Cómo llegaron a dormir en La Plata los restos del dinosaurio más grande

NOTA II

La Plata es, casi, la capital de los dinosaurios. Porque en el Museo local se cuenta con uno de los patrimonios más ricos de esta especie extinguida, y hay desde esqueletos completos hasta gigantescos huevos con embriones petrificados. Aquí se conservan, además, los restos del más grande de todos los dinosaurios, que llegaron casi por casualidad y sin que se supiera de qué se trataba.
Medía 40 metros de largo -casi media cuadra de las de nuestra ciudad- y pesaba más de 100 toneladas. Era una mole gigante que a cada paso hacía temblar la tierra y, por haberse encontrado sus primeros restos en nuestro país, se lo llamó Argentinosaurus. Hace unos 10 años, esta especie fue confirmada como la más grande de todas cuantas habitaron el planeta. Pero sin embargo, huesos suyos estuvieron en La Plata desde mucho tiempo antes.
"Los primeros restos de lo que luego se sabría era un Argentinosaurus -destacó la paleontóloga platense Zulma Brandoni de Gasparini- fueron encontrados en la década del 40 por un geólogo petrolero que había estudiado en la Universidad de La Plata. En ese momento se producía el "boom" de crecimiento de Plaza Huincul, Neuquén, y con las excavaciones se encontraron muchos fósiles. Por entonces, los geólogos tenían la buena costumbre de enviar esos restos a los principales museos del país. Y fue así que aprovechando la línea de tren que iba de Zapala a La Plata, enviaron aquí unos fémures tan inmensos que parecían troncos petrificados, y que fueron guardados aquí hasta hoy".
"Nosotros no sabíamos muy bien de qué se trataba -añadió Gasparini- e inclusive muchos especialistas del hemisferio norte, cuando realizaban conexiones con el Museo de La Plata, se sorprendían por el tamaño de esos fémures que nunca antes habían visto. Nadie sabía que podían existir animales tan grandes, hasta que pasó el tiempo y en Huincul se encontró más material que permitió confirmar la existencia del Argentinosaurus. Por lo que aquel que recibimos sin saber de qué se trataba en los años 40, era muy posiblemente de la misma familia del que se descubrió casi 50 años después".
Aquel gigante que corrió por lo que hoy es nuestra Patagonia, era un herbívoro que, con un solo golpe de mandíbulas, era capaz de deglutirse en un santiamén un árbol entero. "De esa misma especie -destacaron los paleontólogos platenses- se encontraron vértebras de 1,65 metros de alto, es decir del tamaño de una persona. Este animal, el más grande de todos los que pudieron ser confirmados hasta la fecha en todo el mundo, era de forma cuadrúpeda y sin ser tan veloz como los bípedos, se desplazaba a través de grandes espacios".
"Es así que en nuestro país -agregaron- tuvimos la suerte de haber podido registrar no solamente los restos de las especies más primitivas del período Triásico, sino también que del período Cretácico se encontraron registros de los más grandes dinosaurios que habitaron el planeta. Dentro de las formas herbívoras, el más grande de todos cuantos se conocen hasta el presente fue este argentinosaurus, que se calcula alcanzó unos 40 metros de largo y unas 100 toneladas de peso, que fue hallado y confirmado en Plaza Huincul, hace unos 10 años. De este gigante, se conservan actualmente en El Chocón rastros de pisadas de entre 1 y 1,10 metros de diámetro por cada pata".
Aquel gigante fue el más grande de todos y, como quedó dicho, se alimentaba de la abundante vegetación que lo rodeaba. Pero por aquellos tiempos vivía en nuestro territorio otro dinosaurio, también de enormes dimensiones, que fue el más grande entre los suyos, los carnívoros.

"El carnívoro más grande del mundo fue también encontrado en El Chocón -señalaron los paleontólogos del museo platense- y es un bípedo que fue denominado "Giganotosaurus Carolinii". Era de un aspecto feroz, predador, muy bien preparado para atacar a sus presas y también para comer carroña, como que limpiaba de cadáveres a toda su zona, para cumplir una función muy importante dentro de las cadenas de alimentación, porque este gigante cumplía con los dos roles".
Este carnívoro argentino era todavía más grande y más poderoso que el famoso "Tiranosaurus Rex", el dinosaurio emblemático de Norteamérica que popularizó Spielberg en sus películas. El gigante nuestro está también relacionado o emparentado con otros dinosaurios carnívoros que con el tiempo aparecieron en Africa, por cuanto en aquel momento Sudamérica y Africa estaban unidas, compartiendo las mismas faunas.
"Por su tamaño y sus características -señalan los especialistas platenses- el Giganotosaurus comía todo lo que se le presentaba. Era una especie de predador final, el que está en la punta de la pirámide de las cadenas alimenticias, el más poderoso. Tal vez fueran numéricamente inferiores, aunque sin competidores directos, algo así como lo que ocurre actualmente en la Sabána con los leones y el resto de los herbívoros. La naturaleza siempre regula estas situaciones, ya que los mecanismos evolutivos y biológicos serían prácticamente similares a los actuales, con el lógico cambio de actores".
"En Sudamérica, y particularmente en la Patagonia -destacaron los expertos- se han encontrado más de 40 especies, prácticamente el 10% de todos los dinosaurios descubiertos hasta ahora en el mundo. Entre ellos, las dos especies más grandes que se conocen, el Argentinosaurus en herbívoros, y el Giganotosaurus entre los carnívoros".
El equipo de paleontólogos de la facultad y Museo de La Plata -del departamento Paleontología Vertebrados- que componen la doctora Zulma Brandoni de Gasparini, Marcelo de la Fuente, Marta Fernández y Paula Bona, todos docentes de la UNLP e investigadores del Conicet- se dedica al estudio de reptiles extintos de la era Mesozoica y, como tal, es reconocido no sólo en el país sino en el mundo entero. Tanto, que a modo de homenaje a la doctora Gasparini, uno de los dinosaurios descubiertos en nuestro país lleva su nombre: "Gasparinisaurus".

Parte de esos estudios, inclusive, están orientados al análisis de la reproducción de aquellos fantásticos especímenes.
"Todos estos dinosaurios -explicaron- ponían huevos, y se han encontrado muchos de ellos en la Patagonia, algunos de los cuales están inclusive expuestos en las salas de nuestro Museo. A su vez, recientemente se han encontrado huevos petrificados con embriones, lo que parece algo fantástico después de tantos millones de años".
"Posiblemente una tormenta de arena o de frío o una nube volcánica impidió la eclosión de esos huevos -destacaron los paleontólogos platenses- tapando el nido y posibilitando que se preservaran fantásticamente los embriones dentro de los huevos. Los que tenemos aquí en el Museo de La Plata tienen aproximadamente unos 15 centímetros de diámetro, con una capacidad de 3 litros y un peso aproximado de un kilo".
"También se ha podido estudiar -agregaron- analizando las cáscaras de los huevos de dinosaurio, que en algunos casos no han eclosionado a causa de bajas temperaturas. Cuando la temperatura exterior baja abruptamente más allá de lo que el animal está adaptado, el huevo es retenido en el ovoducto de la hembra. Y en la medida que es retenido, se van sumando capas de cáscara, de manera que cuando finalmente el huevo es depositado, no se puede desarrollar el embrión porque al tener tantas cáscaras, no puede hacer el intercambio gaseoso imprescindible para su crecimiento. Fue así que se analizaron huevos en Alemania y también en nuestro país, y se reconocieron estas tres o cuatro capas en los huevos, muchos de los cuales conservaron hasta nuestros días sus embriones".
"En lo que hace a la reproducción de los dinosaurios -graficaron- hay que pensar en lo que sucede con las aves de nuestros días. Seguramente habría un cortejo, y se interpreta que en algunos dinosaurios la presencia de ciertas placas y cuernos serían propias de los machos como una exhibición en el momento del cortejo propiamente dicho y el consecuente apareamiento. Se han encontrado hasta el momento nidadas de dinosaurios de 3 ó 4 huevos, y otras de 15 ó 20. Seguramente, como ocurre actualmente con las aves y los reptiles, cuanto mayor es el número de huevos, menor es el cuidado materno, mientras que a la inversa, cuando son pocos el cuidado es mayor. No se ha podido comprobar demasiado en cuanto a su grado de fertilidad, aunque si estas especies se conservaron a lo largo de tantos millones de años, evidentemente han de haber desarrollado un sistema reproductivo muy efectivo".
Próxima nota: La Extinción, el principio del fin.

Los que dominaban los mares

Paralelamente, mientras los dinosaurios dominaban en la tierra, en los mares prevalecían otros gigantes, reptiles marinos de distintos grupos llamados plesiosaurios, ictiosaurios, mesasaurios, etc. A su vez, dentro de cada uno de esos grupos, había una enorme cantidad de géneros y especies. En este marco, eran los plesiosaurios los que desempeñaban el rol de los grandes tiburones actuales, los grandes predadores de los mares.
"Es que a lo largo de la historia de la vida -destacó la doctora Gasparini- siempre ha habido animales que han cumplido roles que luego pasan a ocupar otros. En lo que hace a aquellos mares, eran mucho más cálidos que los actuales, y de temperaturas más parejas, por lo que se podía llegar a los mares australes con temperaturas que actualmente tenemos en el sur de Brasil, por ejemplo. Entonces aquella fauna podía tener una dispersión geográfica muy grande. También habitaban esas aguas una gran cantidad de invertebrados, caracoles, amonites, bivalvos, gusanos, corales y una gran diversidad de peces".
"Se supone que estos grandes reptiles marinos -agregó- se han extinguido al mismo tiempo que los dinosaurios. Algunos grupos, como los ictiosaurios, desaparecieron unos 40 millones de años antes de la finalización del Mesozoico; otros, como los plesiosaurios, hacia fines del Cretácico. Pero no se sabe aún cuales fueron las causas de su extinción. Algunos paleontólogos interpretan que las cenizas volcánicas pudieron haber afectado la geoquímica del agua, y con ello no solo a estos grandes reptiles, sino a muchísimas especies de los peces más primitivos".

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