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Información General |ENIGMAS EN EL CIELO

Amelia Earhart, otro gran misterio de la aviación que ya tiene más de 75 años

La piloto desapareció en 1937, cuando intentaba dar la vuelta al mundo. Expediciones y documentales intentaron echar luz a uno de los grandes enigmas del siglo XX que hoy, mucho tiempo después, regresa de la mano del incierto y misterioso destino del avión malayo

6 de Abril de 2014 | 00:00

Diez misterios de la aviación¿Y si el avión malayo nunca aparece? ¿Y si no hay radares o submarinos que lo puedan localizar? Aunque inquietante y resignada, esta pregunta volvió a ganar peso en los últimos días, cuando los propios responsables de la búsqueda del vuelo MH370 dejaron entrever la posibilidad que la aeronave, acaso perdida en las profundidades remotas del océano Pacífico, no pueda ser detectada jamás. ¿Es posible? Quienes plantean la duda suelen reforzarla con un simple nombre a modo de ejemplo: el de Amelia Earhart, la piloto que desapareció a fines de la década del treinta y que hoy, más de 75 años después, sigue siendo uno de los mayores enigmas de la historia de la aviación mundial.

Es que el misterio del avión malayo no hace más que volver a echar luz sobre otro interrogante jamás respondido. ¿Puede el avión malayo correr la misma suerte que el biplano que conducía la legendaria piloto? ¿Hay puntos en común entre una historia y la otra?

Corría el año 1937 y el mundo moderno era tan reciente que una proeza valía más que cien verdades juntas. Fue en esos días de aventureros y misiones temerarias que la piloto estadounidense Earhart y el navegante Fred Noonan se propusieron dar la vuelta al mundo subidos a un simple biplano sobre la línea del Ecuador, algo que ningún ser humano había realizado hasta entonces. Aunque la piloto contaba con varios récords y un desenfado poco común para una mujer de los años treinta, la hazaña fracasó misteriosamente: el Lockheed Electra 10E de Amelia desapareció sobre el Océano Pacífico sin dejar rastros y nunca más se supo nada de él. Así, de la nada. Como si nunca hubiese existido. ¿Es posible? ¿Puede un avión desaparecer y no ser visto nunca más? “Cuando ocurre un hecho como el de Malasia Airlines -dice Ric Gillespie, autor de uno de los tantos libros sobre Earhart-, lo vivimos como una ofensa y a la vez nos atemoriza. Teníamos la ilusión del control y de pronto nos hacen darnos cuenta de que, aunque no lo crean, un enorme avión comercial puede simplemente desvanecerse. Y eso es algo que a nadie le gusta escuchar”.

EL CASO EARHART

En un momento en que EE.UU. necesitaba estrellas para olvidar de la dura recesión, y acaso como si fuese la protagonista de una novela de época escrita por Arturo Pérez-Reverte, la aviadora Earhart era una verdadera heroína de los cielos que ya había logrado varios récords -entre ellos ser la primera mujer en cruzar el Atlántico al mando de un avión, en 1932, cinco años después de la hazaña de Charles Lindbergh, o conseguir, en 1935, aterrizar en California luego de despegar en Hawai-. Cuando se lanzó a intentar la riesgosa vuelta al mundo, ya en el tramo final de su viaje, debió despegar desde Lae, en Papúa Nueva Guinea, para dirigirse a la Isla Howland y recargar allí los tanques de combustible antes de afrontar el trecho final hasta California.

La información oficial determinó que el 2 de julio de 1937, cuando ya habían recorrido 35.400 kilómetros y aún faltaban unos 11.200 kilómetros más, el avión de Amelia se estrelló. El presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, ordenó la operación de rastrillaje con 9 barcos y 66 aviones, maniobras que costaron más de 4 millones de dólares. El 18 de julio la búsqueda fue cancelada, e inmediatamente el esposo de Amelia, el publicista George Putnam, inició un operativo privado que tampoco dio resultados.

UN MISTERIO

Nunca se conoció cual fue el destino final de la aviadora , que ya era una celebridad en su país y pasó a convertirse en un enigma del que todos en su momento querían opinar.

Tres cuartos de siglo después todavía se desconocen las circunstancias de su muerte, que las enciclopedias consideran “desaparición”. El año pasado, luego de años de búsqueda, los investigadores creyeron haber encontrado indicios para reconstruir el último vuelo de Earhart.

La principal prueba es una fotografía tomada el mismo año de la desaparición por un soldado británico en una isla remota de la zona, en territorio nacional de Kiribati. Los expertos perciben en la instantánea partes de un avión que sobresalen del agua.

Aunque la hipótesis aún no fue confirmada, el investigador Gillespie asegura que lo que se ve en la imagen “tiene todos los elementos del tren de aterrizaje de un Lockheed Electra”, que es el modelo con el que voló la aviadora.

Y de ahí nace la hipótesis: la aviadora y su acompañante habrían hecho un aterrizaje de emergencia, habrían llegado a una isla llamada Gardner e incluso habrían sobrevivido un tiempo como náufragos.

Según el investigador, después de comunicar que apenas tenían combustible, Earhart empezó a buscar la isla Howland. Erróneamente se dirigió hacia el suroeste, supuestamente porque sabía que las islas Fénix, zona de aterrizaje alternativo, se encontraban a unos 560 kilómetros en esa dirección. “Es el último gran misterio del siglo XX”, sentencia Gillespie, que ya viajó varias veces a la zona del enigma. Tal vez el caso del avión malayo sea el primero del siglo XXI. Quién lo sabe. Las épocas y los cielos son distintos. El misterio, muchos años después, el mismo.

El avión
El Electra comenzó a operar en 1934, inicialmente con Northwest Airlines , y a finales de los treinta servía ya en ocho compañías estadounidenses. Earhart desapareció sin dejar rastro junto a su navegante Fred Noonan en un Electra 10-E bastante modificado mientras intentaba dar la vuelta al mundo. Cuando EE UU entró en la II Guerra Mundial, pocos Electra seguían en las flotas de las empresas norteamericanas.

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