Pasaron del aliento a la bronca

MENDOZA (Enviados especiales).- El equipo de Pedro Troglio volvió a tener su respaldo en este peregrinar por la Primera B Nacional. Era el último viaje del certamen, atrás había quedado Puerto Madryn, Mar del Plata, Tucumán, Paraná, San Juan y Corrientes, y había que estar otra vez, ahora tocaba Mendoza. Desde el viernes por la tarde los micros y combis partieron desde nuestra ciudad para llegar a tiempo al incómodo horario de las 11.

Y así fue, en medio de un paisaje muy parecido al Bosque que los mendocinos llaman Parque, los hinchas triperos empezaron a llegar bien abrigados, ya que sobre la hora del encuentro el termómetro marcaba nueve grados y estaba bastante nublado.

Pero el tema era estar. Y así, cerca de 400 hinchas empezaron a poblar la cabecera visitante. A colgar las banderas, las camisetas triperas y los bombos empezaron a poblar el ambiente.

"Gonnet", "Gaspar", "La Granja", "Gimnasia en todos lados", "La Banda de Fierro", "Escuela 18, Villaguay", "Barrio Norte, 10 y 38", "Javi", "Salto", "Plaza España", "Filial Olave", "Flia. Persa. Mendoza", "Fede", "Paulo, Tolosa", "La 22", y "Parque San Martín", fueron alguna de las banderas, además de las ya tradicionales largas detrás del arco.

El hincha una vez más recorrió muchísimos kilómetros detrás de la ilusión de ver a su amado Lobo. Por eso cantó, alentó y gritó muchísimo el gol de Nico Cabrera, el cual vieron perfecto porque justamente fue en el arco que estaban ellos.

ALIENTO Y BRONCA

Tras la bronca de sufrir el empate por un penal infantil, todo aumentó tras el segundo gol de la Lepra. El equipo pareció dormido, quería pero no podía ante un rival al que se le podía ganar.

Por eso, sobre los 30 minutos del segundo tiempo y observando que al equipo le costaba muchísimo, la gente comenzó a cantar "jugadores, la c... de su madre, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie".

Los minutos fueron pasando y los hinchas perdiendo la ilusión de sumar de a tres y seguir ilusionados con la Promoción.

Hubo descontento de la gente en el final, sólo aplausos para un Monetti que trató desde el arco de hacer lo que pudo. Pero tras el pitazo final, los hinchas se fueron tristes, desilusionados por un final que se veía venir.