IOMA: los enfermos crónicos con respuestas parciales
| 9 de Diciembre de 2002 | 00:00

Pese a los anuncios reiterados y a continuas reuniones, IOMA no termina de solucionar totalmente la continuidad de las prestaciones destinadas a los llamados tratamientos especiales en general destinados a enfermedades crónicas, incluidos todos en el plan Meppes, cuya cobertura en medicamentos cayó el 1º de noviembre pasado y si bien se han restablecido parcialmente, todavía son muchos los afiliados que no reciben lo que les corresponde y más aún, lo que están autorizados a recibir por el mismo IOMA.
Se ha explicado en numerosas notas los pasos de la extensa tramitación aún no concluida de renovación del plan Meppes. Si bien el nuevo convenio fue avalado por las cámaras que agrupan a la industria farmacéutica, todo parecería indicar que no fue refrendado por todos los laboratorios. Habiéndose adherido las farmacias para atenderlo, son éstas las que quedan en falta frente al afiliado cuando en realidad lo que sucede es que no reciben por parte de algunos laboratorios la medicación prescripta y autorizada por el IOMA.
Bastará nombrar algunas de las patologías que atiende el plan Meppes para comprender la ansiedad que acompaña a la demanda de los medicamentos por parte de los pacientes: oncología, sida, diabetes, psiquiátricos, cardíacos, osteoporosis. Personas que necesitan el remedio para vivir o para mantener una aceptable calidad de vida; personas que sienten el temor de que tengan que interrumpir su tratamiento; personas que en la actualidad penan de tramitación en tramitación sin obtener su remedio. Es cierto el esfuerzo de muchos empleados del IOMA, sobre todo los del sector farmacia, que trajinan para dar respuesta positiva a cada reclamo, pero también es cierto que el afiliado aporta cada mes de su salario y es el fundamento mismo por el que existe IOMA. Ya ha transcurrido más de un mes de penurias y si bien, a medida que firmaban el acuerdo más laboratorios, algunas patologías fueron solucionando su cobertura y que se priorizó la urgencia y evitar la interrupción de tratamientos, éstas penurias debían haber sido evitadas manteniendo en vigencia el anterior Meppes hasta el cierre definitivo del nuevo convenio por todos los laboratorios. Y si la responsabilidad no fuera del IOMA sino que como algunos sectores sugieren, determinados proveedores no estarían de acuerdo y exigirían un trato distinto para sus productos, es también deber de los funcionarios hacer público el debate. Porque el afiliado, además de merecedor de todas las prestaciones que le corresponden y por las cuales aporta, es acreedor también a la verdad y al buen trato.
Se ha explicado en numerosas notas los pasos de la extensa tramitación aún no concluida de renovación del plan Meppes. Si bien el nuevo convenio fue avalado por las cámaras que agrupan a la industria farmacéutica, todo parecería indicar que no fue refrendado por todos los laboratorios. Habiéndose adherido las farmacias para atenderlo, son éstas las que quedan en falta frente al afiliado cuando en realidad lo que sucede es que no reciben por parte de algunos laboratorios la medicación prescripta y autorizada por el IOMA.
Bastará nombrar algunas de las patologías que atiende el plan Meppes para comprender la ansiedad que acompaña a la demanda de los medicamentos por parte de los pacientes: oncología, sida, diabetes, psiquiátricos, cardíacos, osteoporosis. Personas que necesitan el remedio para vivir o para mantener una aceptable calidad de vida; personas que sienten el temor de que tengan que interrumpir su tratamiento; personas que en la actualidad penan de tramitación en tramitación sin obtener su remedio. Es cierto el esfuerzo de muchos empleados del IOMA, sobre todo los del sector farmacia, que trajinan para dar respuesta positiva a cada reclamo, pero también es cierto que el afiliado aporta cada mes de su salario y es el fundamento mismo por el que existe IOMA. Ya ha transcurrido más de un mes de penurias y si bien, a medida que firmaban el acuerdo más laboratorios, algunas patologías fueron solucionando su cobertura y que se priorizó la urgencia y evitar la interrupción de tratamientos, éstas penurias debían haber sido evitadas manteniendo en vigencia el anterior Meppes hasta el cierre definitivo del nuevo convenio por todos los laboratorios. Y si la responsabilidad no fuera del IOMA sino que como algunos sectores sugieren, determinados proveedores no estarían de acuerdo y exigirían un trato distinto para sus productos, es también deber de los funcionarios hacer público el debate. Porque el afiliado, además de merecedor de todas las prestaciones que le corresponden y por las cuales aporta, es acreedor también a la verdad y al buen trato.
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