Sandri y Bergoglio, dos argentinos clave

Tanto monseñor Leonardo Sandri como el cardenal Jorge Bergoglio son los dos miembros de la Iglesia argentina que han estado más cerca del papa Juan Pablo II en los últimos años.

Cuando Joaquín Navarro Valls, portavoz de la Santa Sede, mencionó durante las últimas jornadas a los colaboradores que Juan Pablo II recibió en su lecho de enfermo, nombró en más de una oportunidad a monseñor Sandri.

Esta constituye una muestra más que elocuente de la inserción lograda por Sandri en los círculos más cercanos al poder vaticano.

Monseñor Sandri tiene actualmente 61 años, fue ordenado sacerdote en 1967 y se consagró como obispo en 1997.

Se trata de un experimentado diplomático que en su dilatada trayectoria ha ocupado las embajadas vaticanas en Venezuela y México.

Además, hasta estos últimos tiempos ha formado parte del más influyente entorno del Pontífice por su posición de sustituto de la Secretaría de Estado, situación que le permitió hacer más sólida su posición dentro de la Curia.

Inclusive, analistas cercanos a la Santa Sede hasta llegaron a mencionarlo en un posible grupo de "papables", aunque aún no haya sido consagrado cardenal.

Al morir el Papa, la Santa Sede quedará automáticamente "descabezada" y sólo tres cardenales mantendrán sus cargos: uno de ellos será el argentino Sandri.

De acuerdo a lo estipulado, Sandri seguirá en funciones como ministro del Interior y será secundado en esas funciones por los italianos Giovanni Rajolos, secretario de Relaciones para los Estados, y Camilo Ruini, vicario general del Papa para la Diócesis de Roma.

En cuanto a Jorge Mario Bergoglio, de 67 años y actual arzobispo de Buenos Aires, es uno de los cardenales que figura en el listado de los posibles sucesores de Juan Pablo II.

El cardenal Bergoglio ha demostrado siempre estar alejado del poder político y lo ha caracterizado su bajo perfil.

Su condición de latinoamericano constituye uno de los argumentos más fuertes para explicar por qué el próximo Papa puede ser argentino.

FIGURAS QUE MANEJARON LA CRISIS PAPAL

Lo cierto es que entre las personas que llevaron las riendas de la Santa Sede durante la crisis papal también se cuentan el cardenal Angelo Sodano, número dos del Vaticano; el cardenal Joseph Ratzinger, encargado de doctrina clerical, y el arzobispo Stanislaw Dziwisz, secretario personal del sumo pontífice.

Asimismo, tras estas figuras se encuentra la Curia, una maquinaria milenaria del papado que se encarga de las múltiples operaciones del día a día en el Vaticano. Siglos atrás, los pontífices solían delegar en delegados del Vaticano que eran sobrinos o parientes.

Sin embargo, dicho nepotismo es cosa del pasado, y Sodano _cuyas funciones equivaldrían a las de un primer ministro en una democracia parlamentaria_ ha incrementando su influencia desde febrero, mes en el que Juan Pablo II fue internado en un policlínico de Roma con problemas de respiración.

Ratzinger, celoso guardián de las políticas conservadoras del Papa en temas tan delicados como los anticonceptivos y el aborto, también asumió responsabilidades clave al decaer la salud del Papa.

Durante Semana Santa, el cardenal James Stafford fue quien llevó la batuta de las ceremonias en ausencia del Papa, a quien los médicos le recomendaron guardar reposo en las cámaras del Vaticano.

Sin embargo, una de las figuras más influyentes es Dziwisz, polaco como el Papa, quien fuera el compañero más cercano de Juan Pablo II y el intérprete de su mensaje y sus intenciones. Cuando el Papa se encontraba internado en el policlínico Gemelli, Dziwisz era el que decidía quién podía visitarlo.

Por último está el cardenal Ratzinger, reprendido públicamente por Dziwisz en octubre del 2003, luego que una revista alemana dijera que el cardenal había dicho que los fieles deberían orar por un Papa cuya salud estaba quebrantada.

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