El partido se vivió como un clásico

El partido Estudiantes-Vélez tuvo el sabor, y el clima. de un clásico. Es que estaban frente a frente el último campeón y el subcampeón del fútbol argentino, lo que encendió la chispa para que la puja entre las hinchas fuera in crescendo con el correr de los minutos.

Así, mientras desde la albirroja le recordaban a los velezanos que eran los campeones, aquellos le retrucaban de que ellos ahora eran los punteros del torneo Clausura.

Esto le dio más calor y color al cotejo, y la gritería se potenció por la acústica que ha ganado ahora con su techado el Estadio Ciudad de La Plata.

Está claro que, a medida que fueron llegando los goles, la tribuna sur en donde estaba la hinchada de Vélez, se llenó de alegría, y en un momento irrumpieron los "ole" cuando el equipo de Gareca hacía uso y abuso del toque dejando desairados a los jugadores locales.

Y también, en la misma medida en que Vélez le daba forma a su goleada el sábado por la noche, la gente local fue ganando en bronca y, con el final, arreciaron los cuestionamientos hacia el técnico Eduardo Berizzo.

Esta situación se potenció cuando los hinchas esperaban que se abrieran las puertas para abandonar el Estadio Unico, ya que lo hicieron detrás de la velezana, que enseguida ganó las calles de nuestra ciudad dando rienda suelta a su algarabía porque el equipo había ganado un partido clave, y por un resultado generoso, y quedado en la punta del torneo, y sin compañía.

En esos minutos de espera los hinchas de Estudiantes descargaron su bronca contra el entrenador, en menor medida contra los jugadores, y se fueron con la ilusión de una pronta recuperación del equipo, pero también preocupados por su falta de gol y por los errores individuales y colectivos en que ha incurrido en sus últimas presentaciones, tanto en la Copa Libertadores como en el torneo local.