Con un proyecto pionero, la Provincia busca proteger sus reservas de agua

Por NICOLAS MALDONADO

Acaso porque nuestra Provincia siempre ha estado en una situación privilegida en cuanto a la disponibilidad de agua dulce, este recurso que hoy tiene una importancia estratégica en todo el mundo nunca se llegó a valorar. Es así que un poco por desconocimiento y otro tanto por negligencia nuestras reservas superficiales y subterráneas de agua han venido descuidándose a lo largo de las últimas décadas al punto de que su situación comienza a ser motivo de inquietud.

Al comparar el estado actual del Puelche y el Pampeano, los dos principales acuíferos que atraviesan el territorio bonaerense, con el de hace apenas cuarenta años atrás, la Autoridad del Agua, el organismo provincial a cargo de su gestión, comprobó que el agotamiento y el grado de contaminación alcanzado ya exige tomar medidas de fondo para garantizar su preservación.

“Si bien Buenos Aires cuenta con una cantidad de recursos hídricos considerable comparados con algunas otras provincias argentinas, se evidencian desequilibrios en las reservas subterráneas y manifestaciones de contaminación en la mayoría de los cursos de agua superficial”, señala puntualmente un informe difundido por la Autoridad del Agua días atrás.

El problema es que pese a la seriedad de la amenaza y su tendencia a agravarse con el tiempo, no parece estar del todo claro por dónde comenzar a intervenir. Y es que hasta hoy no sólo se desconoce con exactitud la ubicación y magnitud de la oferta y demanda de agua dulce en la Provincia, sino que tampoco se tiene una idea cierta de las alteraciones ambientales que su uso inadecuado podrían llegar a producir.

Frente a este panorama, la Provincia acaba de implementar un estudio piloto para conocer cómo se usa el agua tanto a nivel doméstico como agrario e industrial y desarrollar así un modelo sustentable de gestión. Aunque recién en su etapa preliminar, esta iniciativa concentra la mirada de expertos en todo el mundo ya que constituye una estrategia pionera a nivel global.

LA HUELLA HIDRICA

Uno de los instrumentos más efectivos que existen hoy para establecer la situación de consumo de agua en un determinado territorio y la forma en que ese consumo afecta su disponibilidad es un concepto desarrollado en 2002 por un experto de la UNESCO que se conoce como “huella hídrica”. La huella hídrica es un indicador del volumen de agua que consumimos tanto directa como indirectamente. Para determinar por ejemplo la huella hídrica de un determinado producto se calcula todo el agua que requiere a lo largo de su cadena, que es bastante más de lo que la gente suele imaginar.

“La mayoría de las personas no llega a visualizar todo el agua que se consume de una forma u otra. Para eso la huella hídrica tiene en cuenta tres tipos de agua: el agua que se capta de una fuente superficial o subterránea para un determinado fin; el agua de lluvia que no se convierte en escorrentía y el agua dulce que se requiere para diluir la carga contaminante de un determinado proceso industrial”, explica la licenciada en Ecología Urbana Luisina Molina, quien participa del proyecto.

Es así que, por ejemplo, para producir una hoja de papel A4 se necesitan 10 litros de agua: para un kilo de carne de cerdo, casi 6 mil litros; un kilo de trigo, 1.500 litros; y un litro de cerveza, unos 150 litros en promedio. Pero el cálculo de la huella hídrica de cada producto varía además según el lugar el y el proceso de producción, por lo cual no existe un valor universal.

En otras palabras, para conocer el impacto que produce la forma en que una población utiliza sus reservas de agua no sirve tomar como referencia datos ajenos: es necesario que cada quien haga su propia medición. Ese es precisamente el primero de los objetivos del proyecto que se está desarrollando a nivel provincial.

UNA CUENCA PILOTO

A fin de establecer una metodología que permita cuantificar el impacto hídrico de cada una de las actividades presentes en territorio bonaerense, la Autoridad del Agua tomó como unidad de estudio piloto una cuenca vecina a nuestra Ciudad. Se trata de la cuenca del Arroyo Las Conchitas, que atraviesa los partidos de Florencia Varela y Berazategui y vierte sus aguas sobre el Río de la Plata.

Con una superficie cercana a los 100 kilómetros cuadrados, esta cuenca ofrece la ventaja de que en ella se desarrolla una amplía variedad de actividades para establecer metodologías de cálculo que luego sean válidas para el resto del territorio: desde zonas con una amplia concentración urbana hasta sectores con emprendimientos florihortícolas y una intensa actividad industrial.

“Es una cuenca que en poco espacio reúne muchas actividades distintas, lo que nos permite establecer metodologías de cálculo que pueden replicarse luego en otras cuencas; es decir, una fórmula para saber qué cantidad de agua insume cada actividad y cómo impactan los distintos usos sobre las reservas hídricas del lugar”, explica la licenciada Liliana Raskovsky, vicepresidenta de la Autoridad del Agua.

De esta forma se espera saber, por ejemplo, si el agua que consumimos se explota en el sitio correcto, si es sustentable esa explotación, cuáles son las consecuencias, cómo compite con otros usos, si será necesaria una relocalización... todos interrogantes imprescindibles para generar un mejor modelo de gestión.

La Provincia intenta dar así el primer paso para un profundo reordenamiento del uso de todos sus recursos hídricos a fin de compatibilizarlo con un eventual escenario futuro donde el agua ya no se podrá derrochar.

HACIA UN NUEVO CANON

A partir de la determinación de la huella hídrica en la cuenca del Arroyo Las Conchitas, la Provincia tiene previsto establecer un nuevo valor económico del agua. Y es que contra el canon actual, que se calcula en base al volumen consumido, lo que se pretende es poder discriminar el cobro del agua en función del impacto que genera cada actividad en particular.

“Si bien existen antecedentes en la determinación de la huella hídrica para grupos definidos de consumidores o productores, el desafío de utilizar este concepto desde la óptica de la preservación de los recursos hídricos y el cálculo del canon por su uso no habían sido nunca abordados en forma tan específica en ningún lugar del mundo”, explica el ingeniero Daniel Coroli, presidente de la Autoridad del Agua.

Más allá de que lo recaudado en concepto de canon tiene por destino exclusivo la preservación de los recursos hídricos y no puede utilizarse con ninguna otra finalidad, Coroli resalta que “el propósito de todo este trabajo no es cobrar más; por el contrario -dice- queremos que la gente pague menos por usar el agua en forma más racional”.