Historias de bronca y dolor

Francisco Fernandez

Papá de Gabriela

Pasaron 17 años de aquella noche del 5 de marzo del 95 en la que, en diagonal 74 y 47, Gabriela Fernández, de 18 años, perdió la vida tras ser embestida junto a su hermana y una amiga por el auto que manejaba el joven Cañas. El conductor terminó condenado a 2 años y 8 meses de prisión, pero fue beneficiado por el dos por uno y estuvo encerrado un año y casi cinco meses. Cerca de una década y media después, Francisco, el papá de Gabriela, se unió a la asociación civil “Amor y Respeto al Prójimo” y asegura: “En La Plata cada vez hay más muertos por el descontrol del tránsito”.

Osvaldo Nessi

Papá de Carolina

Osvaldo Nessi, presidente la asociación civil “Amor y Respeto al Prójimo” y padre de Carolina, quien en 1996 murió tras ser atropellada en La Boca, asegura que “es alarmante como están aumentando los accidentes y el número de muertos. El gran problema es que todo está atado con alfileres y no hay respeto por la vida. Tenemos que humanizar el tránsito porque sino el tema va a seguir empeorando. Yo hace años que trabajo para revertir este drama, pero hasta que no se tome real conciencia de lo que estamos viviendo, va a ser difícil evitar que sigan muriendo personas”.

María Lujan Lofeudo

Mamá de Natalia

El 22 de mayo de 2008 cambió la vida para María Luján Lofeudo. Ese día, su hija Natalia, de 14 años, murió tras ser atropellada por un coche en el camino Centenario, a la altura de la calle 495. La conductora del Fiat Palio que provocó la muerte, sin embargo, nunca fue llamada a declarar y la causa quedó archivada en el olvido. “Intenté que se reabriera pero me dijeron que no había elementos para retomar la investigación. En su momento, la fiscalía argumentó que había un puente peatonal y que mi hija debió cruzar por ahí. Mi conclusión es que la justicia no existe, y que todo lo que se hace en materia vial es una gran mentira”.

Viviana Gonzalez

Mamá de Lucas

Pasaron tres años de aquel 11 de abril en el que su hijo murió tras ser atropellado por una camioneta Renault Express en la calle Montevideo, de Berisso. Tres años desde que Lucas pasó a formar parte de una penosa lista de muertos por la inseguridad vial en la región. El mayor de cinco hermanos, Lucas hubiese cumplido 19 años el 21 de mayo pasado. Estaba en segundo año de la Media Nº2 de Berisso y tenía dos pasiones que profesaba con fervor: el fútbol y el rock. “Era fanático de La Renga -recuerda su madre-, pero lo que más lo apasionaba era el fútbol. Lucas tenía un montón de sueños, pero un asesino al volante se los llevó todos”.

Miriam Saucedo

Mamá de Gustavo

Miriam Saucedo, mamá de Gustavo Ramírez, muerto al ser atropellado hace siete años en City Bell, todavía espera que la Justicia determine el responsable de llevarse la vida de su hijo. “El asesino que iba al volante no tuvo ni siquiera la dignidad de frenar para ver lo que había hecho”. El caso es emblemático: el 31 de marzo de 2005 el chico había terminado su día de trabajo en la carnicería de 525 y 26 y se preparaba para volver a su casa. Pero nunca llegó. Y debió pasar un día entero hasta que su novia y sus padres se enteraran de la tragedia, porque recién al día siguiente los llamaron de la comisaría 10ª de City Bell para informarles que el cuerpo de Gustavo había aparecido sin vida.

Javier Gusmerotti

Papá de Lucas

A Javier Gusmerotti la vida le dio un golpe terrible el 16 de febrero del año pasado, cuando su hijo Lucas, de tan sólo 8 años, andaba en bicicleta por la puerta de su casa, en 41 y 124, y un remise le quitó la vida tras pasarlo por arriba. “Dijeron que se haría justicia pero no pasó nada -cuenta Javier-. Mi hijo está muerto y el tipo que lo mató sigue como si nada. Para colmo, el delegado comunal había prometido después del accidente que iban a poner reductores de velocidad y que habría más controles. Pero lo único que hicieron fue poner una soguita un par de días para que los autos no vayan rápido. Todos los días hay un muerto pero a nadie le importa lo que pasa con el tránsito”.