Los chicos no se resisten al desafío de sacar la sortija
Lejos de quedar en el olvido, las calesitas siguen convocando a cientos de pibes
| 1 de Mayo de 2006 | 00:00

Sebastián tiene tres años. En su casa juega con
la computadora. Pero cuando María José, su mamá, le propone ir a
la plaza del barrio, larga lo que está haciendo y se monta en el
triciclo para ir a disfrutar de su programa favorito: la calesita.
Nada le gana al desafío de sacar la sortija; y para la madre, ninguna
alternativa es mejor que su hijo se encuentre con otros chicos y
se divierta al aire libre, igual que lo hizo ella y las generaciones
que la antecedieron.
A pesar de la amplísima gama de posibilidades que tienen hoy los chicos para entretenerse, con la existencia de las computadoras, los "cyber" y los salones de juegos electrónicos, esas antiguas estructuras con caballos de madera, iluminadas con decenas de lucesitas las noches de verano en que el programa se prolonga, todavía giran en las plazas de La Plata.
Alguna vez, hace décadas, cada espacio verde de la Ciudad tenía un "carrousel" que invitaba a dar vueltas a los chicos del barrio. Típico juego de las plazas, con dibujos infantiles pintados por artistas del fileteado, acompañado en su andar por una música característica del entretenimiento, era uno de los divertimentos preferidos hasta ya entrada la adolescencia. Hoy, la vida moderna ofrece a los pibes todo tipo de formas lúdicas, la cantidad de calesitas en La Plata no supera la decena y los niños que van por la vuelta gratis ganada con la sortija no pasan los siete años. Igual todavía convocan, sobre todo los fines de semana y cuando el tiempo es bueno, porque eso sí, están abiertas todos los días, excepto cuando llueve.
En la Dirección de Espacios Verdes de la Municipalidad consideran que la cantidad de habilitaciones otorgadas para la explotación de calesitas está en "equilibrio" con la demanda y para reforzar el criterio el titular del área, Osvaldo Minervini, indicó que en el último tiempo sólo se presentó un pedido de concesión. "Fue el único en todo 2005 y en el próximo llamado a contratos lo vamos a tener en cuenta. Creemos que es un entretenimiento necesario, pero no nos parece que tuviera que haber una en cada plaza. Porque si se abre una y es un éxito, seguramente se cae otra", opinó el funcionario.
Los precios varían según la decisión de los concesionarios. El valor general de la vuelta es de 1 peso, pero existen algunas calesitas donde cuesta 80 centavos. Además, la mayoría ofrece promociones pautadas a partir de la cantidad de veces que el chico repita el juego.
Hace once años que María del Carmen García se dedica a poner en marcha una calesita. Le encanta su trabajo porque dice que allí, en el parque Castelli, pasa la tarde con los chicos y al aire libre. "Nadie trae problemas, porque la gente, cuando viene, está bien. Acá disfrutan todas las generaciones, tanto los nenes como sus padres o sus abuelos", contó. Para la mujer, el avance de la tecnología no ha podido con el gusto "tradicional" de los pibes. Por eso cree que "siempre va a haber público para las calesitas".
Las hay grandes y chicas, más o menos decoradas. Las "aggiornadas" comienzan a girar cuando se activa un interruptor, pero en la Ciudad todavía hay calesitas que necesitan ser empujadas en forma manual para empezar a andar. Ese el caso de la que está en plaza Sarmiento, adonde Lorena Di Gloria lleva a su hija Pilar, de un año y medio, todas las tardes cuando las ocupaciones se lo permiten. "La traigo desde que tenía meses -dijo la joven-. Al principio, como era chiquita, tenía un poco de miedo, pero desde hace un tiempo me cuesta bajarla porque se quiere quedar. Me parece que a pesar de que es un juego viejo a los nenes les sigue gustando".
"En otras épocas venían hasta los adolescentes -rememoró Juan Natale, que tiene la concesión de la calesita de la plaza Perón (ex Brandsen)-. Ahora, a partir de los siete años ya les da vergüenza subirse, pero hasta esa edad les encanta y la costumbre de las madres de traer a sus hijos se mantiene". El calesitero estimó en un promedio de 200 pibes la asistencia de los domingos.
Federico es el hijo de Juan Natale y participa en el negocio familiar; es el encargado de revolear la sortija todas las tardes. "La sortija es para todos, por eso en algún momento le toca sacarla a todos los chicos. Así debería ser la vida", filosofó el joven después de haberle otorgado a Sebastián la posibilidad de que, con sus tres años, pudiera quedarse con el pequeño aro en la mano.
LAS QUE SIGUEN GIRANDO
A continuación se detallan las calesitas instaladas en los distintos espacios verdes de la Ciudad:
Plaza Iraola: 530 entre 1 y 2; Plaza Paso: 13 y 44; Plaza Yrigoyen: 19 y 60; Plaza Sarmiento: 19 y 66; Parque Castelli: 66 y 25; Plaza Perón (ex Brandsen): 60 y 25; Plaza Olazábal: 7 y 38; Parque Saavedra: 12 y 64; Parque Alberti: 38 y 25, y Plaza Belgrano: 13 y 39.
A pesar de la amplísima gama de posibilidades que tienen hoy los chicos para entretenerse, con la existencia de las computadoras, los "cyber" y los salones de juegos electrónicos, esas antiguas estructuras con caballos de madera, iluminadas con decenas de lucesitas las noches de verano en que el programa se prolonga, todavía giran en las plazas de La Plata.
Alguna vez, hace décadas, cada espacio verde de la Ciudad tenía un "carrousel" que invitaba a dar vueltas a los chicos del barrio. Típico juego de las plazas, con dibujos infantiles pintados por artistas del fileteado, acompañado en su andar por una música característica del entretenimiento, era uno de los divertimentos preferidos hasta ya entrada la adolescencia. Hoy, la vida moderna ofrece a los pibes todo tipo de formas lúdicas, la cantidad de calesitas en La Plata no supera la decena y los niños que van por la vuelta gratis ganada con la sortija no pasan los siete años. Igual todavía convocan, sobre todo los fines de semana y cuando el tiempo es bueno, porque eso sí, están abiertas todos los días, excepto cuando llueve.
En la Dirección de Espacios Verdes de la Municipalidad consideran que la cantidad de habilitaciones otorgadas para la explotación de calesitas está en "equilibrio" con la demanda y para reforzar el criterio el titular del área, Osvaldo Minervini, indicó que en el último tiempo sólo se presentó un pedido de concesión. "Fue el único en todo 2005 y en el próximo llamado a contratos lo vamos a tener en cuenta. Creemos que es un entretenimiento necesario, pero no nos parece que tuviera que haber una en cada plaza. Porque si se abre una y es un éxito, seguramente se cae otra", opinó el funcionario.
Los precios varían según la decisión de los concesionarios. El valor general de la vuelta es de 1 peso, pero existen algunas calesitas donde cuesta 80 centavos. Además, la mayoría ofrece promociones pautadas a partir de la cantidad de veces que el chico repita el juego.
Hace once años que María del Carmen García se dedica a poner en marcha una calesita. Le encanta su trabajo porque dice que allí, en el parque Castelli, pasa la tarde con los chicos y al aire libre. "Nadie trae problemas, porque la gente, cuando viene, está bien. Acá disfrutan todas las generaciones, tanto los nenes como sus padres o sus abuelos", contó. Para la mujer, el avance de la tecnología no ha podido con el gusto "tradicional" de los pibes. Por eso cree que "siempre va a haber público para las calesitas".
Las hay grandes y chicas, más o menos decoradas. Las "aggiornadas" comienzan a girar cuando se activa un interruptor, pero en la Ciudad todavía hay calesitas que necesitan ser empujadas en forma manual para empezar a andar. Ese el caso de la que está en plaza Sarmiento, adonde Lorena Di Gloria lleva a su hija Pilar, de un año y medio, todas las tardes cuando las ocupaciones se lo permiten. "La traigo desde que tenía meses -dijo la joven-. Al principio, como era chiquita, tenía un poco de miedo, pero desde hace un tiempo me cuesta bajarla porque se quiere quedar. Me parece que a pesar de que es un juego viejo a los nenes les sigue gustando".
"En otras épocas venían hasta los adolescentes -rememoró Juan Natale, que tiene la concesión de la calesita de la plaza Perón (ex Brandsen)-. Ahora, a partir de los siete años ya les da vergüenza subirse, pero hasta esa edad les encanta y la costumbre de las madres de traer a sus hijos se mantiene". El calesitero estimó en un promedio de 200 pibes la asistencia de los domingos.
Federico es el hijo de Juan Natale y participa en el negocio familiar; es el encargado de revolear la sortija todas las tardes. "La sortija es para todos, por eso en algún momento le toca sacarla a todos los chicos. Así debería ser la vida", filosofó el joven después de haberle otorgado a Sebastián la posibilidad de que, con sus tres años, pudiera quedarse con el pequeño aro en la mano.
LAS QUE SIGUEN GIRANDO
A continuación se detallan las calesitas instaladas en los distintos espacios verdes de la Ciudad:
Plaza Iraola: 530 entre 1 y 2; Plaza Paso: 13 y 44; Plaza Yrigoyen: 19 y 60; Plaza Sarmiento: 19 y 66; Parque Castelli: 66 y 25; Plaza Perón (ex Brandsen): 60 y 25; Plaza Olazábal: 7 y 38; Parque Saavedra: 12 y 64; Parque Alberti: 38 y 25, y Plaza Belgrano: 13 y 39.
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