de pelearle el torneo a Newell’s, empezó a lastimar otra vez con los centros.

Uno de ellos, a falta de cinco minutos, encontró a Diego Braghieri por detrás de los centrales albiazules. El defensor impactó de cabeza y reventó el travesaño. Pudo ser el 2-1, injusto, pero que indudablemente merece el replanteo de la marcación defensiva.

A lo largo del torneo el Lobo ya sufrió este tipo de jugadas. La semana pasada en el Bosque contra Olimpo en los dos goles rivales, en el partido que perdió en Rafaela, y también en aquella derrota en Rosario contra Newell’s, en el arranque del campeonato.

Gimnasia es un equipo de enorme entrega, que muchas veces lo lleva a cometer demasiadas infracciones. Muchas de ellas en zonas poco adecuadas que, sumadas a una incorrecta marcación, combinan en un cóctel explosivo que deberá corregir.