«El aura» se filma en el Museo

Bien temprano, alrededor de las 7 de la mañana de ayer, el Museo de Ciencias Naturales del Bosque platense se vio invadido por más de un centenar de personas del equipo de filmación de «El aura», la nueva película de Fabián Bielinsky, el director de «Nueve Reinas». Llegaron para rodar las primeras secuencias de la historia en las escalinatas del tradicional edificio. Técnicos, extras, asistentes, directores de arte y la presencia de los actores principales del filme: Ricardo Darín y Alejandro Awada, acapararon la atención de todos en el lugar. La unidad de filmación llegó en doce vehículos de gran porte, en los que se transportaron personal, equipos técnicos, vestuario y el catering para todos los involucrados en el rodaje. El trabajo en nuestra ciudad continuará hoy durante todo el día en el Bosque.

Bajo un hermetismo absoluto a la hora de hablar del argumento de la historia narrada en la película, los protagonistas expresaron su alegría por el resultado hasta aquí alcanzado. "Las filmaciones comenzaron a mediados de octubre y finalizarán, si todo sigue según lo planeado, en los últimos días del año", señaló uno de los productores encargados del operativo.

El filme, en el que también actúan Dolores Fonzi, Pablo Cedrón y el platense Jorge D'Elía -quienes no participan en las escenas rodadas en nuestra ciudad-, tuvo diferentes locaciones en el interior del país -como Pinamar, Bariloche, Junín de los Andes y Comodoro Rivadavia-, así como en lugares de capital federal y la zona norte del Gran Buenos Aires.

"Sin entrar en la anécdota, te puedo contar que se trata de un policial psicológico, muy rico, con un guión excelente que se está filmando muy bien, por lo que considero que tenemos una muy buena película. Realmente no quiero romper el hermetismo en cuanto a la historia, pero tengan paciencia porque valdrá la pena", aseguró Alejandro Awada, coprotagonista del filme junto a Darín.

Al igual que en «Nueve Reinas», el autor y director del filme, Fabián Bielinsky, se propone sorprender al espectador con un giro inesperado, razón que explica tanto celo en preservar detalles de la trama.

LA FILMACION DE AYER

Durante las primeras horas de la mañana, las tomas fueron en la escalinata principal del Museo de Ciencias Naturales, que gracias a la magia del cine abandonó el bucólico entorno del Bosque para convertirse en un museo situado en el centro de una ciudad cualquiera. Muchos extras yendo y viniendo por la acera, automóviles circulando por la calle y hasta un colectivo de la línea Sur, dieron el toque urbano a la escena.

Cerca del mediodía, la acción pasó al interior del museo, lugar al que nadie -salvo los involucrados en la realización del filme- tuvo acceso. De todos modos, según lo informado, ayer se filmó en la Sala V, donde se construyó especialmente un Arca de Noé con diferentes especies de animales taxidermizados pertenecientes a la División Zoología Vertebrados del museo. Ricardo Darín encarna en el filme, precisamente, a un taxidermista que llega al museo con un ejemplar de zorro que él ha embalsamado.

La jornada de ayer transcurrió en relativa calma dado que el museo permanece cerrado al público los días lunes. Seguramente hoy, en el segundo día de filmación, la historia será otra, ya que, según anunciaron sus voceros, las puertas del Museo permanecerán abiertas y sólo estará vedado el paso a la sala especialmente acondicionada para albergar el Arca de Noé.

LA ENIGMATICA TRAMA

Ricardo Darín encarna a Esteban Espinosa, un taxidermista que utiliza sus horas trabajando en su taller, aislado del mundo, dando apariencia de vida a la materia muerta de sus piezas. "Pero detrás de sus ojos fríos, arde un deseo oculto, una obsesión, una extraña convicción para un hombre honesto: el éxito de un crimen es una cuestión de inteligencia, de planificación metódica, de tener bajo control todos los posibles eventos", adelantaron sus productores.

Durante los últimos años, una y otra vez ha planeado e imaginado los asaltos más perfectos, armados con precisión milimétrica, exitosos siempre a fuerza de una inteligencia que, según él, lo diferencia de lo que pasa allí afuera, la lucha de "tontos contra tontos": policías y ladrones. El podría hacerlo mejor que nadie.

De pronto, y de un modo completamente inesperado, sin salir de su habitual inercia, Espinosa se ve catapultado a una situación que lo pone a las puertas de cumplir sus fantasías, en una serie de eventos sobre los que no tiene control alguno. "Y lo hará mientras lucha con su mayor debilidad: Espinosa es epiléptico. Y experimentará el 'aura', un aviso, un momento de extraña iluminación, una experiencia donde pasado y presente se confunden en una arrolladora desorientación, antes de sucumbir a cada una de sus crisis. Crisis que caerán sobre él sin aviso, cuando menos lo espere, cuando más necesite de todos sus sentidos", continúan.

Es entonces que descubrirá que nada es como creía. Que el crimen es inteligencia y planificación, pero también agallas y sangre. Y violencia, y miedo, y traición. Y se encontrará proyectado a un mundo del cual desconoce las reglas, donde se habla un idioma que no puede entender, atrapado en un torbellino de espanto e irrealidad, como un aura.