Por quejas vecinales clausuran fiesta en una quinta de City Bell

Estaba todo previsto para que fuese el broche de oro de la temporada veraniega. Veinte horas de música electrónica, viendo ponerse y salir el sol, desfile de modelos, barras de tragos, pileta... Pero no pudo ser. La Comuna clausuró la mega-fiesta que iba a realizarse en una quinta de la zona norte platense, aduciendo diferentes irregularidades.

Publicitada como “Evolution Fest”, se preveía la asistencia de al menos 2.500 personas con planes de divertirse hasta que las velas no ardieran -desde la tarde del domingo hasta entrado el alba de ayer-, convocadas por un gimnasio y centro de entrenamiento para fisicoculturismo de avenida 66 entre las plazas Matheu y España.

Sin embargo, de acuerdo con fuentes del municipio, la movida a desarrollarse en camino General Belgrano y Güemes de City Bell “no contaba con la habilitación requerida”, por lo que en horas de la tarde del domingo se montó un fuerte operativo destinado a desactivarla.

Con fuerte difusión en las redes sociales, la grilla de la fiesta -el “line up”, en la jerga electrónica- anunciaba una apertura a las 14 con un reconocido discjockey, y un cierre a partir de las 7 de ayer con el mismo musicalizador.

Siempre de acuerdo con las publicaciones de los organizadores, entre “la previa” y el “after” pasarían otros trece djs de diferentes estilos, algunos de vasta trayectoria en la escena regional.

Además, se ofrecieron -por una entrada de $100- sesiones de tatuajes, “body painting”, cortes de cabello y peinados, masajes con piedras calientes, desfile de modelos con indumentaria “de autor”, un buffet con comida elaborada, piscina con guardavidas, cuerpo de seguridad privada y baños químicos.

DENUNCIAS VECINALES

“El operativo organizado en la quinta ‘Aquí es’ fue el resultado de una investigación previa al evento clausurado, a raíz de una denuncia presentada en la delegación de City Bell por varios vecinos” explicaron voceros de la secretaría de Control Urbano, “que acercaron la información sobre la modalidad, horario y lugar en el que se desarrollaría esta megafiesta, lo que también originó una denuncia penal y civil”.

Además de los inspectores de Control Urbano y la Dirección de Nocturnidad, trabajaron en el caso la DDI, la policía jurisdiccional y la división de Delitos Económicos, se aclaró, acompañados por representantes del S.U.T.C.A.P.R.A que nuclea al personal de “admisión y permanencia”, y la secretaría de Seguridad Municipal.

“Según expresaron los vecinos, las fiestas se vienen realizando en el mismo lugar cada fin de semana” advirtió Gustavo Luzardo, titular de Control Urbano: “en esta ocasión, si bien los organizadores eran pibes macanudos que no provocaron incidentes y entendieron la situación, no tuvieron en cuenta que para este tipo de eventos hay que prever muchas cosas y notificarlas debidamente”.

El funcionario precisó que “por ejemplo, el espacio destinado al estacionamiento de ninguna manera puede ser la vía pública, y menos aún el camino General Belgrano y sus banquinas. A veces, organizadores y asistentes ignoran los peligros a los que se exponen. La realización de fiestas privadas es posible, pero no en cualquier contexto”.

UN FENOMENO QUE CRECE

El uso de quintas, casas, sótanos, garages y toda clase de lugares no convencionales para montar mega-fiestas tuvo su primer impulso contemporáneo a mediados de la década del ’90, con el arribo a nuestro país de la subcultura “raver”, íntimamente vinculada con la música electrónica menos complaciente.

Desde entonces, las localidades de Arana, parque Sicardi, Gonnet, City Bell y Villa Elisa albergan encuentros semi-clandestinos que ya excedieron ampliamente las etiquetas “dance”, y que en los últimos años se multiplicaron y consolidaron a partir de la poderosa herramienta de difusión inmediata y personalizada que proveen facebook, twitter, WhatsApp y los mensajes de texto.

A fines de 2014, después de clausurar una fiesta masiva en 9 y 494 de Villa Castells, donde hubo “descontrol y agresiones entre jóvenes alcoholizados”, la Comuna lanzó un programa destinado a combatir “los eventos clandestinos con fines comerciales que, por lo general, se hacen en casas quintas de la periferia”.

“Estamos de acuerdo con la realización de fiestas en espacios alternativos, siempre que brinden la seguridad necesaria a los asistentes, cumplimentando los requisitos que impone la legislación vigente y con la habilitación acorde a la actividad que desarrollen” aclara Gustavo Luzardo: “pero no sin ningún tipo de asesoramiento profesional, con menores de edad consumiendo alcohol y sin contar con las medidas de seguridad adecuadas”.

Hoy por hoy, el fenómeno tiene en pie de guerra a las cámaras que nuclean a los bolicheros, que lo ven como “competencia desleal”. El titular de Control Urbano subraya que “hay quintas autorizadas, pero así y todo tienen que presentar pedidos de autorización siempre, porque no hay habilitaciones automáticas y cada propuesta se analiza de manera individual”.

En la Comuna adelantaron que “los operativos se seguirán llevando a cabo con continuidad y metódicamente, en varios puntos ya detectados, para neutralizar las fiestas clandestinas antes de que se inicien”.