El mundo llora a uno de los gigantes del cine y el teatro

Fue una figura mítica y uno de los últimos grandes actores de Italia participando de la gran movida cinematográfica que siguió al neorrealismo. Visitó varias veces nuestro país por el que sentía particular afecto

Con el actor Vittorio Gassman, que murió ayer a los 77 años de edad, desaparece uno de los "monstruos" que marcaron el cine y el teatro italianos y del mundo durante medio siglo, particularmente en nuestro país con el que existió una mutua relación de afecto y en donde supo cosechar la admiración de un público que le fue fiel en los cines y en cada una de sus visitas.
Actor de incomparable versatilidad, seductor magnífico, comediante de risa inconfundible, su figura atravesó todos los escenarios durante más de 50 años de carrera. Hijo de un austríaco y de una italiana campeona de baloncesto, Vittorio Gassman nació el Génova (norte de Italia) el 1 de septiembre de 1922. Alentado por su madre, que supo descubrir su temperamento de actor, abandonó los estudios de Derecho e ingresó en la Academia de Arte Dramático de Roma.
En 1943, debutó en el teatro en Milán y tempranamente fue dirigido nada menos que por Luchino Visconti. Su amor por los escenarios fue eterno. Fundó su propia compañía, Il teatro d'Arte italiano, en 1948, y con una carpa llevó el teatro al pueblo a la manera del célebre Teatro Popular de Francia.
Después de una serie de papeles en el teatro trágico ("Un tranvía llamado deseo", "Hamlet", "Edipo Rey"), el cine recurrió a él en 1946. Con escasas excepciones como "Riso Amaro" ("Arroz amargo"), sus 35 primeras películas fueron "horribles", según sus propias palabras.
Fue Mario Monicelli quien lo quitó de los roles estereotipados de "latin lover" y lo reveló al mundo como un notable comediante en 1958 con "Los desconocidos de siempre"(Rufufú), una sátira al policial negro francés, "Rififí". Gassman hizo furor en su rol de boxeador lumpen y ladrón lamentable junto a una banda que integraban Mastroiani, Toto, Renato Salvatori, Claudia Cardinale y dos personajes míticos, el Siciliano y el viejito Campanelle. Con Monicelli filmó también otro gran filme, "La gran guerra", junto a Sordi en un dúo inolvidable de antihéroes.
Gassman interpretó a menudo personajes en el registro del machista, cínico, egoísta y fanfarrón. Pero podía pasar a registros opuestos, mostrarse con la misma sorprendente naturalidad irónico, trágico, tierno o cruel. De su abundante filmografía, también se destacan las películas rodadas bajo la dirección de Dino Risi, como "Il Mattatore" (El estafador, 1959), "Il Sorpasso" (La escapada, 1962), "I Mostri" (Los Monstruos, 1963), todas de gran éxito. También a las órdenes de Risi, de quien fue cómplice inseparable, rodó "Profumo di donna" (Parfume de mujer) en 1974, "Anima persa" (Almas perdidas) y por "Perfume de mujer", obtuvo el premio de interpretación en el Festival de Cannes en 1975.
Una de sus interpretaciones más sabrosas fue la del caballero que parte a las cruzadas de "L'armata Brancaleone" (La armada Brancaleone, 1965) de Monicelli, o la del cardenal integrista en una parroquia obrera de "I nuovi mostri" (Los nuevos monstruos, 1977).
Ettore Scola, uno de los cineastas con los que trabajó mucho, le ofreció la nostálgica "C'eravamo tanto amato" (Nos habíamos amado tanto) en 1974, "La Terrazza" (La Terraza) en 1979 y "La Famiglia" (La familia) en 1986, quizás su último gran filme.
Vittorio Gassman, cuya filmografía cuenta 140 películas, cinco de ellas como director, rodó también en Estados Unidos, donde estuvo casado un cierto tiempo con Shelley Winters. Hollywood trató de explotar sin éxito su apostura de galán en filmes como el olvidable "Rapsodia", con Liz Taylor en tiempos de "Arroz amargo". Luego, consagrado ya como actor de fuste, fue convocado por grandes directores como Robert Altman en "A wedding" ("Un día de boda", 1978), Alain Resnais en "La vie est un roman" (La vida es una novela, 1983), con André Delvaux ("Benvenuta" 1984).
En febrero de 1999, se despidió de los escenarios con un conmovedor espectáculo en el teatro Sistina de Roma, en el que leyó a Pirandello, Shakespeare y Edmund Kean, recitó poesías y habló de la muerte. "La muerte no me obsesiona, me desagrada", dijo recitando un poema de Boris Vian. Dirigiéndose a los periodistas, agregó: "Escribid de mí lo que querais. Basta que empeceis diciendo: Era el mejor". Con este espectáculo visitó nuestro país en setiembre del año pasado (ver aparte). Este artista completo, que hablaba y actuaba en cuatro idiomas, era también un solitario que tuvo tres esposas y cuatro hijos.
Los funerales religiosos de Gassman tendrán lugar mañana en Roma, anunció su familia. Una capilla ardiente será instalada hoy por la mañana en la alcaldía de Roma, a fin que quienes lo deseen acudan a rendir homenaje al artista. El cuerpo de Gassman será incinerado.
Gassman recibió últimamente varios reconocimientos internacionales. En la foto al recibir el "Moliere" en París. Los españoles lo premiaron con el "Príncipe de Asturias"

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE