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Información General |Entre los desafíos del tránsito, las paradas a veces colmadas y las dificultades para personas discapacitadas

En micro por La Plata: crónica de un viaje en la Ciudad

Con mayor o menor tiempo de espera según la hora del día, con asientos disponibles o apretujado y de pie, la experiencia de usar el transporte público local es diversa

En micro por La Plata: crónica de un viaje en la Ciudad

Muchas de las unidades que circulan por La Plata no resultan accesibles para personas con discapacidad / EL DIA

18 de Mayo de 2023 | 01:03
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Una frase común entre urbanistas sostiene que la forma más fácil de saber si el sistema de transporte de una ciudad funciona bien es evaluar el poder adquisitivo de sus usuarios: el hecho de que personas con recursos lo utilicen habitualmente suele ser un indicador de que éste funciona bien. La observación tiene su lógica: si quienes podrían trasladarse en su propio auto o pagar un taxi prefieren viajar en forma cotidiana en micros o subterráneos sugiere que su servicio ofrece un nivel de eficiencia y comodidad proporcional.

Aunque resulta innegable que existen muchos otros factores que inciden en esta elección, lo cierto es que en La Plata el grueso de los usuarios del sistema de micros recurre a él porque lo prefiere a trasladarse en bicicleta o caminar, y en muchos casos más por falta de tiempo y cuestiones meteorológicas que por comodidad.

Poco después del mediodía en la cuadra de avenida 1 entre 47 y 48, donde tienen su parada varias líneas de colectivos urbanos, la mayoría de quienes esperan que llegue su micro son mujeres con hijos y estudiantes que acaban de salir de las aulas de Facultad de Ingeniería y el Colegio Nacional.

A esa hora del día, la frecuencia de arribos a la zona es alta. Constantemente pasan unidades de distintas líneas y ramales, que en cuestión de segundos cargan y descargan pasajeros para continuar su recorrido hacia los diversos puntos de la Ciudad.

En la parada de la línea Oeste, la espera de una unidad del ramal 11 o del 86 (los dos que van hacia la plaza Moreno) toma a esa hora del mediodía poco menos de siete minutos, un plazo que coincide con lo calculado por la aplicación para teléfonos celulares que la misma compañía que administra la línea ofrece a los usuarios para que puedan conocer la frecuencia de sus servicios sin desesperar.

Desde hace ya algunos años, en gran parte del Área Metropolitana de Buenos Aires funcionan diversas aplicaciones para teléfonos celulares (ofrecidas por el Estado o las propias firmas transportistas) que permiten conocer en tiempo real el plazo de demora del micro que necesitamos abordar. En La Plata, es posible en el caso de algunos micros. Con esta tecnología, la incertidumbre angustiosa de estar esperando un colectivo sin saber cuándo podría llegar es algo que queda atrás; lo que no garantiza que el sistema siempre funcione bien.

Otra tecnología, en este caso el de las tarjetas magnéticas del sistema SUBE, agiliza también el abordaje. En menos de veinte segundos, las siete personas que estaban en la parada esperando el micro Oeste subieron a él sin contratiempos, pese a que la unidad viene ya bastante cargada y con al menos una docena de pasajeros viajando de pie. Y es que la mayoría prefiere apretujarse a llegar tarde o quedarse esperando otra unidad que, a esa hora pico del día, probablemente llegue tan cargada como la anterior.

Como muchas de las unidades de circulan por la Ciudad, el micro no contaba con piso bajo ni un sistema de rampas para facilitar el acceso a las personas con discapacidad. De haber habido alguien en silla ruedas entre quienes estaban en ese momento en la parada no hubiese podido subir.

Acaso apremiado por un rígido horario impuesto por la empresa o por puro gusto por la velocidad, el chofer del micro pisa con ganas el acelerador. El viaje de quince minutos desde El Bosque hasta la plaza Moreno resulta, como es habitual, un paseo vertiginoso no muy recomendable para la pareja de adultos mayores que viaja parada sosteniéndose de las manijas de los asientos sin disimular cierta expresión de pavor.

La mayoría prefiere apretujarse a llegar tarde o esperar otra unidad tan cargada como la anterior

Aunque entre la Estación del Ferrocarril y la plaza San Martín el micro avanza raudo a los sacudones y en más de una oportunidad frena bruscamente amenazando con desparramar por el piso del pasillo a quienes viajan de pie, nadie ofrece su asiento a la pareja mayor. Varios adolescentes que viajan sentados ni siquiera parecen registrarlos: van sumergidos en la pantalla de sus teléfonos. Son dos mujeres no mucho más jóvenes que ellos quienes finalmente se levantan para cederles su lugar.

La tardía solidaridad con la pareja mayor se ve compensada unos minutos más tarde cuando, al llegar a la plaza San Martín, una pasajera que acaba de subir descubre -al pasar su tarjeta SUBE por el lector de la máquina ticketera- que ya no cuenta con más crédito.

En medio de la demora que produce el percance y cuando la mujer sin crédito ya está a punto de bajarse resignada por su falta de previsión, al menos tres pasajeros se ofrecen a costearle el viaje. Aunque se trata sin duda de un gesto elogiable, lo cierto es que aun en medio de la crisis económica actual es algo que todavía está a mano de casi cualquier persona: lo que sale el boleto en su segunda sección (unos 47 pesos) no alcanza ni para comprar siquiera un turrón de maní.

Pese a que ese tramo del recorrido de la línea Oeste -por atravesar el centro de La Plata- suele verse interrumpido por manifestaciones y protestas, en especial al mediodía, lo que obliga a realizar largos rodeos en medio de embotellamientos, en este caso no fue así. En menos de quince minutos el micro se encontraba ya pegando la vuelta a la plaza Moreno, para tomar por diagonal 73 hacia Plaza Azcuénaga y así alejarse del centro geográfico de la Ciudad. Aunque no por eso, con menor cantidad de pasajeros, ya que, como suele ocurrir, fue contante el subir y bajar mientras la unidad avanzaba por la avenida 44 hasta salir del casco urbano para encaminarse hacia Olmos, con paradas en 155, 167, ruta 36 y por esa vía hasta 52, para luego llegar hasta 197 y de ahí, una vez más a 44, para seguir subiendo hasta 229 y 52.

 

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