Enfermedades del corazón: los pobres las sufren cada vez más

Durante los últimos años, las enfermedades cardiovasculares no sólo han venido extendiéndose de manera alarmante sino que parecen adoptar además un nuevo perfil: a medida que las personas de clase media, su blanco tradicional, tienden a incorporar hábitos de vida saludables, su impacto resulta cada vez más grande entre los sectores con menores recursos de nuestra población. De ahí que al celebrarse hoy el Día Mundial del Corazón, la Fundación Interamericana hizo público un llamado de alerta para frenar esa peligrosa tendencia en nuestro país.

“Es necesario revertir la tendencia de crecimiento de las enfermedades cardiovasculares priorizando a los sectores de menores recursos económicos que, por sus condiciones de vida y sus dificultades de acceso a los servicios sanitarios, hoy son los más expuestos a sufrirlas”, señalaron las autoridades del Federación Interamericana del Corazón.

La amenaza sobre la que advierte la FIC se encuentra claramente reflejada en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada por el Ministerio de Salud de la Nación. Mientras que en los sectores de ingresos más altos, la hipertensión (la principal causa de eventos y muertes cardiovasculares) tiene una prevalencia del 27,4%, en los sectores más humildes afecta al 41,9% de la población.

Mientras que en los sectores de mayor ingreso, la hipertensión -la principal causa de infartos- tiene una prevalencia del 27,4%, en los sectores más humildes afecta al 41,9% de la población.

El mismo fenómeno se observa en las tasas de incidencia de otros factores clave que predisponen a sufrir una enfermedad cardiovascular. Y es que “si bien la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo, son frecuentes en toda la población -explica Verónica Schoj, la directora de la FIC-, las dificultades que tienen los más pobres para acceder a hábitos de vida saludables han hecho que hoy sean quienes las sufren más”.

FALTA DE POLiTICAS

La mayor presencia de hipertensos entre las sectores más pobres no es el único indicador de que son hoy el grupo más expuesto a sufrir infartos y accidentes cerebrovasculares en nuestro país, señala Mariela Alderete, la vice directora de la Fundación Interamericana del Corazón, quien menciona como otra señal preocupante el hecho de que tengan además una tasa más alta de exposición al humo del tabaco y de obesidad.

“Esto tiene que ver básicamente con una mala alimentación, porque las dificultades para acceder a frutas y verduras que enfrentan las familias de sectores socialmente vulnerables, sumado a un alto consumo de harinas, favorece entre ellas el sobrepeso y la obesidad”, menciona Alderete.

“Una encuesta que hicimos en todo el país evidencia además que las mujeres y los jóvenes del menor nivel socioeconómico están más expuestos al humo del tabaco que el resto de la población”, asegura la vicedirectora de la FIC.

Al analizar tanto uno como otro fenómeno, Alderete apunta a la falta de políticas de contención. “Si bien el cambio de conducta individual es muy importante para la instalación de hábitos saludables , esos intentos no alcanzan de por sí cuando no existe un entorno que lo acompañe”.

En otras palabras “no es suficiente decirles a los jóvenes que no tienen que fumar o a los adultos que tienen que cuidarse con el consumo de sal. Los cambios de conducta individual necesitan estar acompañados de políticas públicas que los sostengan, desalentando los hábitos saludables y favoreciendo aquellos que hacen bien. Y eso es precisamente lo que vemos que no llega a los sectores socialmente más vulnerables de nuestra población”.

DESDE LA PROPIA COMUNIDAD

“Que las enfermedades cardiovasculares se están acentuando en las personas de menores recursos económicos y educativos es una realidad que se ha venido viendo en las dos últimas encuestas de Factores de Riesgo y que está fuera de toda discusión. Pero es además una realidad que no debería sorprendernos porque lo mismo se observa a nivel mundial: mientras los países más desarrollados han bajado su incidencia a fuerza de generar conciencia, en los países como el nuestro nos cuesta un poco más”, comenta Ricardo López Santi.

Ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología y actual director de Cardiobell, para López Santi esa es la gran lección que hay que aprender. “Las campañas y políticas para promover que la gente adopte hábitos saludables, reduzca el consumo de grasas y de sal, realice más actividad física y deje de fumar dan resultados cuando se las sostiene a lo largo del tiempo”.

“No hay que esperar sin embargo que todas las iniciativas surjan desde los organismos de gobierno -sostiene el médico-. Muchos de los grandes logros que se registran en el mundo en la lucha por instalar hábitos de vida más saludable en la gente -como la promoción de las bicicletas en Amsterdam o incluso el caso de Karelia del Norte, Finlandia (donde todos los vecinos se comprometieron hace 30 años a erradicar las enfermedades cardiovasculares)- han surgido de la propia comunidad”.

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