Otro golpe millonario en La Plata, y van... el delito no se toma vacaciones

Desde hace años que las vacaciones de verano representan una inmejorable oportunidad para que los ladrones especializados en la ejecución de golpes en casas cuyos dueños se encuentran ausentes, aumenten sustancialmente sus rendimientos.

Como dice el dicho, “la ocasión hace al ladrón”. Y justamente, la temporada estival es, por lejos, el momento del año en el que la gente se ausenta más de sus casas.

Ya sea para visitar distintos destinos turísticos o simplemente para disfrutar de la actividad al aire libre en plazas y parques de la Ciudad.

En el millonario escruche se llevaron hasta una pelota de promoción de una conocida petrolera

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De este modo, lo que para una persona representa un momento de descanso y esparcimiento, para otros es una veta a explotar.

Así, mientras a cientos de kilómetros las víctimas recorren nuevos lugares, disfrutan de nuevos sabores y aromas y aprovechan cada instante de su merecido descanso, otros ponen en marcha orquestados planes para adueñarse de sus bienes sin ningún tipo de resistencia.

Volver a la rutina después de haber pasado tantos días de disfrute, ya supone un sabor amargo.

De hecho, está comprobado que la mayoría de las personas experimentan un bajón anímico una vez que termina un viaje.

Es por ello que lo que vivió en las últimas horas una familia al retornar a su casa, después de pasar casi un mes de vacaciones en distintos balnearios bonaerenses, fue un verdadero mazazo.

De acuerdo a lo que se conoció del hecho, el dolor de cabeza no comenzó ayer cuando abrieron las puertas de su domicilio ubicado en 69 entre 15 y 16 y encontraron un desorden mayúsculo y varios faltantes.

La angustia y la bronca comenzaron a desatarse el pasado sábado cuando el dueño de casa revisó su teléfono y advirtió que tenía varias notificaciones de una su aplicación de seguridad.

La jornada había sido una de esas para el recuerdo. Desconectado por completo del mundo, se había dedicado a poner toda su atención en sus afectos.

Aquella dedicación y el sonido del mar se confabularon para que ni cuenta se diera de que su teléfono había vibrado durante un largo lapso de tiempo.

Cuando la tarde comenzaba a caer se le ocurrió desbloquear su dispositivo para ver las novedades y fue en ese momento que un frío le recorrió la espalda.

Al deslizar se dio cuenta de que su app de seguridad le había estado alertando que las cámaras y sensores habían detectado movimiento en su domicilio.

Inmediatamente abrió esa herramienta y descubrió que las cámaras habían sido desconectadas.

De forma instintiva, se fue al almacenamiento y allí descubrió que al menos tres sujetos habían vulnerado la tranquilidad de su hogar.

Sin saber el desenlace de aquella situación, ya que a los pocos minutos de la irrupción, los delincuentes desactivaron las grabaciones, el hombre decidió un inmediato regreso.

En casi cinco horas, el damnificado recorrió los poco más de 450 kilómetros, que separan a Necochea y a La Plata.

Cuando arribó a su casa, hacía varias horas que los intrusos habían abandonado la escena.

Como pudo avanzó entre los objetos desperdigados por habitaciones y pasillos.

Inmediatamente, el dueño de casa se dirigió al escondite de sus ahorros y descubrió que había sido vulnerado.

Allí no sólo guardaba 10 mil dólares sino que también joyas y papeles de importancia. Tomaron todo, menos los documentos.

En medio del dolor por las fuertes pérdidas que sufrió, la familia realizó un inventario de sus pertenencias y así pudo detectar los faltantes.

Así descubrieron que se llevaron dos notebook, un teléfono celular, un ventilador, una radio digital, varios perfumes importados, pulseras y anillos de oro y plata, dos tarjetas de crédito American Express, zapatillas, indumentaria y hasta una pelota, que se habían ganado por la promoción de una petrolera.