120 personas comieron hormigas en el Museo

Fue durante una charla sobre los insectos como alimentos del hombre. Se sirvieron bombones

En los tiempos que corren, disfrutar de unos suculentos bombones de hormiga no parece ser tan mala idea. Al menos eso pensaron casi todos los platenses que el jueves pasado acudieron al auditorio del Museo, para participar de una charla acerca de "Los insectos como alimento del hombre" que dieron profesionales de la facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata.

Los bombones -en rigor una esfera de chocolate recubierta con hormigas domésticas hervidas y tostadas- fueron ofrecidos a los más de 120 entusiastas "comensales" por la entomóloga Cecilia Margaría, como broche de oro de una jornada que incluyó la descripción de variadas especies de insectos comestibles, sus propiedades nutricionales y numerosos apuntes acerca de cómo las diferentes culturas incorporan toda clase de escarabajos, larvas, langostas, mariposas, tijeretas y piojos a sus dietas cotidianas.

Desde el comienzo de su exposición, la profesora adjunta de la cátedra de Entomología de Ciencias Naturales -e investigadora del Conicet- Marta Loiácono dejó en claro que "hoy por hoy, todos comemos insectos. Claro que puede ser en forma voluntaria o involuntaria". Según informes de la Administración Federal de Alimentos y Drogas de Estados Unidos, puede haber hasta 20 huevos de mosca de la fruta en un vaso de jugo de tomate. De hecho, la misma FDA -sus siglas en inglés- permite que el chocolate contenga hasta 60 fragmentos de insectos cada 100 gramos.

Conocido el dato, por qué no aprovechar los pequeños animales conscientemente. Hervidos con agua, sal y cebolla, asados y tostados, marinados, fritos en manteca y ajo... No es descabellado pensar en un lenguado con salsa de cochinillas o en un plato de arroz con hormigas asadas. Pero no todo es tan sencillo. "En nuestra región no hay una cultura en torno a estos alimentos" explicó Loiácono, "por lo que no se puede recomendar abiertamente su ingesta; falta esa transmisión de costumbres de generación en generación que de alguna manera garantiza que comer determinados insectos no traerá consecuencias negativas".

Tradiciones que sí existen en países latinoamericanos, especialmente en México: allí, chapulines, gusanos de magüey, escamoles, chinches, abejas, avispas, escarabajos, y hormigas mieleras son consumidos ampliamente. Otros insectos se estudian para la elaboración de salchichas y harinas. Colombia, mientras tanto, exporta hormigas como manjar exótico.

Las especialistas locales advirtieron que antes de encarar la tarea culinaria, hay que conocer algunos datos esenciales. Básicamente, las hormigas saben avinagradas -"ideales para condimentar ensaladas", se precisó-; una cualidad que se atenúa al hervirlas. Los escarabajos suelen ser picantes, algunas larvas recuerdan la carne de cerdo y otras son dulces.

De las cochinillas, se extrae un colorante rojo, muy usado en mermeladas y bebidas. Los grillos saben a pollo. Las deliciosas tarántulas -repletas de carne blanca, de un sabor parecido al salmón- y los tiernos caracoles no entran en la lista entomológica, por ser arácnidos y moluscos respectivamente.

Concretamente, según describieron las profesionales, existen más de 1500 especies de insectos comestibles, consumidas por 3.000 grupos étnicos en 120 países: al tope del ranking están los escarabajos -443 especies-, las hormigas, abejas y avispas -307-, las langostas y grillos -235-, y las mariposas -228-. Más lejos quedan las chinches -101 especies-, y relegados los piojos -sólo 3-. La mayoría es originaria de Africa -38 por ciento-; muy cerca está el continente americano -37%-, y luego el asiático -17%-; cierra la lista Europa, con 2 puntos porcentuales.

Entre las ventajas de la entomofagia, indicaron Loiácono y Margaría, se cuenta la posibilidad de incorporar grandes cantidades de vitaminas y proteínas. Además, hay insectos de alto contenido calórico. En este contexto, comer cien gramos de carne magra -219 calorías y 27 proteínas- resulta menos nutritivo que alimentarse con similar cantidad de orugas -370 y 28, respectivamente-. Claro que las larvas de gorgojo no son adecuadas para seguir una dieta de bajas calorías: 100 gramos contienen nada menos que 562.

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