Se conoce el fallo por el doble crimen de Punta Lara
La lectura del veredicto está prevista para hoy a las 18. El caso ocurrió en el 2004
| 12 de Diciembre de 2007 | 00:00

Culpable o inocente. El Tribunal IV de La Plata dará a conocer hoy -desde las 18- la sentencia por el doble crimen de Punta Lara y definirá la suerte del imputado: el maestro mayor de obras Walter Olmos, quien cayó detenido poco después de conocido este terrible episodio.
El caso ocurrió el 6 de diciembre de 2004 y las víctimas fueron Marcela Basualdo (28) y Jorge Torres (36), cuyos cuerpos sin vida y, con signos de haber sido golpeados, aparecieron enterrados a la vera del camino Negro.
La semana pasada, en la audiencia de los alegatos, la fiscal Rosalía Sánchez pidió reclusión perpetua para el acusado. Y este planteo recibió la adhesión del representante legal del particular damnificado, mientras que la defensa solicitó la absolución.
Fuentes de tribunales informaron a este diario que, en ese sentido, todo marchó por los carriles de la lógica. La parte acusatoria habló de un "homicidio agravado por alevosía", en los términos del artículo 80 inciso 2 del Código Penal, y consideró probada la participación del imputado en ambas muertes, al tiempo que los abogados de Olmos hicieron hincapié en los peritajes psiquiátricos y psicológicos en los que, según mencionaron, se pudo comprobar que no tiene la personalidad para cometer un hecho tan atroz.
"UNA PESADILLA"
"Esto es una pesadilla, soy inocente, es un complot", había declarado Walter Olmos (37) ante los jueces Emir Caputo Tártara, Liliana Torrisi y Juan Carlos Bruni (h), los magistrados a cargo de las audiencias.
De impecable traje oscuro, corbata tornasolada, zapatos negros con hebilla plateada, con prolijo corte y producido con algo de gel su pelo oscuro; y sosteniendo durante casi toda su exposición un vaso de vidrio con agua, que bebió durante las cuatro horas de su declaración a traguitos, el acusado hizo un raconto de sus últimos meses como constructor y sobre su actividad social, "hasta que comenzó la pesadilla, el día que agentes de la DDI (Delegación Departamental de Investigaciones) de la Policía (local) me llevaron a una comisaría del barrio El Carmen de Berisso".
"Ese fue el comienzo de mi calvario", aseguró Olmos, casi al final de sus cuatro horas de monótona alocución.
En este último tramo, el imputado levantó un poco la voz. "Soy inocente", dijo ante una pregunta -también elevando el tono- en tal sentido del abogado defensor Flavio Gliemmo.
Antes de ese episodio el procesado había expresado su preocupación en el comienzo de la causa sobre el curso de la investigación, cómo se estaba desarrollando y denunció que policías lo amenazaron por entonces con usar la violencia física, al tiempo que ponían sobre la mesa y desarmaban sus armas reglamentarias.
"¿Por qué no denunció antes esta situación y esperó tanto tiempo?", fue la pregunta obligada de la jueza Liliana Torrisi.
Olmos contestó que por entonces, tres años atrás, "tenía temor y luego mucha bronca".
El juez Juan Carlos Bruni (h), luego insistió con la "pesadilla" que había mencionado antes. "¿Entonces era bronca o una pesadilla?", preguntó el juez.
El acusado, por primera vez en su larga exposición, hizo sonar la punta de su zapato contra el parquet del estrado. Luego dijo que con esas dos palabras quiso expresar lo mismo.
Así el imputado cargó las tintas contra la policías y sus maltratos. "Son peores que las personas que están en el pabellón del penal donde estoy detenido", aclaró.
Luego negó rotundamente haber estado esa noche cargando arena en una camioneta en Villa Del Plata, como afirmaron en la audiencia dos testigos de identidad reservada.
Estos testigos contaron que días después de la citada escena vieron la foto de esta persona en el diario El DIA, junto a una nota en la que hizo declaraciones sobre el caso de la muerte de esta pareja.
Como se sabe, los cadáveres de Basualdo y Torres estaban cubiertos por arena cuando fueron hallados en el camino que une Punta Lara con Villa Elisa, en la zona denominada Reserva Natural.
El caso ocurrió el 6 de diciembre de 2004 y las víctimas fueron Marcela Basualdo (28) y Jorge Torres (36), cuyos cuerpos sin vida y, con signos de haber sido golpeados, aparecieron enterrados a la vera del camino Negro.
La semana pasada, en la audiencia de los alegatos, la fiscal Rosalía Sánchez pidió reclusión perpetua para el acusado. Y este planteo recibió la adhesión del representante legal del particular damnificado, mientras que la defensa solicitó la absolución.
Fuentes de tribunales informaron a este diario que, en ese sentido, todo marchó por los carriles de la lógica. La parte acusatoria habló de un "homicidio agravado por alevosía", en los términos del artículo 80 inciso 2 del Código Penal, y consideró probada la participación del imputado en ambas muertes, al tiempo que los abogados de Olmos hicieron hincapié en los peritajes psiquiátricos y psicológicos en los que, según mencionaron, se pudo comprobar que no tiene la personalidad para cometer un hecho tan atroz.
"UNA PESADILLA"
"Esto es una pesadilla, soy inocente, es un complot", había declarado Walter Olmos (37) ante los jueces Emir Caputo Tártara, Liliana Torrisi y Juan Carlos Bruni (h), los magistrados a cargo de las audiencias.
De impecable traje oscuro, corbata tornasolada, zapatos negros con hebilla plateada, con prolijo corte y producido con algo de gel su pelo oscuro; y sosteniendo durante casi toda su exposición un vaso de vidrio con agua, que bebió durante las cuatro horas de su declaración a traguitos, el acusado hizo un raconto de sus últimos meses como constructor y sobre su actividad social, "hasta que comenzó la pesadilla, el día que agentes de la DDI (Delegación Departamental de Investigaciones) de la Policía (local) me llevaron a una comisaría del barrio El Carmen de Berisso".
"Ese fue el comienzo de mi calvario", aseguró Olmos, casi al final de sus cuatro horas de monótona alocución.
En este último tramo, el imputado levantó un poco la voz. "Soy inocente", dijo ante una pregunta -también elevando el tono- en tal sentido del abogado defensor Flavio Gliemmo.
Antes de ese episodio el procesado había expresado su preocupación en el comienzo de la causa sobre el curso de la investigación, cómo se estaba desarrollando y denunció que policías lo amenazaron por entonces con usar la violencia física, al tiempo que ponían sobre la mesa y desarmaban sus armas reglamentarias.
"¿Por qué no denunció antes esta situación y esperó tanto tiempo?", fue la pregunta obligada de la jueza Liliana Torrisi.
Olmos contestó que por entonces, tres años atrás, "tenía temor y luego mucha bronca".
El juez Juan Carlos Bruni (h), luego insistió con la "pesadilla" que había mencionado antes. "¿Entonces era bronca o una pesadilla?", preguntó el juez.
El acusado, por primera vez en su larga exposición, hizo sonar la punta de su zapato contra el parquet del estrado. Luego dijo que con esas dos palabras quiso expresar lo mismo.
Así el imputado cargó las tintas contra la policías y sus maltratos. "Son peores que las personas que están en el pabellón del penal donde estoy detenido", aclaró.
Luego negó rotundamente haber estado esa noche cargando arena en una camioneta en Villa Del Plata, como afirmaron en la audiencia dos testigos de identidad reservada.
Estos testigos contaron que días después de la citada escena vieron la foto de esta persona en el diario El DIA, junto a una nota en la que hizo declaraciones sobre el caso de la muerte de esta pareja.
Como se sabe, los cadáveres de Basualdo y Torres estaban cubiertos por arena cuando fueron hallados en el camino que une Punta Lara con Villa Elisa, en la zona denominada Reserva Natural.
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