Sopa de letras

La Generación M no es el único grupo etario que en estos últimos años ha recibido una denominación a través de una letra. Esta modalidad se puso muy de moda en la década pasada al hablar de la llamada Generación X, personas nacidas entre 1975 y 1980 y caracterizada por su descreimiento, confusión de pensamiento y falta de ideales, particularidad adoptada porque, según varios especialistas, se trató de una generación de hijos del divorcio o, lo que es acaso lo mismo, de los hippies soñadores de los años 60.

Pero no fue la única generación que llevó una letra propia. Enseguida le siguió la Generación Y, integrada por los nacidos a principios o mediados de los ochenta. Los nacidos hasta el 11 de septiembre de 2001, en tanto, integran la llamada Generación Z, esa cuyo plan secreto es acabar con la humanidad, hacer una destrucción total de todo y empezar de nuevo. Según varios especialistas que observan esta tendencia a nivel mundial, la Generación Z está compuesta por chicos que no conocen el temor y pueden dominar a sus padres con el solo movimiento de su pequeño y despiadado dedo meñique.

Y mientras esta suerte de sopa de letras generacional parecía llegar a su fin con la última letra del abecedario o con la M para hablar del nuevo milenio, ahora los especialistas se animan a más y señalan incluso una nueva generación, transversal y no necesariamente cronológica, que identifican como la Generación S. Con S de solos, con S de solteros, y con S de separados. Se trata de una generación compuesta por una numerosa amalgama de personas de distintos sexos, edades, credos, razas, profesiones y oficios que disfrutan su soledad sin compromisos y, claro, sin ningún tipo de apuro.

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