La Evitamanía nunca pasa de moda

El espectáculo continúa fascinado por Eva Perón. El cine y el teatro del país y el mundo retoman su figura con nuevas miradas

"Volveré y seré millones", dijo alguna vez Eva Perón. Y afrontar el reto de interpretarla es un desafío del que cualquier actriz quiere tomar la posta. Controvertida, criticada, amada, odiada y venerada, Evita trascendió las fronteras de su propio mito. El cine y el teatro retomaron su figura para inmortalizarla, si cabe.

A partir del estreno en Londres de la ópera rock "Evita", el 21 de junio de 1978, se generó un fenómeno mundial que parece no tener techo. La inglesa Elaine Page fue la primera en enfrentar el desafío dando vida a la polémica "Evita" de la obra de Tim Rice y Andrew Lloyd Weber, los mismos de "Jesucristo Superstar".

En 1979, "Evita" llega a Broadway, consagrando a Patty Lupone en el rol de la mítica ex primera dama argentina. En la meca del teatro mundial recibió nada menos que siete premios y se mantuvo en cartelera durante siete años. Posteriormente, otras actrices fueron "Evita" en diferentes partes del mundo, desde Australia y Río de Janeiro. En Madrid, la española Paloma San Basilio encontraría en la piel de Evita el papel que la catapultaría, hasta hoy, como la "reina de los musicales" en España. En México, una argentina, nada menos que Valeria Lynch, sería la encargada de realizar la obra en 1981, apenas un año después del estreno de San Basilio en el Teatro Monumental de la capital ibérica. El mito se multiplicaba rápidamente a lo largo del planeta -la ópera rock fue traducida a doce idiomas y estrenada en 46 países- de la mano de las actrices que la fueron interpretando a lo largo del tiempo.


CON LA DEMOCRACIA

En la Argentina, hubo que esperar a 1983 -democracia mediante- para que el fenómeno se reprodujera, tanto en el teatro como, posteriormente, en el cine. Tímidamente, el 10 de octubre de aquel año, se estrenó en Buenos Aires "Octubre en el paraíso", obra que, pretendiendo descalificar a la versión inglesa, escribió Edmundo Kulino. La vedette Yeni Patiño fue nuestra primera "Evita" teatral.

En 1986 fue la por entonces retornada Nacha Guevara la encargada de protagonizar la ópera "Evita", también una respuesta, esta vez de Pedro Orgambide y Alberto Favero, a la versión inglesa. Nacha fue una Eva más humana y el relato más cercano a la veracidad histórica. A casi veinte años, la actriz sigue diciendo que éste fue el papel más importante de su vida.

El cine tampoco desoyó el fenómeno. El puntapié inicial lo dio en 1984 Eduardo Mignona con "Evita, quien quiera oír que oiga", con una debutante Flavia Palmiero en la piel de una Eva adolescente que deja su ciudad natal y emprende el viaje en tren con un destino final: Buenos Aires. El personaje fue, para Flavia, el inicio de su carrera artística.

Pero fue en 1996, cuando el director Alan Parker y su equipo desembarcaron en Buenos Aires para filmar la versión cinematográfica de la ópera de Rice y Weber, que nació una de las Evitas más polémicas y recordadas: la de Madonna. La relación entre la estrella y el personaje de Evita merece un capítulo aparte.


"NO LLORES POR MI, ARGENTINA"

Madonna fue seleccionada por Parker luego de que actrices de la talla de Barbra Streissand desecharan la oferta. Fascinada con la vida de Eva, trabajó en su papel a tal punto de, casi, mimetizarse con él. Leyó incansablemente cuanta biografía de Evita llegaba a sus manos, se documentó de todos los detalles de su vida, tomó lecciones de canto y baile, especialmente tango, para estar acorde con la oportunidad que se le presentaba como anillo al dedo. Y fue más allá: durante los meses que duró la filmación se la veía peinada y vestida en la vida cotidiana, recreando la figura de Evita. La mujer de Perón representó para ella una fascinación especial y su esfuerzo mereció la pena: más allá de lo polémico del libreto -que fue "suavizado" a pedido de su propia protagonista- Madonna demostró su talento, ganó el Globo de Oro y estuvo candidata al Oscar por la película.

A pesar de las críticas -la mayoría provenientes de nuestro país, donde se consideró un insulto que una estrella del pop encarnara a Evita- la transformación física de Madonna para el trabajo y su actuación en el film son dignos de destacar.

Como era de esperar, en la Argentina la reacción contra la película de Parker no se hizo esperar. Y fue, esta vez, la flemática Esther Goris la encargada de dar vida a la ex primera dama en "Eva Perón", el film de Juan Carlos Desanzo en el que el Víctor Laplace protagonizó a Perón y que se convirtió en una de las películas más taquilleras de 1997.

El furor de los `90

Otras actrices interpretaron a Evita en décadas pasadas. En efecto, en los '90 -y a instancias de la película de Parker- el mito se retomó con mayor fuerza y vigor.

Cecilia Cenci hizo de Evita en el filme "Gatica, el mono", de Leonardo Favio. Posteriormente, la interpretó en la obra "Cariñosamente Evita", en el Teatro Regina. Cenci peleó por obtener el papel en la película de Desanzo, pero Goris la desplazó.

Olvidable por cierto fue la Eva de Faye Dunaway ("Evita Perón"), en el telefilm que la cadena NBC de la televisión norteamericana filmó en 1981. La versión, de cuatro horas de duración, mostraba una Eva histérica y despótica en un marco histórico alejado aún más que el de la ópera de Rice y Weber de la realidad. Dunaway tenía por entonces casi diez años más que Eva cuando murió y lejos estaba de dar el phisique du rol.

También Luisina Brando y Soledad Silveyra se dieron el gusto de encarnarla en "Eva y Victoria" de Mónica Ottino.


LAS RECIENTES

En marzo, se estrenará en Buenos Aires "Ay Juancito", recreando la vida y la muerte de su hermano, Juan Duarte, el hombre que pasó de ser vendedor de jabón a secretario privado de Perón. En la película, escrita por José Pablo Feinman -el mismo guionista que la "Eva Perón" de Desanzo con el protagónico de Goris- y dirigida por Héctor Olivera, Laura Novoa será una Evita más íntima y familiar, alejada del balcón, protectora y juez de las conductas de su hermano.

Mientras tanto, Eleonora Cassano acaba de transformarse en nuestra nueva Evita teatral, con una propuesta diferente. La bailarina es, quizás, quien consiguió el parecido físico más logrado, comparada con sus antecesoras. Algunos opinan que, justamente, por su verdadero parecido con Eva.

La Evita de Cassano se expresa, a través del baile, como una Evita mujer. Lo gestual se convierte en ícono del espectáculo. Para prepararse, Eleonora leyó y vio todo lo que hay sobre Eva, pasando por la película de Alan Parker con Madonna como protagonista, y la de Desanzo con Goris. Al actuarla, "yo me siento ella", confesó.

Ella, que fue actriz, es hoy representada por otras actrices. Muchos rostros para un mismo papel: el de quien fue, quizás, la mujer más importante del siglo XX. Aunque para muchos, la "verdadera" Evita aún no llegó y esperan, confiados, que una nueva actriz logre transmitir toda la fuerza de un personaje único, que trascendió las versiones y los tiempos. La leyenda está intacta...y continúa.

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