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La Ciudad |UNA FIGURA MONUMENTAL DE LA CIENCIA DE LA CIUDAD

Florentino Ameghino, el autodidacta de los “Cinco Sabios”

A fines del siglo XIX era el naturalista argentino más famoso en Europa y también el más controversial. La polémica por su lugar de nacimiento persiste hasta nuestros días. En 2020 se filmó una miniserie sobre su vida y su obra

Florentino Ameghino, el autodidacta de los “Cinco Sabios”

Los aportes de florentino ameghino resultaron de una enorme valía

2 de Marzo de 2023 | 03:53
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Es considerado por muchos como el “padre” del pensamiento científico latinoamericano pese a que su principal teoría, la del origen del hombre en la zona del Río de la Plata, estaba equivocada. Lo cierto es que Florentino Ameghino fue una figura monumental de la ciencia naturalista en disciplinas como la paleontología, geología, zoología, antropología y climatología. Y todo lo hizo en forma autodidacta.

Sus trabajos científicos fueron traducidos a varios idiomas, pero en nuestro país su figura resultó muy controvertida dentro del ambiente científico del cual él no provenía. Pese a ello, el Perito Francisco Moreno, que en 1884 había asumido el desafío de crear el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en 1886 contrató a Ameghino nada menos que como subdirector, y también a su hermano menor, Carlos, como “naturalista de campo”.

A partir de ese momento, Ameghino se radicó en La Plata en donde vivió hasta su fallecimiento.

También se sigue discutiendo en la actualidad si Ameghino verdaderamente nació en Moneglia (Italia), una pequeña villa cercana a Génova, el 19 de septiembre de 1853 con el nombre de Giovanni Battista Fiorino Giuseppe Ameghino, o si lo hizo en Luján el día 18 de ese mismo mes pero de 1854 bajo el nombre de Florentino Ameghino, como el sabio siempre sostuvo. Científicos del Conicet, la UNLP y la UBA llevaron a cabo un trabajo de investigación sobre esta cuestión.

 

Realizó una enorme contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la Argentina

 

Su figura sigue siendo tan importante, que en 2020 se filmó una miniserie de varios capítulos del tipo “docu-ficción” denominada “El loco de los huesos, Juicio a Florentino Ameghino”, que se proyectó en Canal Encuentro, con la actuación de Luis Ziembrowski en el papel del naturalista.

SUS COMIENZOS

Sus padres, originarios de Moneglia, Antonio Ameghino y María Dina Armanini, al llegar de Italia se establecieron en la ciudad de Luján, en donde adquirieron un lote en la calle Las Heras (actual “Museo Municipal Ameghino”) en donde construyeron una casa en la que se criaron sus hijos Juan, Florentino y Carlos.

Desde niño, a Florentino le apasionaba realizar largas caminatas por las veras del río Luján, durante las cuales fue encontrando distintos tipos de huesos y restos fósiles que comenzó a coleccionar.

Ello motivó que se desatara en él una, podría decirse, desenfrenada pasión por el estudio de la paleontología, lo que a su vez le permitió ir clasificando los huesos que de continuo hallaba, descubriendo que muchos de ellos pertenecían a especies animales de épocas remotas, y que incluso algunos eran desconocidos por la ciencia hasta ese momento.

Todo ese proceso hizo que ya sobre el final de su adolescencia comenzara a producir sus primeros escritos científicos sobre paleontología, los cuales tuvieron inicialmente una mesurada acogida entre los naturalistas académicos, aunque Ameghino se las ingenió para que sus trabajos llegaran a Italia en donde fueron sumamente valorados.

El joven estudioso fue ampliando cada vez más las zonas de exploración en la cuenca del río Luján, llegando hasta Mercedes, en donde se desempeñó como docente en la principal escuela de esa ciudad hasta 1877.

A LA CONQUISTA DE EUROPA

En 1878 Ameghino viajó a París a participar de una exposición paleontológica y otros eventos científicos, llevando consigo una importante cantidad de huesos de especies animales que no estaban clasificadas por los científicos del Viejo Mundo y a las cuales él les había puesto distintas denominaciones.

Sus investigaciones también comprendieron a la botánica, la zoología y la geología, ramas en las que contribuyó con importantes aportes científicos.

Una de sus teorías indicaba la coexistencia entre seres humanos y la megafauna extinta en la zona pampeana, incluyendo un posible origen del ser humano en la zona del Río de la Plata y posterior evolución en América.

Su éxito fue rotundo y el ambiente académico europeo valoró enormemente sus hallazgos al punto que, según se cuenta, vendió una parte de la colección paleontológica que había llevado.

Regresó a Europa tres años después, en 1881, con nuevas colecciones que al igual que en el primer viaje, vendió para costearse estudios más complejos en nuestro país.

A su regreso de este viaje, abrió una librería en la ciudad de Buenos Aires y comenzó a entrenar a su hermano Carlos en el trabajo científico de campo.

En esa misma época la Universidad Nacional de Córdoba lo contrató como profesor de zoología.

LLEGADA A LA PLATA

Con un prestigio internacional sólidamente ganado, como se dijo, en 1886, fue nombrado por Francisco P. Moreno como vicedirector y secretario del Museo de La Plata, asignándole la sección de Paleontología, a la que Ameghino enriqueció con su propia colección que vendió al estado provincial. Su hermano Carlos fue contratado como “naturalista de campo y ayudante preparador de paleontología”.

Crónicas de la época coinciden en señalar que Moreno y Ameghino no se llevaban bien, pero que el primero se había visto forzado a contratar al segundo por su prestigio como una forma de dar un paso en búsqueda de la excelencia para el Museo.

Se cuenta que Moreno pretendía que las publicaciones científicas de Ameghino no fueran a título personal sino del Museo, una cuestión que fue deteriorando aún más la relación entre ambos.

Hacia 1887, tras exitosas expediciones de Carlos al río Santa Cruz, Florentino clasificó 122 nuevas especies y realizó la publicación de los correspondientes trabajos, lo que hizo que finalmente Moreno expulsara a ambos hermanos de sus cargos en el Museo, prohibiéndoles además el ingreso al establecimiento.

Poco después, Ameghino fue designado como director del Museo Nacional de Buenos Aires, aunque prosiguió viviendo en La Plata.

También continuó durante varios años organizando expediciones con fines científicos a distintas zonas del país, las que eran costeadas en parte por el gobierno nacional y en parte por distintos mecenas que admiraban al naturalista.

SU LEGADO

Florentino Ameghino falleció en La Plata, a la edad de 57 años, el 6 de agosto de 1911, y la inhumación de sus restos en el cementerio platense fue la más multitudinaria hasta ese momento en la Ciudad.

A lo largo de su vida realizó una obra científica y literaria que se describe como monumental y que es un claro exponente cultural y científico que llevó a cabo la controvertida “generación del 80” en Argentina.

Su libro “la antigüedad del hombre en el Plata” fue publicada en dos tomos en 1880 y 1881; en 1884 editó Filogenia, una obra teórica en la que desarrolló su concepción evolucionista y que propició la fundación de una taxonomía zoológica de fundamentos matemáticos. En 1889 publicó “Los mamíferos fósiles en la América Meridional”, que se tradujo más tarde al francés.

Tras ser incorporado a la Academia Nacional de Ciencias presentó en esta prestigiosa institución su obra magna, compuesta por 1.028 páginas y el atlas “Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina”. Esta inmensa obra de 1889 le valió la medalla de bronce en la Exposición Universal de París.

También fue autor de varios otros libros y de más de dos centenares de trabajos científicos, gran parte de los cuales fueron editados en nuestro país, Europa y Estados Unidos.

 

Desde niño, a Florentino le gustaba realizar largas caminatas por las veras del río Luján

 

A fines del siglo XIX cuando el sistema de lagunas Encadenadas del Salado comenzó a secarse, Ameghino había advertido sobre la necesidad de resolver el problema de las grandes sequías mediante una sistema de canalizaciones que permitiesen retener en la región volúmenes de agua excedentes en los períodos ricos. Esto quedó plasmado en su libro “Las secas y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires”, contemplando la derivación de las aguas dulces excedentes hacia zonas bajas para crear reservorios que servirían de reserva en épocas de sequía.

 

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