Un plazo concreto para frenar la incertidumbre

Por MARIANO SPEZZAPRIA

La comunicación oficial llegó cuando las especulaciones sobre el estado de salud de la Presidenta se habían disparado incluso en el hermético mundillo oficialista: Cristina Kirchner retomará sus funciones el próximo lunes, luego de que al alta neurológica del fin de semana se le sumara ayer también la cardiológica. El gobierno nacional debía dar una señal concreta para despejar la incertidumbre y la emitió por medio de un mensaje que era aguardado tanto por el kirchnerismo como por la oposición.

Sin embargo, el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, no precisó por qué la mandataria tomará unos días más de descanso antes de retomar sus funciones como jefa de Estado. Tampoco dio detalles sobre la agenda de trabajo ni si encabezará un acto público o si permanecerá en la quinta de Olivos e impartirá desde allí instrucciones a sus ministros. Aunque el solo hecho de que el Gobierno haya confirmado oficialmente su regreso alivió a más de un funcionario que temía una ausencia más prolongada.

DECISIONES DEMORADAS

“Puede ser que falten precisiones, pero qué bien nos viene esta noticia”, comentan a EL DIA en el despacho de un ministro nacional. Es que la acción gubernamental se encuentra visiblemente afectada, por más que en la Casa Rosada se intente dar una imagen de ejecutividad con las apariciones del vicepresidente Amado Boudou. La centralidad de Cristina Kirchner es tal que los funcionarios demoraron decisiones ante la eventualidad de tener que afrontar luego reproches por actuar de manera inconsulta.

Uno de los pocos que se salió del libreto en este mes de ausencia presidencial fue el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, quien anunció la estatización de la línea Sarmiento de trenes y admitió que no conversó previamente la medida con Boudou ni con el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. De todos modos, Randazzo tuvo el visto bueno del secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, quien verdaderamente ejerció el poder como figura destacada de la mesa chica del Gobierno.

De hecho, Zannini mantuvo varios contactos con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, antes de que el máximo tribunal difundiera el fallo que declaró la constitucionalidad de la Ley de Medios. El juez supremo negó que hayan hablado sobre el espinoso asunto, pero el funcionario de la Casa Rosada guardó un silencio sepulcral. También se atribuyó al “Chino” Zannini cierta reticencia a facilitar el protagonismo del vicepresidente Boudou, mediante la cancelación de actos oficiales.

Pero lo cierto es que Zannini no es Cristina ni puede serlo, porque no tiene su representatividad popular. Tampoco la ostenta Boudou, pese a que fue elegido en la fórmula junto a la Presidenta en 2011.

UN VICE CON LA IMAGEN MINADA

Las investigaciones judiciales que hacen foco en la investidura del Vice minaron su imagen pública, a tal punto que se llegó a dudar de que pudiera ejercer la primera magistratura en caso de que Cristina Kirchner no regresara a sus funciones. Se dijo que el propio oficialismo le hubiera hecho el vacío.

Incluso, en el Senado trascendió que la elección del presidente provisional de esa cámara del Congreso -un cargo que ahora ocupa la tucumana Beatriz Rojkes de Alperovich- no sería un mero trámite este año, porque se trata nada menos que del segundo eslabón en la cadena de sucesión presidencial. El puesto es votado tradicionalmente los 29 de noviembre todos los años, aunque en alguna oportunidad la designación se postergó hasta febrero. Una demora en la elección hubiera despertado todo tipo de especulaciones.

Hasta el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, debió salir a desmentir versiones que hablaban de supuestos planes para dejarlo a cargo del Poder Ejecutivo Nacional pasando por alto a Boudou y a Rojkés de Alperovich. “Soy diputado hasta el 2015 y mi mandato como presidente del cuerpo vence el 4 de diciembre de este año”, precisó el legislador bonaerense, cuyo cargo es el tercero en la línea de sucesión de Cristina Kirchner. El cuarto es el del presidente de la Corte Suprema de Justicia.

DIFICULTADES ECONOMICAS Y RUIDO POLITICO

Demasiado ruido político para un país que afronta problemas en la economía y que aguarda por decisiones de la Presidenta en ese terreno. Especialmente en lo relacionado con la inflación y con la sangría de reservas del Banco Central. Por eso uno de los puestos más mencionados ante una eventual modificación del Gabinete es el sillón principal del Palacio de Hacienda. La sucesión de Hernán Lorenzino ya desató incluso una interna explícita en el oficialismo, con el trasfondo anticipado de 2015.

El ala más moderada del kirchnerismo -en la que podría incluirse a varios gobernadores, como el bonaerense Daniel Scioli- impulsaría para ese cargo a Diego Bossio, el titular de la ANSeS, mientras que otros sectores recurrentemente partidarios de la “profundización del modelo” preferirían al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, o al viceministro Axel Kicillof. Desde estos asuntos centrales para el país, hasta la renovación de las autoridades del PJ bonaerense, todo aguarda por la Presidenta.

“Estamos esperando alguna señal”, le dijo a este diario un legislador camporista tras la segunda suspensión consecutiva del encuentro que debía ungir al próximo presidente del partido. Allí la duda radica en si es elegido Scioli -como parte de una maniobra del kirchnerismo para desplazarlo de la conducción nacional del PJ- o si se impone el criterio del Gobernador y se nombra al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. “Todo depende de lo que diga Cristina”, admitió por lo bajo el legislador.

SALUD Y FUNCIONES

Pero la mandataria debería empezar a delegar algunas decisiones, para cuidar su salud en la nueva etapa que se abrirá el próximo lunes, con su regreso efectivo a la Presidencia. De hecho, se supo que los médicos que la atienden en la clínica de la Fundación Favaloro le recomendaron la colocación de un marcapasos para atemperar el intermitente bloqueo de la “rama izquierda” de su aparato cardiovascular, que le provoca una arritmia que -de todos modos- no fue considerada “significativa” en el parte de ayer.

A raíz de esa situación es que la jefa de Estado deberá someterse el mes próximo a una “prueba de movimiento oscilatorio corporal”, que suele practicarse a personas con desmayos frecuentes o que al menos padecen la sensación de tenerlos. Por esos motivos, la Presidenta regresará a sus funciones bajo una atenta supervisión médica. Aunque el establecimiento de un plazo concreto para hacerlo permite en lo inmediato despejar la fuerte incertidumbre que había disparado su estado de salud.