“Se les inculca la idea de que la ley es para otros”

EN UNA SOCIEDAD EN QUE LA TRANSGRESIÓN ES REFERENCIA, LOS MISMOS ADULTOS TIENEN PROBLEMAS PARA SABER DÓNDE ESTÁ EL LÍMITE

Un chico que abre un perfil en una popular red social de Internet con la anuencia de sus mayores aún sin tener la edad necesaria para hacerlo. Otro al que se le permite manejar un vehículo que no podría usar hasta contar con la edad suficiente y tener un registro (hubo 8000 casos de este tipo detectados en Pinamar sólo en enero). Son situaciones en las que el mayor no sólo no pone límites, sino que acompaña la transgresión de la norma, enviando a su hijo un mensaje adicional de impunidad: “existe una norma que prohibe hacer esto, pero es para los demás, no es para nosotros”.

Así lo interpretan especialistas consultados por este diario, como el antropólogo platense Héctor Lahitte, quien indica que este tipo de conducta se hace frecuente en una sociedad en la que la transgresión pasa a ser la referencia y cualquier intención de poner un límite se confunde con represión: una característica que define a la situación de anomia social

“Mucho de esto tiene que ver con el pasado reciente de la Argentina. La generación de quienes hoy son padres vivieron en un contexto de represión y de prohibiciones y crecieron con la idea de no coartar a sus hijos ninguna libertad. Pero se dan cuenta de que dar todas las libertades tampoco es una solución”.

transgresion y consumo

Para Pedro Bugani, el mensaje de impunidad que se transmite al permitir la transgresión está emparentado sobre todo con un sector social con mayor acceso al consumo.

“La idea que se transmite al chico es que existe una normativa que no permite lo que se está haciendo, pero esa ley es para otros, para otro sector social. Es una idea que puede ser entendida como la puerta a la impunidad también para otras cuestiones”, dice el fundador de la primera Escuela Para Padres que funciono en La Plata a partir de mediados de los años ´80.