Las favoritas están llegando

Como ocurre cada año, febrero es un buen año para ir al cine: los últimos resquicios de las siempre fugaces vacaciones de verano se encuentran con varios de los estrenos principales de la temporada, que los estudios reservan para las semanas previas al Oscar especulando con una nominación.

Y este febrero no será la excepció n: con la más nominada de este 2017 y una de las tres más nominadas de la historia, “La La Land”, en cartel desde el jueves pasado, llegarán ahora a las salas platenses la galardonada “Luz de luna” (“Moonlight”), que cuenta ocho nominaciones a los Oscar, “Sin nada que perder”, que optará por cuatro premios, y “Talentos ocultos”, que buscará llevarse tres estatuillas del angelino Teatro Dolby el próximo 26 de febrero. Las tres se encuentran, además, nominadas en la categoría de mejor película junto a otros seis filmes. ¿De qué trata cada una?

“Luz de luna”: lírica y urgente

Con un presupuesto de tan solo cinco mill ones de dólares, el más chico de todas las nominadas, “Luz de luna” (“Moonlight”), la película de Barry Jenkins, se transformó en la mejor cinta dramática del año en los Globo de Oro, y la segunda película más nominada del año para los premios Oscar, con ocho opciones.

“Sublime” para la revista Variety, “espléndida” para The Wall Street Journal y “obra maestra” para The New York Times, esta película ha situado también en lo más alto a sus actores: Mahershala Ali y Naomie Harris recibieron nominaciones para la gala de fines de febrero por su trabajo en una cinta que buscó a sus protagonistas niños en una escuela pública y que relata el círculo trágico de la vida de un chico negro y gay, hijo de una adicta a las drogas.

Pero lejos de retratar esta historia con una sucesión de shocks y golpes bajos, Jenkins, que mostró la cinta en el Festival de Mar del Plata el año pasado tras estrenarla en septiembre en el Festival de Telluride, apuesta por una mirada sencilla, sutil y visualmente poética que a pesar de su urgencia y su denuncia es, en definitiva, una película sobre la soledad.

“Sin nada que perder”: el western sorpresa

“S in nada que perder” se estrenó en el Festival de Cannes, que suele programar algunas cintas de género para alivianar y volver más popular la fiesta del cine francés: la cinta de David Mackenzie ocupó, en ese sentido, el rol que en 2015 tuvo “Mad Max: Furia en la carretera”, y como aquel viaje vertiginoso y sucio se convirtió en una gran sorpresa para el público: un guión clásico, complejo y a la vez simple como una maquinaria de relojería, fue aprovechado con una dirección árida como el desierto, sin gestos ampulosos y con gran manejo de los tonos y el inminente estallido del western clásico, a cargo del director Dave Mackenzie, encargado de esta historia que lleva el salvaje oeste a la actualidad.

Solo que esta vez el salvaje oeste es Texas, un mundo sin ley donde el sheriff persigue a los ladrones de bancos que se constituyen en los héroes de la cinta, al luchar contra los bancos, las instituciones culpables de la crisis del 2008, que intentan desposeer a una familia por un puñado de monedas justo cuando en esas tierras acaban de descubrir petróleo. En su intento por pagar la hipoteca dos hermanos dedicarán una semana a robar una serie de bancos en los pueblos arrasados por aquella crisis inmobiliaria, y aparecerán en el radar de Jeff Bridges, pura perfección actoral.

“Talentos ocultos”: la biopic indispensable

Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson no son nombres familiares, pero la labor de estas mujeres negras en los 60 fue decisivo en el éxito de las misiones espaciales de Estados Unidos pese al racismo y la desigualdad que sufrieron, algo que refleja el drama “Talentos ocultos”, que muestra a Taraji P. Henson, Octavia Spencer (nominada al Oscar) y la cantante Janelle Monae como las encargadas de dar vida a esas tres heroínas en la ficción.

“Estas tres mujeres deberían ser parte de los libros de Historia en todo el mundo, pero por desgracia no es así”, dijo Spencer, que agregó que “al menos, para eso están las películas, para sacar estas historias que el tiempo y las circunstancias han hecho que fueran casi invisibles”.

La actriz interpreta a la supervisora de las trabajadoras negras de NASA, Dorothy Vaughan, la encargada de gestionar todo un equipo de trabajo formado por mujeres negras, aisladas en un edificio aparte con baños propios para “gente de color” y alejado de los lugares donde se toman las decisiones importantes en la carrera por la conquista del espacio frente a la Unión Soviética.

“Hay muchas similitudes entre las desigualdades que se vivían en los años 60 y situaciones concretas de nuestra sociedad actual. Cada día corremos el riesgo de perder ciertos derechos. La posibilidad está ahí, pero creo que sería muy difícil que nos los arrebataran por completo. La gente se rebelaría”, manifestó Spencer.

La cinta se basa en el libro de Margot Lee Shetterly, una mujer que creció junto a Katherine Johnson en Virginia y que fue únicamente hace unos años cuando descubrió su cometido dentro de la NASA, vital para que John Glenn orbitara alrededor de la Tierra o para que Neil Armstrong caminara sobre la Luna. Pero es dirigida por un cineasta blanco, Theodore Melfi, que toca todas las teclas del biopic clásico, incluyendo una versión muy edulcorada de los propios trabajadores blancos de la heroica institución estadounidense, comenzando por Al Harrison (interpretado por Kevin Costner y dueño del momento más épico de la cinta) y el caballeroso John Glenn (Glen Powell).