Una pareja intentó robar en una verdulería con su hija de 8 años

DANIEL, EL DUEÑO DE LA VERDULERÍA, DIJO QUE LE DIO MUCHA PENA QUE UNA NENA DE ESA EDAD QUEDE EXPUESTA A UN ROBO

Unas horas después de que entraron a robar en su local, el dueño de la verdulería de 13 y 72 fue a la comisaría. Ahí se encontró con la hija de los ladrones, una nena de ocho años, y solamente tuvo una reacción: “Me puse a llorar”, admitió.

La protagonista fue una pareja de delincuentes, de 34 y 35 años, que aproximadamente a las 2.30 de la madrugada de ayer aprovechó que una parte de las cortinas del frente estaba rota en un robo anterior para entrar al local y llevarse “lo que pudieran”.

En el momento en que los ladrones ingresaron al negocio, las cámaras de Monitoreo Público detectaron la maniobra. Enseguida dieron el alerta y enviaron policías al lugar para que atraparan a los sospechosos.

Al llegar, dentro del comercio, los uniformados descubrieron a la pareja, en el momento en que estaban juntando mercaderías y una radio que planeaban sustraer.

Como el local estaba en penumbras, los autores se tomaron su tiempo para prender fuego las hojas de un cuaderno, para iluminarse.

“No encontraron nada de plata porque nunca dejamos nada”, explicó Daniel Cuenca (50), el dueño de la verdulería.

Afuera, a cinco metros de local, la hija de los autores esperaba sentada en la parada de colectivos.

“Me dijeron que estaba haciendo de campana, pero la verdad es que no sé cómo una nena de esa edad puede entender lo que pasa”, sostuvo Daniel, en diálogo con EL DIA.

Después de que los policías trasladaron a los ladrones y a su hija a la seccional 8ª, los uniformados a cargo del comisario Alfredo Sanguinetti se comunicaron con el dueño del comercio, para informarle de lo ocurrido, alrededor de las 5.30.

“Cuando fui a la comisaría, me encontré con la nena, que estaba durmiendo”, relató el hombre.

Los vecinos señalaron que a la niña le tocó crecer en un ámbito familiar hostil que la expone ante esas situaciones. “Ella ya había estado en un instituto de menores y se escapó. A partir de eso, no sirve la tutoría de su abuela, y sus padres ahora quedaron detenidos”, contó Daniel.

Mientras los policías le tomaban los datos a los aprehendidos, la nena comía las frutas que sus padres habían intentado robar del negocio, unas horas antes.

“Al menos en la comisaría le dieron un buen trato. Lo más probable es que estas personas hayan entrado por las ganas de comer algo. Tampoco actuaron con maldad”, consideró el damnificado.

“PENA TREMENDA”

Daniel dijo que el caso de la pequeña le provocó una sensación de “impotencia por este tipo de cosas que nos están pasando”.

“Seguramente para los padres sea algo difícil ir a robar y que los vea su propia hija. Aunque no sé si ella entendería lo que estaba pasando”, opinó el comerciante.

“Cuando supe que era la hija de los ladrones, teniendo solamente ocho años, me puse a llorar. No puede ser que a esta edad no se haga nada para evitar que vayan por ese camino. Me dio una pena tremenda”, finalizó Daniel.