El maltrato infantil, eje de “La noche del ángel”

NEHUÉN ZAPATA, SUSANA HORNOS Y FEDERICO LUPPI, LOS PROTAGONISTAS DE LA OBRA TEATRAL “LA NOCHE DEL ÁNGEL”

Federico Luppi dirige y protagoniza junto a Susana Hornos y Nehuén Zapata “La noche del ángel”, del escritor italiano Furio Bordon, que aborda las distintas formas del maltratato infantil, en una dinámica donde las palabras importan tanto como los silencios.

El texto de Bordon -autor de “Las últimas lunas”, obra con la cual Marcello Mastroianni se despidió de las tablas- traducido y adaptado por Luppi, narra la irrupción de un padre (Luppi) actor que conoció la fama en la casa de su hija (Hornos), una psicóloga que se escuda detrás de sus certezas teóricas.

La dupla actoral entabla rápidamente un duelo verbal y gracias a la solidez de la trama, las grietas del pasado familiar pueden vislumbarse para dejar entrever la dolorosa sombra del incesto, como una maldición que se repite sigilosa de generación en generación.

La invitación -casi un desafío- a imaginar las consecuencias de las conductas de estos seres vulnerables más allá de sus saberes, insiste, al mismo tiempo que se escuchan -a veces con cierta abundancia de discurso- reflexiones sobre el teatro y el psiconálisis, dos campos tomados por la palabra.

La historia encuentra en las actuaciones de los protagonistas Luppi y Hornos (quienes son pareja más allá de las tablas), y en el firme rumbo indicado por la dirección, un marco apropiado para desplegar un texto rico.

La escenografía de Nicolás Nanni, en apariencia austera, ofrece detalles -como el fichero con los datos de los pacientes dominando el escritorio de la profesional- que subrayan los contrastes entre las cualidades propias de cada personaje.

Desde el planteo escénico se delimitan muy bien los espacios propios del padre y de la hija, es decir del arte y de la ciencia respectivamente, como en una suerte de ring imaginario coronado por cuadros con dibujos de trazos infantiles.

Y es otra irrupción, la del adolescente encarnado por Nehuén Zapata -como antes fuera la del padre con su vejez a cuestas- la que marca una segunda parte, durante la cual el paso del tiempo se torna voraz y puede intuirse que cierta crueldad del destino se avecina.

Luppi dota de matices intensos a su criatura a quien el reinado de la escena le resulta más amable que la paternidad, en un recorrido teatral que lo conduce desde la soberbia hasta la fragilidad, con momentos de ternura y humor.

Susana Hornos, quien trabajó junto al actor en “Pasos”, un filme por el que recibió el premio a la mejor actriz en el Festival de Toulouse, compone a una reconocible psicóloga comprometida con el tratamiento de los más chicos.

El personaje de Hornos se llama Ana, y la actriz convence y dota de una pasionalidad contenida a esta especialista, capaz de esconder hasta su cuerpo y sus heridas bajo el manto de la teoría.

La dinámica del trabajo corporal de la dupla logra momentos conmovedores desde la complicidad del silencio y las miradas, como ocurre durante la escena en la cual el padre, casi como si volviera a ser un niño, comparte con su hija una vivencia dolorosa de su infancia.

El joven Nehuén Zapata aporta frescura y solvencia a su adolescente, un rol que lleva a las tablas la mirada de la orfandad y la desprotección, y conmueve al adoptar un registro irónico propio de quienes ya pasan de todo, sufrimiento mediante.

Las funciones de “La noche del ángel” se ofrece los domingos a las 18.30 y los lunes a las 21, en el Teatro Picadero, Pasaje Discépolo 1857, Capital.