Ingeniería ya es un imán para los jóvenes

¿Los jóvenes le perdieron un poco el miedo a las matemáticas? ¿Prendió con fuerza la agresiva promoción que se hizo de la carrera? ¿La salida laboral asegurada y las perspectivas de progreso actuaron como imán?

En distintas medidas, quizás influyeron todos esos aspectos. Y otros. Lo cierto es que desde 2006, la cantidad de inscriptos a la facultad de Ingeniería de La Plata creció un 51,1%. Pasó de 999 en aquel año a 1.510 en el presente ciclo lectivo.

La suba se ubica en el 61,1% si, en la evolución histórica de inscriptos a las carreras de la UNLP, se mira el año 2005, cuando en 1 y 47 se anotaron 937 aspirantes.

La Plata no es una excepción ni mucho menos. Desde la Universidad de Buenos Aires (UBA) resaltaron que por segundo año consecutivo las carreras de ingeniería fueron “las preferidas por los jóvenes”.

Para el Ciclo Básico Común (CBC) 2016, la matrícula para la facultad de Ingeniería “aumentó un 18%, siendo la unidad académica que más crecimiento experimentó respecto del año pasado. Las facultades de Ciencias Exactas y Naturales, con un 15%, de Ciencias Sociales y de Medicina, ambas con un incremento de alrededor del 14%, son las que siguen en las preferencias”, detallaron.

LO QUE NECESITA EL PAIS

Lo dicen los especialistas, los rectores, los decanos. Pero el testimonio que resalta en la gris y fresca tarde del viernes es el de Ariel Romero (18), quien ya tenía en mente seguir ingeniería cuando cursaba el secundario en una escuela técnica de Zapala, en Neuquén.

Tras salir de cursar cuatro horas de Matemática “A” - la matemática del primer cuatrimestre de primer año-, explicó su elección. “Tenía también la referencia de mi hermana, que se está por recibir de ingeniera en Bahía Blanca. Pero además es lo que necesita el país. Soy un amante de la Argentina y me encantaría poder trabajar acá para contribuir a su desarrollo”, dijo en los jardines de 47 y 1.

“La salida laboral es enorme, pero no sólo en cantidad, sino en cuanto a la diversidad de áreas en las cuales te podés desempeñar”, apuntó su compañero Federico Guido (17), egresado de un bachillerato de su pueblo natal, Huanguelén, situado en Coronel Suárez.

“Las cursadas son intensas, con especial hincapié en Matemática. Tenemos 12 horas semanales, y si bien yo salí con buena base de la escuela, esto es otra cosa”, comentó.

Pero los ingresantes coinciden en señalar que “los profesores no se cansan de repetirnos que esta carrera es para hacerla en grupo, y no nos niegan que es compleja y demandante, pero nos dicen todo el tiempo ‘no aflojen, quédense, hablen con nosotros, con alumnos avanzados, pero quédense’”, relatan.

Alvaro Pagano (20) es de Junín y se encuentra finalizando el curso de piloto privado. “Cuando empecé el curso tenía muy claro lo que quería”, dice el ingresante de ingeniería aeronáutica.

Aunque remarca que “llegó un momento en que quería ser algo más importante que piloto”. Y ahora, para dar una idea de las múltiples salidas laborales que ofrece la disciplina, anticipa que sueña con convertirse en “perito de accidentes aeronáuticos”.

De Avellaneda e hincha de Boca, Leonel Dupuy (21) se recibió de piloto privado hace dos meses y aspira a ser piloto comercial. “Siempre me fascinó la aviación. Desde los 8 hasta los 17 años viví con mi familia en España y me encantaba volar”, recuerda y aclara: “Terminando el curso quise estudiar algo relacionado y que, a la vez, me ampliara la expectativa laboral. Acá lo encontré y de sobra”, realza el otro alumno de aeronáutica, disciplina que en poco tiempo posibilitará a los graduados obtener el título de ingeniero aeroespacial cursando materias extra.

Las motivaciones para hacer una carrera que demanda cursar todos los días, estudiar en casa y privarse hasta de la semana del estudiante son múltiples. Pero lo real es que volvió a ocupar un rol destacado entre las preferencias de los adolescentes.

Retomando los números, la facultad platense tuvo en 2013 un total de 1.221 inscriptos; en 2014 se anotaron 1.324; en 2015 lo hicieron 1.563, este año, 1.510.

La cifra crece, pero además, en la casa de estudios hacen notar que en los dos últimos ciclos académicos los aspirantes superaron la línea de los 1.500, algo inusual para Ingeniería.

Desde la secretaría de Gestión y Seguimiento de Actividades Curriculares de la facultad dicen que el incremento es multicausal. Pero señalan el “impulso brindado (a la disciplina) por el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros” creado en su momento por el ministerio de Educación” y la “demanda laboral favorable para las distintas especialidades de la ingeniería” como dos razones claves.

También destacan el aumento en la cantidad de egresados, que en los últimos años casi se ha duplicado, y consideran que “es producto de las distintas estrategias académicas adoptadas por la facultad en la última década, que privilegian un seguimiento de los alumnos a lo largo de la carrera para que concluyan sus estudios”.

TRABAJO SEGURO, SUELDO ALTO

Consultado sobre el nivel de ocupación de los profesionales, el decano Marcos Actis afirmó que “a fines de 2015 la ocupación en ingeniería era plena. Es más, se estimaba que para cubrir la demanda se necesitarían unos 4 mil egresados más por año”.

“Podríamos decir que el porcentaje de inserción laboral de los graduados (noveles) era cercano al 100%”, acotó.

Aclaró que ese porcentaje bajaba un poco entre “aquellos con más años como graduados. Pero eso es algo que, por lo general, sucede en todas las profesiones”.

“Igualmente -continuó- se estaría en el orden del 90% de ocupación, con oscilaciones de acuerdo a la rama de la ingeniería que se esté analizando”, puntualizó.

Aún preocupado porque “en los últimos meses hemos recibido información de que se están produciendo despidos, sobre todo en el área civil y en otras áreas de producción”, Marcos Actis apostó por continuar trabajando en “la retención de alumnos y en su graduación”.

“Deficit sobre los que se avanzó mucho en los últimos años debido, sobre todo, a los programas de mejoramiento propuestos y llevados adelante por el Confedi (Consejo General de Decanos de Ingeniería) y los implementados por la secretaría de Políticas Universitarias de la Nación”, apuntó.

Siguiendo en el plano laboral, se consultó al decano sobre el salario promedio de un ingeniero que recién sale al mercado de trabajo.

“Al igual que la ocupación, los sueldos varían según las orientaciones. Pero podríamos estimar que un salario inicial oscila entre 25 y 35 mil pesos para graduados recientes. A modo de ejemplo, un inspector de obra con experiencia podría estar en los 80 mil pesos mensuales, dependiendo, claro está, del tipo de obra y de la responsabilidad que esto signifique; el espectro es muy amplio”, insistió.

Hablando de orientaciones, vale repasar en qué ingenierías se anotaron los más de 1.500 ingresantes 2016: Civil, 267; Industrial, 256; en Computación, 242; Química, 156; Mecánica, 155; Electrónica, 110; Aeronáutica, 97; Electromecánica, 91; Agrimensor, 51; Electricista, 38; en Materiales, 25, e Hidráulica, 22.