En su primer día en libertad, Menem ya lanzó su candidatura

LA RIOJA.- Carlos Menem lanzó sorpresivamente anoche su precandidatura presidencial por el PJ para el 2003 y atribuyó a una "organización siniestra", formada por "adversarios políticos" y "algunos que se dicen compañeros", el armado de un complot que lo tuvo en prisión durante 167 días, desde el 7 de junio pasado.
"Vengo a mi tierra a lanzar mi candidatura a presidente de la Nación en el año 2003", gritó Menem, micrófono en mano, desde el balcón de la Casa de Gobierno de La Rioja, donde pronunció su primer discurso político desde que recuperó la libertad, acompañado por su mujer Cecilia Bolocco.
En su mensaje, el ex presidente mezcló el anuncio sobre su precandidatura presidencial con duras críticas al Gobierno de Fernando de la Rúa, al que calificó de "pésimo", y una alusión a sus días de reclusión, al presentarse como la víctima de una "organización siniestra".
"Nadie hizo una gestión más exitosa que la de Carlos Saúl Menem, el Gobierno más exitoso de todos los tiempos", aseguró el ex presidente, quien lanzó un abierto desafío a sus potenciales contendientes en la interna del PJ al asegurar que si lo enfrentan "les va a pasar lo mismo" que a Antonio Cafiero en 1988.
Ese año, Menem y el veterano dirigente bonaerense se enfrentaron en una interna en la que muchos daban por ganador a Cafiero, pero finalmente el riojano -entonces de tupidas patillas y discurso nacionalista- dio el "batacazo" y se alzó con la candidatura presidencial del PJ para 1989.
Antes de subir al balcón, Menem había asegurado que "alguna vez voy a volver a ser presidente", mientras iban tomando su ubicación los dirigentes de su entorno, entre ellos los ex funcionarios Víctor Alderete y María Julia Alsogaray; el gobernador Angel Maza y su sobrino, Adrián Menem.
Más tarde, en el discurso, Menem hizo una sola mención a sus 167 días de prisión domiciliaria por la venta ilegal de armas: "No quiero hablar de eso, pero evidentemente hay una organización siniestra entre nuestros adversarios políticos y algunos que se dicen nuestros compañeros", disparó.
Luego de que el locutor del acto invitara a cantar la marcha peronista y lo presentara como "el mejor de la historia", Menem le dio un largo abrazo a Bolocco -que no se le despegó ni un minuto- y empuñó el micrófono para asegurar, emocionado, que había vuelto a La Rioja "para darle un abrazo a mis hermanos".
"Como en 1981, después de cinco años de cárcel y persecución, vengo sin odios y sin rencores buscando la paz y la felicidad entre todos los argentinos. Yo aprendí de mis hermanos riojanos a ser equilibrado. No levantaré jamás la mano para castigar a alguien, sino para estrecharle un fuerte apretón", enfatizó.
Y agregó: "No perseguiré a nadie, no tengo espejo retrovisor, siempre adelante, siempre mirando hacia el futuro, para que todos podamos alcanzar la felicidad".
Entonces alguien le alcanzó un vaso con agua, tomó un sorbo y luego le pidió a De la Rúa -en medio de una catarata de silbidos hacia el Presidente- que "deje de hablar de la herencia recibida, porque cuando le entregué el Gobierno el riesgo país estaba en 600 puntos y ahora está en 3023".
"¿Hasta cuándo le va a mentir a su pueblo. Hasta cuándo se van a seguir peleando para que nos sigan devorando los de afuera?", preguntó Menem a la gente, que desde el mediodía se había comenzado a concentrar en la Plaza 25 de Mayo, hasta colmarla a la hora en que el ex presidente hizo su aparición en el balcón.
Desde allí, Menem aseguró que "los corruptos están ahora en el Gobierno" y agitó el histórico enfrentamiento entre el interior del país y la capital federal, al señalar que "leguleyos y doctorcitos capitalinos siempre atacaron a los pueblos del interior" argentino.
"Eso no va a ocurrir nunca más -prometió- a partir de que los justicialistas asumamos la conducción de la Patria en el 2003".
Por último llegó el tiempo de los agradecimientos a sus abogados, a Bolocco, a los que de acordaron de llamarlo cuando estuvo detenido en Don Torcuato, a la memoria "de Juan y Eva Perón", y todavía le quedó tiempo para cerrar el discurso con una cita de Alejandro Magno: "Guardo la esperanza", dijo con los ojos húmedos, antes de sumergirse en un abrazo con su mujer.