Palabras que dicen pero que también ocultan

Por PEPE ELIASCHEV

Twitter @peliaschev

Acobardadas y sin respaldo político las fuerzas de seguridad locales y federales, la Justicia dejó este fin de semana que el predio de Villa Lugano fuera masivamente intrusado. En el tercer cargo del país, la presidencia provisional del Senado, Cristina Kirchner ratificó la vigencia del esquema del poder conyugal compartido en la Argentina. Si hasta esta semana el cargo era de la mujer del gobernador de Tucumán, Beatriz Alperovich, ahora asume el marido de la gobernadora santiagueña, Gerardo Zamora. Lo único que importa es la fidelidad, para un movimiento que necesita recordar una vez por año el Día de la Lealtad.

NUMEROS A GRANEL

En su largo mensaje al Congreso, la Presidenta se esmeró ayer en explicar con infinidad de cifras el momento maravilloso que vive el país. Como siempre, no habló de inflación, pero eso sí, zamarreó a los comerciantes inescrupulosos que aumentan los precios y van a terminar matando (“como yo digo”) a la gallina de los huevos de oro. ¿Son acaso genéticamente escrupulosos los comerciantes de países vecinos como Uruguay, Chile y Brasil, en los que la inflación es la mitad o un tercio de la Argentina? ¿Por qué hay una inflación tan dura en la Argentina y en Venezuela, pero no la hay en otras naciones vecinas?

¿Por qué hay una inflación tan dura en la Argentina y en Venezuela, pero no la hay en otras naciones vecinas?

Tarea estéril pedirle a Cristina un reconocimiento, aunque sea parcial, de algún déficit, para no hablar de admitir una derrota. Se esforzó por hacerle un homenaje especial a Axel (“chiquito-pero-cumplidor”) Kicillof, a quien ella llama Kichillof, por los 5.000 millones de dólares que habrá que pagarle a Repsol por YPF, pero ni mención hizo a la renuncia formal que hizo la Argentina a todo reclamo por los daños ambientales denunciados por el propio Gobierno.

Tal como se ha acreditado, sin embargo, no surge de la resolución emitida por el Tribunal de Tasación que este organismo público haya intervenido en forma previa, haciendo una tasación independiente del 51% de las acciones. El ingeniero Jorge Lapeña apunta, además, que “tampoco hay en el dictamen del Tribunal de Tasación ninguna memoria de cálculo que justifique el monto acordado, ni existen referencias en el Informe del Tribunal de que hayan existido requerimientos específicos de tasación antes de la fecha 25 de febrero de 2014 que figura al inicio de la nota”.

GOLPE Y CONTRAGOLPE

El capitulo internacional de la filípica de Cristina también fue pintoresco. La Presidenta se abroquela en la idea de que no defiende a Nicolás Maduro sino a la continuidad democrática de Venezuela y convalida la noción chavista de que hay un intento de dar un golpe “suave” contra el régimen de Caracas. No hay la más mínima comprobación documentada de que dentro o fuera del país de prepare un golpe contra Maduro, pero Cristina Kirchner se alinea sin fisuras con la línea oficial del régimen. Ni siquiera procura el gobierno argentino propiciar un diálogo entre las dos mitades del país enfrentadas, tal como se animó a propiciar el prudente y previsible secretario general de la OEA, el socialista chileno José Miguel Insulza. Pero hasta en su retórica, la presidenta fue desprolija o tal vez no quiso pisarse. Recordó la continuidad institucional en Ecuador y Bolivia, que no ha estado en tela de juicio estos últimos años, pero se olvidó de evocar el barullo que se armó con las crisis políticas de Paraguay y Honduras, donde también el gobierno argentino habló de golpe, pero en esos países la evolución democrática ha sido fluida y serena.

VÍCTIMAS Y VICTIMARIOS

Hay que admitir que en el tema Irán, Cristina Kirchner logró sorprender, pero por las peores razones. Dispuesta a admitir que el pacto con el régimen de Teherán, quiso alegar que dicho acuerdo (unilateral, porque solo lo aprobó la Argentina, la parte agredida), fue “pensado y ejecutado” para destrabar la investigación, que solo ha generado impunidad desde 1994. A partir de esta tibia admisión “nosotros quisimos avanzar pero ellos no lo hicieron todavía), la presidenta se interno en una inaceptable justificación jurídica carente de toda veracidad. Pese a que es abogada y siempre se ufana de sus conocimientos en la materia, la presidenta se desbarranca cuando sostiene que se trataba de interrogar en Teherán a los iraníes imputados.

La Presidenta se abroquela en la idea de que no defiende a Nicolás Maduro sino a la continuidad democrática de Venezuela

Confunde gruesamente la Presidenta la tarea de tomar declaración con algo mucho más riguroso y formateado, que es hacer una indagatoria, trámite sometido a formalidades internacionales muy precisas. Si un juez argentino fuese a Irán a tomar declaración a los imputados y en tal circunstancia uno o todos ellos admitieran ser quienes ordenaron y planificaron ejecutar el atentado en Buenos Aires, el juez argentino debería irse de Teherán con las manos vacías. Tal evento sería un acto sin validez para la ley argentina, porque un juez argentino no tiene jurisdicción en ese país y, además, en una indagatoria de ese tipo los querellantes argentinos no podrían estar presentes. ¿Qué le vendió Héctor Timerman a Cristina y que le compró Cristina a Timerman? En resumidas cuentas, el delirio alucinado de que la Argentina interrogaría a los iraníes en Irán era algo peor que un disparate, fuera una patraña.

DELEGAR RESPONSABILIDADES

El famoso acuerdo Argentina-Irán terminó siendo un invento para consumo interno. La prueba de la chapucería es que ayer la Presidenta terminó responsabilizando a la comunidad judía argentina de que el asunto no haya progresado. Implacable a la hora de arrollar al enemigo con revelaciones confidenciales, reveló que en diciembre le pidió a la AMIA que le trajera una solución, que no implicara… ¡invadir Irán! Pero como esa idea mágica no se la trajeron, para ella las organizaciones son las responsables. La Presidenta se abroquela en la idea de que no defiende a Nicolás Maduro sino a la continuidad democrática de Venezuela

En concreto, el Gobierno se zambulle en una aventura cuyo aborto era inexorable pero cuando tal desenlace se concreta, el famoso Estado argentino se lava las manos y delega en los querellantes (representantes de las víctimas) la responsabilidad de salir del atolladero. En uno de los palcos principales del Congreso, el embajador ad-hoc de Irán en la Argentina, el “fusilador” Luis D’Elía, escuchaba y aplaudía.

PALABRAS CARGADAS

El mensaje presidencial deja, sin embargo, algunas tenues pero interesantes afirmaciones. Cristina llama a las empresas a hacerse fuertes como burguesía argentina y proclama que, lejos de la patria socialista de los años ’70, ella opta por el “capitalismo nacional”. Reconoce la entraña y la trayectoria profundamente democrática del radicalismo, tal vez como manera de engrasar la ríspida inyección del ex radical Gerardo Zamora como tercer cargo ejecutivo del país. Finalmente, expresa su desacuerdo con el desorden endémico de las calles y rutas argentinas, cortadas y bloqueadas todos los días por grupos cada vez más minoritarios y radicalizados. Pero lejos esta ella de admitir la gruesa responsabilidad político cultural del kirchnerismo que durante una década evangelizo con el mensaje pastoso de “no criminalizar la protesta”. Por último, lejos de la avería en “la capocha” parecida hace pocos meses, Cristina se mostró ayer juvenil, enjundiosa, sarcástica y locuaz. Fue, claro, su anteúltimo mensaje al Congreso.