La historia lo recordará como el partido que no debió jugarse

EL EQUIPO TRIPERO QUE SALTO A LA CANCHA ANTE ALMIRANTE BROWN

OPINION
Por MARTIN MENDINUETA

La memoria colectiva de los platenses, no sólo la de los hinchas del “Lobo”, será impiadosa en el momento de elaborar su recuerdo. Pasarán los años y la indignación, peinando canas, con la piel arrugada, volverá a escena para condenar la falta de comprensión, miníma solidaridad y respeto ante una situación demasiado cruel.

¡Cómo pudo ser posible que no apareciera al menos una mente lúcida que elevara su voz para decretar la postergación del partido que no definía absolutamente nada! ¿Acaso era tan difícil imaginar, a partir de las imágenes terribles que escupían los canales de televisión, el sentimiento de duelo que gobierna a los habitantes de esta ciudad?

La AFA, como entidad organizadora de los torneos de fútbol profesional, debió hacerles saber a los responsables del programa nacional “Fútbol para Todos” (¡como si no estuvieran al tanto de la catástrofe ocurrida!) que no era atinado ni justo respetar a rajatabla la agenda pautada para Almirante Brown-Gimnasia.

El partido se jugó y arañó la carátula de bodrio. Sin goles, huérfano de alaridos festivos, con migajas de fútbol y con un grado de interés mínimo de los seguidores del equipo que está cerca de ascender. Gimnasia cumplió presentando una formación que rindió mejor en defensa que en ataque. Pudo haber perdido con el tiro de Garré que devolvió el travesaño; y pudo haber ganado con el remate cruzado de García, que se fue junto al palo izquierdo; o con algún buen cabezazo de Barsottini. Pero empató y pareció lo más justo.

EL VALOR DE UN GESTO

Si lo hubieran suspendido para reprogramarlo, los platenses hubiésemos sufrido exactamente lo mismo; pero no perdamos de vista que la vida en una sociedad moderna se rige por leyes, normas, pautas de convivencia y, también, por gestos. ¡Eso se necesitaba, UN GESTO! Entre tanta demanda de colchones, frazadas, agua mineral, ropa y alimentos, la Ciudad entera esperaba una muestra de sensibilidad de parte de los que toman decisiones.

La cancelación de noventa minutos de fútbol no hubiera evaporado la humedad de las paredes, ni aplacado la congoja de aquellos que sufrieron pérdidas irreparables, aunque, probablemente, les habría hecho sentir a los damnificados que no estaban tan solos; que en los escritorios capitalinos la triste noticia había generado bastante más que un comentario de ocasión.

HOY SE JUEGA POR LA VIDA

No está en el fixture. No usarán camisetas. Casi que no necesitarán árbitros. La formalidad brillará por su ausencia, todos se mezclarán con gusto y de ningún modo habrá vencedores ni vencidos... El partido de básquet, de vóley y de fútbol que esta tarde hará temblar de emoción al Polideportivo mens sana será la mejor jornada que se pueda imaginar. La Ciudad tampoco olvidará este gran gesto. El agua marrón no respetó colores. Arrasó sin preguntar apellidos, filiación política, condición social, creencias religiosas y mucho menos le importó si a la víctima de turno le gustaba más el rojo “Pincha” o el azul “Tripero”.

Hoy se juega por la vida, por el deseo de que los platenses podamos recuperar la sonrisa. La verdad, a esta altura de tamaña solidaridad popular desplegada sin descanso, poco importa que Almirante Brown y Gimnasia hayan tenido que jugar obligados. Los que detentan el poder perdieron una posibilidad más de hacernos creer que les interesa lo que le pasa a la gente.