El aborto desató la crisis menos deseada por Vidal

Por | Mariano Perez de Eulate

D etrás de la gran efervescencia que generó el anuncio de las modificaciones en el Servicio Penitenciario Bonaerense, en el gobierno de María Eugenia Vidal existen otros “ruidos” de gestión que tienen poco rebote hacia afuera de las paredes de Palacio pero que reconocen un inocultable impacto intramuros.

Es lo que sucede en Salud casi desde principios de este año; un “run- run” que por estar horas ha resurgido debido a la polémica que se armó por la decisión de la ministra del área, Zulma Ortiz, de sumar a la Provincia al protocolo de Aborto No Punible recomendado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación hace más de 4 años.

Se trata de una decisión que ya tomaron otros distritos. Muy resumidamente: apunta a permitir el acceso a esta práctica de interrupción del embarazo cuando esté en peligro la vida de mujer o cuando la gestación fuese producto de una violación.

Son procedimientos que, según la información oficial del ministerio suministrada la semana pasada, tienen baja complejidad y pueden realizarse en forma ambulatoria.

Esta decisión de Salud le ha abierto un notable frente de conflicto a Vidal, quien públicamente no ha sido concluyente respecto a su propio pensamiento sobre el tema.

Surge la duda: ¿tomaría Ortiz una decisión así sin consultar a su jefa? Anoche, en forma extraoficial, se afirmaba en la gobernación que la mandataria no avalaría la resolución de su ministra, que técnicamente aún no está en vigencia.

Las mismas fuentes dejaron trascender que la cartera de Salud se encuentra trabajando en la elaboración de un nuevo protocolo que dejará sin efecto el rubricado por Ortiz (ver pagina 11).

El dato supondría una contundente desautorización a Ortiz, una médica de reconocido trabajo a favor de la salud pública pero que varias fuentes oficiales insisten en describir como “desbordada” por la lógica de gestión de un ministerio de proporciones gigantescas y problemas constantes por fondos que nunca alcanzan.

el intendente mimado

El episodio del protocolo de Aborto No Punible vino a revivir versiones que se creían olvidadas. Son las que dicen que Vidal estaría pensando en impulsar el desembarco en la cartera de Salud de un peronista que conoce el área. Se trata del intendente de San Nicolás, Ismael Passaglia, que ya fue ministro de Salud en gestiones anteriores.

No es secreto que Vidal viene mimando políticamente a Passaglia y sueña con sumarlo al lote de justicialistas que han emigrado a Cambiemos. Para colmo, el jefe comunal está en uso de licencia al menos hasta fin de mes, lo que en su pago chico ha reforzado las teorías de la mudanza. Dato: lo reemplaza en la comarca su propio hijo, Manuel, que fue el primer concejal de la lista que consagró al médico como intendente en la última elección. Delicias hereditarias del peronismo bonaerense.

Como sea, en el mundo Cambiemos se afirma que Vidal viene ofreciendo a Passaglia al menos el manejo de una importante tajada de poder dentro del ministerio de Ortiz, vinculada al plan de obras que se destinará al área de Salud en los próximos dos años. Se habla de una suerte de “Unidad Ejecutora” con cierta autonomía.

El episodio del aborto no punible vino a revivir versiones que se creían olvidadas. Son las que dicen que Vidal impulsaría el desembarco de un peronista en la cartera de salud

Eso era hasta que salió la polémica por el protocolo de Aborto No Punible. Que, acaso, precipite ciertos tiempos. Es que ese paso, si finalmente se concreta, tal vez no sea tolerado por la ministra Ortiz, que por estas horas enfrenta un conflicto sindical con los médicos enrolados en la Cicop.

Esa veta de la vuelta al ministerio, la de pelearse todo el tiempo con los sindicatos, sería una de las cosas negativas que pone Passaglia en la balanza a la hora de evaluar la conveniencia de aceptar una oferta de la gobernadora para, llegado el caso, calzarse el traje de ministro y blanquear un salto al oficialismo que todo el mundo da por hecho.

Vidal encontró objeciones para avalar el protocolo de salud dentro y fuera de su Gobierno. La semana pasada escuchó en persona las quejas de interlocutores enviados por Iglesia Católica, con quien ella mantiene excelente sintonía: Es más: es una de las dos mujeres macristas que han merecido elogios del Papa Francisco por su compromiso social. La otra es la ministra nacional, Carolina Stanley.

objeciones

El ministro de la Producción, Joaquín de la Torre, hombre de firmes convicciones católicas, recibió varios llamados de la jerarquía eclesiástica, donde mantiene relaciones de amistad con ciertos obispos. Escuchó más o menos esta queja: “Todos nosotros estamos haciendo un esfuerzo para mejorar la relación del presidente Macri con el Papa y ustedes salen con esto”. Enojado por ese “ruido inconveniente”, De la Torre, de extracción justicialista, habría tenido un diálogo muy fuerte con su colega Ortiz, antes de llevarle la inquietud de los sacerdotes a la gobernadora Vidal.

No es todo. Ayer trascendió muy extendidamente, como esas veces que las cosas se cuentan con intenciones de viralizarlas, que el secretario de Legal y Técnica, Julio Conte Grand, otro hombre vinculado a la Iglesia, se habría convertido en el gran objetor interno de la resolución firmada por Ortiz. Conte Grand, además de cuidarle la firma a la gobernadora y de llevarse bien con Elisa Carrió, suena como próximo Procurador General de la Suprema Corte. O sea: jefe de todos los fiscales provinciales.